En medio del conflicto mapuche y con operativo reforzado, Alberto Fernández viajó a Río Negro
Fue a General Roca, a más de 500 kilómetros de Villa Mascardi; los informes de inteligencia previos daban cuenta de preocupación por “descontento general con el gobierno”, pero no con los mapuches; un viaje a San Martín de los Andes en la mira; Fernández llamó a dejar las diferencias de lado
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En medio del conflicto mapuche en Río Negro, el presidente Alberto Fernández viajó hoy a esa provincia para participar de una entrega de viviendas. La presencia del mandatario fue este mediodía en General Roca, a más de 500 kilómetros de Villa Mascardi, donde grupos autodenominados mapuches atacaron en los últimos días una casilla de Gendarmería y luego usurparon la propiedad privada en la que estaba ubicado.
En Roca, Fernández se mostró con la gobernadora, Arabela Carreras; la intendenta María Emilia Soria, su hermano, el ministro de Justicia, Martín Soria, y el ministro Jorge Ferraresi. En los últimos días, en el marco del conflicto en Mascardi, gobierno nacional y provincial se muestran en sintonía sobre el tema.
“Para nosotros es muy grato estar entregando la vivienda 60.000 aquí en la Patagonia”, dijo Fernández en referencia al motivo de su acto. Tras lo que agregó que: “Las viviendas que hemos construido significan mucho más que familias que acceden a una casa. Significan el desarrollo de ciudades y provincias, permitir que se puedan afincar en esta tierra y no estén buscando a donde encontrar un futuro. Significan, también, trabajo”. Tras lo que agregó que “la única posibilidad” para los argentinos “de poder avanzar y crecer es trabajar juntos, unidos, dejando diferencias de lado”.
Según pudo saber LA NACION, los informes de inteligencia recibidos en los últimos días sobre el viaje, no advirtieron sobre posibles conflictos vinculados al tema mapuche, pero sí con grupos marcados por el “descontento general con el gobierno”. Por lo que en base a eso “se tomaron cuidados específicos”, detallaron fuentes al tanto de la situación. “No es más de lo que hayamos venido viendo”, completaron. Al tiempo que sostuvieron que si bien se reforzó el número de efectivos y los cuidados, eso no tiene estrictamente que ver con la posibilidad de que al mandatario le pase algo tras lo sucedido con el ataque a Cristina Kirchner, a comienzos de este mes. “Pero sería necio no tener en cuenta lo que sucedió, si bien hasta ahora todo lo relativo al cuidado del mandatario siempre funcionó bien, la realidad muestra que hay que estar más atentos que nunca”, describieron.
“El operativo de seguridad fue reforzado en base a eso y además es una tranquilidad lo que se conoce de la policía rionegrina, que está preparada y es del mismo palo político”, dijeron en referencia a la fuerza local que completó los anillos de seguridad que se disponen en las visitas presidenciales.
No obstante, según pudo reconstruir LA NACION, sí hubo informes de inteligencia, vinculados a un posible viaje del mandatario la semana que viene a San Martín de los Andes, donde sí se advirtió “preocupación” y se encendieron “una serie de alertas fuertes porque en la zona hay grupos identificados como mapuches que están muy violentos y radicalizados”, completaron. Si bien no se especificó el motivo del viaje, las fuentes consultadas explicaron que se busca que se desista de la realización del mismo, “para evitar cualquier tipo de situación”.
Fernández ya tuvo problemas en una de sus visitas al sur, donde su camioneta fue agredida por un grupo de manifestantes en la zona de Lago Puedo, Chubut. Fue en marzo de 2021 y el mandatario había llegado hasta allá en medio de los incendios forestales que afectaban la zona.
La seguridad del presidente está en manos de Casa Militar, una organización mixta de uniformados y civiles y la división Custodia de la Policía Federal Argentina (PFA), que trabajan en coordinación. Fernández cuenta con un equipo comandado por Diego Sandrini, su jefe de Custodia, y quien lo acompaña incluso en aquellas incursiones en las que el mandatario prefiere con el mínimo indispensable de hombres. La custodia está dividida en dos equipos que funcionan en guardias de 24 horas de trabajo por 48 de descanso.
Cuando el mandatario tiene en agenda un viaje, la previa siempre está en manos de Casa Militar quien va a recorrer el lugar y evalúa posibles riesgos, lugares de salida y otros aspectos. Después, en el momento, se pone el eje en el anillo de diamante, es el primero de los que rodean al mandatario y son los que en un caso, como el de Kirchner, debieran agachar a la persona custodiada y sacarla del lugar. Eso está a cargo de la custodia y luego hay otros dos anillos que trabajan muy conectados entre sí y. hasta un tercer y cuarto, en el que intervienen las fuerzas del lugar donde se desarrolla el evento.
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