En la justicia hay optimismo por la relación con el nuevo gobierno, pero esperan conocer los detalles de sus reformas
Magistrados y funcionarios ven con buenos ojos la llegada de Cuneo Libarona al ministerio del área; creen que la nueva gestión enterrará el juicio a la Corte y la pelea por el futuro de Ana María Figueroa
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La elección de Mariano Cúneo Libarona como futuro ministro de Justicia de Javier Milei fue en general bien recibida en los tribunales, donde destacan que es una persona que conoce la realidad de los jueces y fiscales porque camina los pasillos, más allá de que los magistrados tienen reparos hasta conocer la letra chica de sus iniciativas para el Poder Judicial.
LA NACION habló con jueces federales, camaristas y fiscales de la justicia federal, y también de la justicia penal nacional, donde Cúneo Libarona tiene especial llegada ya que su padre fue fiscal de Cámara durante décadas. Es además el fuero al que pertenece el camarista Marcelo Lucini, el candidato que propondrá Cúneo Libarona para ocupar la Procuración General de la Nación.
La Justicia nacional penal es la de los jueces y fiscales de instrucción. Por allí anduvo caminando el ministro designado haciendo un casting. “La gente que se mencionó [para asumir nuevos cargos] conoce en serio cómo se trabaja, conoce a cada uno”, dijo una calificada fuente que transita los juzgados de la calle Talcahuano.
Aunque de ningún modo en la Justicia firman un cheque en blanco. “Habrá que ver si el futuro presidente toma medidas que signifiquen despidos a personas que trabajan desde hace 10 años y cómo se comportará el Ministerio de Justicia, por ejemplo, con el fuero laboral”, dice una funcionaria de las más combativas de Tribunales. Ahí esperan que se respete “la independencia del fuero laboral” y no haya “perseguidos”, como -sostiene- hubo “durante el macrismo, con quejas que llegaron a la ONU” (donde se cuestionó el intento de destitución de magistrados de ese fuero en el gobierno de Mauricio Macri). El expresidente dijo que existía una “mafia de la industria del juicio”, en la que incluyó a jueces y abogados laboralistas.
Entre los miembros del Poder Judicial hay expectativa para saber si se volverá a la carga con la reforma de la ley de jubilaciones de jueces y con una ampliación de la ley que obliga a pagar el impuesto a las ganancias a los nuevos magistrados. Lo mismo ocurre con el pendiente traspaso de la justicia nacional a la Ciudad, resistida por los jueces nacionales. Y generan dudas el proyecto siempre en carpeta de la federalización de jueces nacionales, o dicho de otra manera, la creación de un fuero especial de delitos complejos que abarca la ciudad de Buenos Aires, el conurbano y hasta la ciudad de Rosario. Otra manera de licuar el poder de Comodoro Py.
La comparación lo ayuda
Otros funcionarios destacan que fue el contraste lo que hizo que Cúneo Libarona fuera bien recibido. “Lo que trascendió cayó bien, porque para la mayoría este gobierno en el área Justicia, con todos los funcionarios que ocuparon el cargo en esta gestión, hizo poco”, dijo un funcionario que, con decoro, prefiere los eufemismos antes que usar las palabras textuales con las que en chats de Whastapp jueces y fiscales califican las políticas judiciales del gobierno de Alberto Fernández.
En Comodoro Py 2002 hay optimismo ante estos nuevos aires porque estiman que quedarán atrás las épocas de confrontación con el Gobierno y los ataques sistemáticos a jueces y fiscales. “Creo que vamos a estar bien. Se olfateaba un cambio de época en lo que tiene que ver con la Justicia. Se espera un clima mas favorable, no de confrontación”, dijo un camarista federal.
Lo que más entusiasma en todos lados es el proyecto de autarquía y autonomía para que el Poder Judicial o el Consejo de la Magistratura no tengan que pedir una reasignación de partidas presupuestarias al Poder Ejecutivo cada vez que tienen que disponer de fondos para pagar los sueldos. Todos los funcionarios cuyos nombres trascendieron, entre abogados de la matrícula y exfuncionarios de la gestión de Germán Garavano (exministro de Justicia de Macri), fueron en general bien considerados.
Claro que hay despachos del edificio de Comodoro Py 2002 donde Milei caló mas hondo. En algunas oficinas, sobre todo con jóvenes empleados, arrancó la semana postelectoral con clima de festejo. “En realidad, lo que se vive en estas horas es la idea de que se acabó la confrontación con el kirchnerismo. Es más esa sensación que mileismo”, explicó otro funcionario federal.
“Cúneo Libarona es un abogado de la matrícula, con todo lo bueno y lo malo que conlleva eso. Conoce el oficio y sabe lo que necesita la Justicia para mejorar, a diferencia de otros ministros como Garavano, que era más un teórico de las reformas”, explicó otro judicial que vio pasar a casi todos los gobiernos desde hace 40 años. Claro que después de tantos procesos, les queda claro que a ningún Gobierno le convence la idea de un Poder Judicial completamente independiente. Por ahora “hay una confianza cautelosa”, señala este funcionario.
Otro miembro de la justicia federal celebra que Mieli y Cúneo propongan darle a la Justicia el control de su presupuesto sin trabas, pero dice que habrá que ver si eso se hace efectivo. “Esa decisión sería trascendental para la independencia judicial”, sostiene.
El juicio político a la Corte
Más allá de estos abrazos cálidos de bienvenida, en los tribunales federales dan por hecho que la llegada de Cúneo Libarona implica el fin del juicio político contra la Corte Suprema de Justicia y que se acabó la guerra abierta entre el Gobierno y el Poder Judicial.
Entienden que el tema relacionado con Ana María Figueroa, dejada cesante por la Corte como jueza cuando cumplió 75 años, y renombrada luego por Alberto Fernández, quedará atrás, “enterrado”, y que se pasará la página cuando empiece a funcionar el Consejo de la Magistratura con sus nuevos integrantes, incluido el reemplazante de Gerónimo Ustarroz, actual representante del Poder Ejecutivo, que será un funcionario de confianza, acaso de la gestión de Garavano durante el macrismo.
Otro capítulo que se inaugura con la llegada de un nuevo ministro de Justicia es la reconstrucción del vínculo institucional entre el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia. Cristina Kirchner le declaró la guerra, Alberto Fernández la continuó y su ministro Martín Soria fue personalmente a decírselos cuando lo invitaron a Tribunales y expuso frente a los cuatro jueces todas sus críticas a la Corte.
Ahora arranca otra etapa. El presidente del máximo tribunal, Horacio Rosatti, que pareció hacer guiños a Sergio Massa cuando transcurría la campaña, tiene la mejor expectativa con respecto a la nueva gestión. Aunque los jueces son conscientes de que la luna de miel pude terminar cuando dictan un fallo contrario a los gustos del Gobierno. Con Juan Carlos Maqueda son la mirada peronista y federal de la Corte. Ricardo Lorezentti, que habla con todo el arco político, tiene tendidos puentes con Milei, y Carlos Rosenkrantz, acaso por formación y posición ideológica, es quien está mas cerca del liberalismo que promueve el presidente electo.
Una serie de casualidades y vínculos del mundo judicial llamaron la atención en el Palacio de Justicia. María José Rodríguez, que es la directora de la carrera de Abogacía de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA), donde Mariano Cúneo Libarona es decano. Ella fue la viceministra de Justicia de Horacio Rosatti en 2005, cuando el actual juez de la Corte era ministro de Néstor Kirchner. En el mundo judicial, al final del día, todo queda en familia.
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