En Juntos por el Cambio nadie defiende a Fernando Iglesias, pero afirman que el oficialismo sobreactúa para desviar la atención sobre las visitas a Olivos
Los opositores lamentan que el exabrupto del diputado opositor sobre la visita de Florencia Peña a Olivos haya abierto un flanco en la campaña de Vidal
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En Juntos por el Cambio todos coinciden en que Fernando Iglesias fue torpe y cometió un exabrupto al relacionar las visitas que se realizaron a la residencia presidencial durante la cuarentena con “escándalos sexuales”. Admiten que sus dichos podrían ahuyentar al electorado joven y femenino, pero advierten que el Frente de Todos sobreactúa la embestida contra el diputado para desviar el eje del verdadero escándalo que afecta a la Casa Rosada: las arbitrariedades y los privilegios en las visitas que recibió Alberto Fernández en pleno aislamiento.
Iglesias es un hombre de Mauricio Macri y, como tal, ocupa el cuarto lugar en la lista de candidatos a diputados nacionales por la Capital que lidera la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. En la noche del lunes, cuando estalló el escándalo, un revuelo se desató puertas adentro de Juntos por el Cambio. Nadie ahorró críticas hacia el diputado –los primeros en rechazar sus dichos fueron Cristian Ritondo y Silvia Lospennato, las principales autoridades de su bloque- y todos lamentaron de que sus dichos sobre la actriz Florencia Peña y su visita a Olivos hayan abierto un flanco en la campaña de Vidal. Justo cuando la oposición había encontrado en el escándalo sobre las visitas a Olivos un ariete para perjudicar al oficialismo.
“Fernando cometió una estupidez; él es un diputado nacional, no es un ‘twitero’, se deja llevar por el fanatismo de sus seguidores en las redes sociales y no midió las consecuencias. Debería moderar sus formas porque no sólo debemos reafirmar nuestro voto; también debemos buscar al electorado independiente para sacar diferencia”, analizaba ayer una compañera de bancada.
Disruptivo y provocador
El diputado es bien conocido en la Cámara de Diputados como un hombre disruptivo y provocador. Incluso, puertas adentro de Juntos por el Cambio genera tensiones internas. Sin embargo, sus colegas de bloque conceden que Iglesias, con su palabra filosa contra el oficialismo, es hábil en asegurar el voto duro del macrismo. Pero no es suficiente, sostienen: para sacar ventaja, primero en las elecciones internas de setiembre y luego en las generales de noviembre, es clave seducir al voto independiente y al público joven. El desafío es grande: este año Juntos por el Cambio pone en juego nada menos que 10 bancas en la Capital.
“La torpeza de Fernando perjudica a Juntos por el Cambio pero sobre todo a la lista de Vidal en su pelea con (Ricardo) López Murphy y (Adolfo) Rubinstein. Nadie duda que vamos a ganar, pero la ventaja es clave para calibrar el poder interno de Horacio Rodríguez Larreta”, advierten los acólitos del jefe de gobierno porteño.
Más allá de los lamentos, lo cierto es que en Juntos por el Cambio coinciden en que el oficialismo exagera su embestida contra Iglesias –ayer un grupo de diputados del Frente de Todos presentó un pedido de expulsión- con el propósito de desvirtuar el escándalo de las visitas a Olivos.
“El oficialismo recurre a ‘repudios selectivos’, y eso está mal –analiza la diputada Carla Carrizo, quinta en la lista de candidatos a diputados nacionales porteños-. Aquí hay tres cuestiones que son repudiables: la arbitrariedad en el uso de las libertades, los privilegios y la misoginia que se le acusa a Iglesias. La arbitrariedad está dada por las visitas que recibieron Fernández y Fabiola Yáñez en sus cumpleaños en plena cuarentena, mientras que en todo el país hubo detenciones y muertes por violar la cuarentena. En cuanto a los privilegios, el punto es ¿cómo puede ser que actores y actrices y empresarios del espectáculo tienen vía directa con el presidente para visitarlo a Olivos y los comerciantes y los sectores más afectados por la cuarentena estuvieron a la cola?”
“Aquí lo único que el oficialismo pretende instalar es la supuesta misoginia de Iglesias. Estamos de acuerdo que cometió un exabrupto. Pero caemos en un feminismo selectivo: ¿por qué la voz de Florencia Peña vale menos que la voz de las madres de los chicos muertos en las provincias por las detenciones arbitrarias?”, advirtió Carrizo.
En la Cámara de Diputados difícilmente prospere el pedido de expulsión de Iglesias; el oficialismo, si bien presentó el pedido, sabe que el debate podría serle contraproducente en términos electorales.
“No haríamos otra cosa que victimizar a Iglesias expulsándolo por unos twits”, admiten.
En todos los bloques se cuecen habas, advierten en Juntos por el Cambio. “El Frente de Todos también tiene lo suyo. El diputado Eber Pérez Plaza, de Mendoza, afronta tres denuncias por violencia de género. Ni qué hablar del senador José Alperovich, acusado de abuso sexual”, advierten.
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