En el Gobierno defienden el tono confrontativo de Alberto Fernández y acusan de "doble cara" a la oposición
"No está en su ADN confrontar, pero no le queda otra. Lo quieren voltear". La frase de un peronista todoterreno que no cree en las conspiraciones internas describe con dramatismo al presidente Alberto Fernández y su renovado estilo de confrontación diaria y permanente con la oposición, que se extiende por estas horas al periodismo y los sectores económicos en varios frentes.
"No me gusta el Alberto enojado, el mejor Alberto es el dialoguista", afirma a LA NACION uno de los viejos y mejores amigos del Presidente, aunque justifica sus constantes ataques en la "doble cara" de sus interlocutores opositores, "que nos dicen una cosa a nosotros, y otra en los medios", se quejan.
Los datos aparecen, nítidos, y reflejan el cambio. Desaparecieron las conferencias de prensa comunes con Horacio Rodríguez Larreta en torno a la pandemia, la relación con los restantes gobernadores de Juntos por el Cambio está "tensa" y hasta los intendentes de Pro del conurbano, que solían compartir actividades, retacean los encuentros por temor a una "nueva traición", como describen la decisión –que el Presidente anunció con varios de ellos presentes– de quitar fondos coparticipables a la Ciudad. Para completar ese escenario, los vínculos en el Senado están virtualmente rotos y en Diputados es Sergio Massa quien intenta sostener algún puente, aunque tomando buena parte de la agenda parlamentaria de Máximo Kirchner.
Su correlato: el Presidente no dejó pasar un solo discurso sin hacer referencia negativa hacia el gobierno de Cambiemos, y asociarlo con la crisis económica en medio de la pandemia. Coincide con algunas visiones en el Frente de Todos, donde señalan, incluso, que "no hay diferencia" entre "los sectores económicos que pugnan un golpe de mercado" y los referentes "duros" de la oposición, como el expresidente Mauricio Macri y la titular de Pro, Patricia Bullrich.
El Presidente, además, deja trascender desde su entorno que una reunión secreta entre Macri y el presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, determinó la convocatoria del Alto Tribunal para el próximo martes a fin de tratar los recursos de los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli, removidos de sus cargos por el Senado a principios de este mes.
Aunque es cierto que muchos de los contactos entre oficialismo y oposición se mantienen en voz baja, la frialdad en el trato se extiende a los intendentes de Juntos por el Cambio en el conurbano bonaerense, gobernadores y el Congreso. ¿Se trata de la cristinización del Presidente, a riesgo de perder el plus dialoguista con el que llegó a la Casa Rosada?
"No lo veo así. Alberto busca el diálogo, pero a muchos opositores los puede el frente interno", asegura un miembro de la mesa chica albertista que integran en su mayoría sus antiguos compañeros del PJ porteño, como Julio Vitobello, Alberto Iribarne, Jorge Argüello (embajador en Washington) y al que se ha sumado en las últimas semanas el diputado Eduardo Valdés.
"Larreta es el más coherente, aunque juega su propio partido y va a la Corte a reclamar, pero (Alfredo) Cornejo o (Martín) Lousteau hablan maravillas en privado y después te tiran un obús en los diarios. Los locos de su partido se terminan imponiendo", se queja otro leal al Presidente. Desde la Casa Rosada explican las críticas de Fernández a Rosenkrantz por el supuesto "pedido" que Macri le habría hecho para que "defienda" a los jueces cuestionados por la vicepresidenta Cristina Kirchner.
"Lousteau nunca habló maravillas en privado: siempre planteó lo mismo y es que hay una crisis inédita y que el diálogo es imprescindible. Habló siempre en público y en privado de su preocupación", señalaron cerca del senador porteño. En el mismo contexto justificaron su fuerte rechazo a la quita de fondos a la Ciudad: "Tenía pautada una nota para defender la institucionalidad frente a la protesta de la policía bonaerense y antes de salir al aire habló el Presidente y resolvió en forma inesperada sacarle ese dinero a los porteños".
¿Cristina influye en los embates contra Larreta? "En la quita de fondos no tuvo tiempo, fue una idea de (Silvia) Batakis y Alberto definió con 200 policías armados en la puerta de Olivos", la defiende un albertista de fluido vínculo con la expresidenta.
Cerca del jefe de gobierno porteño creen que la influencia de Cristina es innegable, e incluso por lo bajo cuentan que varios funcionarios del gabinete nacional "se disculpan" luego de alguna movida mediática o política en su contra. "Nos dicen que no pueden hacer otra cosa", asegura un ministro porteño de diálogo permanente con referentes del Gobierno.
"El escenario es más frío, pero no se va a interrumpir el diálogo en temas de gestión", afirma un vocero de Rodríguez Larreta. "Si deciden aislarse y chicanear por los medios como (Santiago) Cafiero no hay forma de dialogar", complementa por lo bajo un diputado que integra el "ala dialoguista" de Juntos por el Cambio, con llegada al titular de la Cámara baja.
Críticas
Por debajo de la defensa cerrada a su jefe, en el oficialismo aparecen críticas al estilo de conducción presidencial. "Tiene mucha táctica y menos estrategia. Algunas veces se podría conseguir el mismo objetivo con menos costos políticos, aunque la pandemia a veces no te deja pensar", analizan desde un ministerio importante en relación a peleas como la de los fondos y la vuelta a clases en la ciudad, pero también al aval presidencial al embate de Cristina Kirchner contra los tres jueces y al "cepo del cepo" definido la semana pasada y cuyo rechazo ya puede verse en las encuestas de opinión.
"Hoy Alberto, como todos los que llegan a ese lugar, habla con los que lo quieren escuchar en silencio", sentencia un referente que lo conoce mucho. Y analiza el complejo escenario: "Es una alianza de jugadores que son fuertes apostadores de la política: el cristinismo/kirchnerismo, el massismo, el peronismo y la Cámpora, y por afuera el antiperonismo que te acecha. Si no los doblegás, fuiste", agrega el experto, hoy fuera del escenario público, a modo de justificación del perfil combativo del Presidente.
Optimistas, en el núcleo duro del Gobierno restan dramatismo a la caída de la imagen presidencial en las encuestas: la consultora Opinaia, por caso, sostiene que por primera vez en lo que va de su mandato Rodríguez Larreta lo supera en imagen positiva a nivel nacional, con 56% contra 55%. Y creen que "heridas" como la pelea con el jefe de gobierno porteño "terminan cerrando". Apuestan a que "el mejor Fernández", el dialoguista, quede a la vista en las próximas semanas.