En medio de las tensiones, Alberto Fernández partió al encuentro de Putin y Xi Jinping: los detalles de la gira
El Presidente se reunirá con los líderes de Rusia y China, dos aliados de peso para el país que atraviesan fuertes cuestionamientos de los Estados Unidos
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ROMA.- Con una crisis recién estallada en casa tras el portazo de Máximo Kirchner al preacuerdo con el FMI, y otra, mundial, vistos los vientos de guerra entre Rusia y Ucrania, el presidente Alberto Fernández emprendió su primera gira del año. Esta durará una semana y, al margen de Barbados, escala final del periplo, tiene como meta dos destinos geopolíticamente cruciales y “no políticamente correctos” en este momento: Rusia y China. En cuanto a democracia, derechos humanos y libertad de prensa, ni Rusia ni China gozan de muy buenas calificaciones desde el punto de vista occidental, así como sus dos líderes, Vladimir Putin y Xi Jinping, ambos en el poder desde hace más de una década, despiertan inquietud.
En su primera escala, Moscú, a donde arribará este miércoles por la tarde, Fernández tendrá el jueves su primer encuentro cara a cara, privado, con Putin. Figura casi monárquica en Rusia, el presidente ruso le ofrecerá a su par un almuerzo de trabajo en uno de los salones del imponente palacio del Kremlin. El formato del encuentro –que repetirá en unas semanas el presidente brasileño, Jair Bolsonaro– prevé luego una declaración a la prensa.
Putin estuvo en Buenos Aires en diciembre de 2018, en ocasión del G20 organizado durante la presidencia de Mauricio Macri, que fue el último presidente argentino que visitó Moscú, en enero de 2018.
El encuentro Putin-Fernández, que viaja con una comitiva reducida de 15 personas por la obsesión al contagio de coronavirus que hay en China, se da en un contexto internacional totalmente distinto. No solo porque hubo una pandemia que hizo que los dos países se acercaran a raíz de la Sputink V –vacuna comprada masivamente por el Gobierno, que aprovechará la ocasión para agradecer la colaboración en la emergencia sanitaria–, sino porque Putin se encuentra en el ojo de la tormenta. La escalada de maniobras militares, el desplazamiento de tropas y una ambigua retórica de Guerra Fría de las últimas semanas, han creado alarma en todas las capitales europeas y en Washington. Y han vuelto a poner sobre el tapete al rol de la OTAN, alianza defensiva a la que sueña entrar Ucrania, la manzana de la discordia.
Fiel reflejo de la preocupación que hay en Europa y en medio de intensas negociaciones diplomáticas para que ninguna chispa repentinamente prenda el incendio, Putin mantuvo ayer una conversación con el primer ministro italiano, Mario Draghi. “Draghi subrayó la importancia de trabajar para una desescalada de las tensiones a la luz de las graves consecuencias que tendría una agudización de la crisis”, dijo un comunicado de Palazzo Chigi, sede del gobierno.
Más allá de la preocupación internacional por Ucrania –conflicto en el que el país mantiene una posición neutral, como destacan una y otra vez fuentes diplomáticas–, el viaje a Moscú y el encuentro con Putin tiene un objetivo muy claro: busca reforzar y relanzar una relación bilateral buena, pero que podría ser mucho mejor, especialmente en cuanto al intercambio comercial, científico y tecnológico. Además, apunta a conseguir algún auxilio financiero extra, como podría ser una posible cesión de DEG (derechos especiales de giro), la moneda del Fondo.
Cita con Xi Jinping
Fernández estará menos de 24 horas en Moscú. Después de su encuentro con Putin, volverá a subirse al avión para viajar a Pekín. Invitado especialmente por Xi Jinping para asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, ceremonia en la que también estará Putin, en la capital del gigante asiático Fernández tendrá una estadía más larga y con una agenda mucho más nutrida.
Según se informó, el viernes, luego de participar de forma virtual de una ceremonia en la que recibirá el título de Profesor Honoris Causa de la Universidad de Tsinghua, visitará el Museo del Partido Comunista Chino, donde hará entrega de una ofrenda floral, realizará una recorrida guiada y firmará el libro de visitantes ilustres. Más tarde asistirá a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno, en el Estadio Nacional de Pekín. Como es sabido, se trata de un evento deportivo con el que el dragón asiático busca consolidar su liderazgo, que ha sido boicoteado por Estados Unidos debido a las preocupaciones por presuntas violaciones a los derechos humanos.
Al día siguiente, sábado, visitará el Museo del Palacio de la denominada y espectacular Ciudad Prohibida y luego, a tan solo 1500 metros de allí, en la Plaza de Tiananmen, realizará una ofrenda floral en el mausoleo de Mao Zedong. Participará, además de un almuerzo en honor a las jefas y los jefes de Estado que viajaron para la inauguración de los Juegos Olímpicos invernales y se reunirá con la delegación olímpica argentina.
Cuando en la Argentina sea aún domingo a las 0,40, pero en China será lunes a las 11.40, tendrá lugar, finalmente, la cita más importante: es decir, el encuentro con Xi Jinping en el Gran Salón del Pueblo.
China es uno de los principales socios comerciales del país, ya que es un importante comprador de soja y de carne argentina; además, tiene un crucial acuerdo de intercambio de divisas con el país, algo que ayuda a reforzar sus niveles de reservas del banco central. Al margen de reforzar una relación bilateral afianzada, también en este caso y con el visto bueno del FMI, se buscar ampliar la financiación externa.
La expectativa no está solo puesta en torno de la posible ampliación de swap (intercambio de monedas para reforzar las reservas locales), sino también en que la Argentina se incorpore a la denominada nueva “Ruta de la seda”. Se trata de un megaproyecto de obras de infraestructura sobre un telón de fondo de miles de millones de dólares que el gobierno chino dispone alrededor del planeta para consolidar su poder global. Ya se integraron gran parte de los países de Asia, algunos de Europa y en América ya se sumaron Chile, Bolivia, Perú, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Panamá, Uruguay y Venezuela.
No hace falta decir que la “Ruta de la Seda” no es bien vista por Estados Unidos, que con la estrategia agresiva de China está perdiendo influencia en todo el mundo. Aunque el principio de acuerdo con el FMI anunciado la semana pasada descomprimió la presión.
Escala en Barbados
La actividad oficial en China terminará ese mismo día con una visita al Centro Tecnológico Huawei y a la gran Gran Muralla de Mutianyu. Acto seguido, Fernández y su comitiva volverán a subirse al avión para emprender el regreso, haciendo una escala en Bridgetown, capital de la diminuta isla caribeña de Barbados. Allí se reunirá el martes con la primera ministra Mia Mottley y luego con representantes de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS, por su sigla en inglés). El regreso a casa está previsto para la madrugada del miércoles.
Fernández viajará acompañado por el canciller Santiago Cafiero, los gobernadores Arabela Carreras (Río Negro), Axel Kicillof (Buenos Aires) y Raúl Jalil (Catamarca); la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti; la secretaria de Deportes, Inés Arrondo; el senador Adolfo Rodríguez Saá, el diputado Eduardo Valdés, la asesora presidencial Cecilia Nicolini, y el intendente de José C. Paz, Mario Ishii. Además, la comitiva a Rusia estará integrada por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
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