En el Senado, Rubinstein defendió el Presupuesto 2023 con críticas a las políticas del kirchnerismo
El viceministro de Economía expuso en el inicio del tratamiento del proyecto; hubo críticas de la oposición a la proyecciones macroeconómicas y al aumento en el gasto público
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En pleno Salón Azul, a metros del despacho de Cristina Kirchner, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, realizó una fuerte defensa del orden fiscal, recordó con melancolía la época de los superávits gemelos de la gestión de Roberto Lavagna y criticó las políticas de control de precios, herramienta preferida de la vicepresidenta y del gobernador Axel Kicillof, como mecanismo para contener la inflación.
Lo hizo al defender el proyecto de presupuesto 2023 aprobado la semana pasada por la Cámara de Diputados, que empezó a discutirse en la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado, y continuará mañana a las 15, con el ministro de Economía, Sergio Massa, ausente y con duras críticas de la oposición a las proyecciones macroeconómicas, sobre todo la inflación estimada para el año próximo, y el aumento en el gasto en varias partidas.
“Cuando hay desorden fiscal el déficit es financiado por lo inflacionario. La emisión sin demanda de dinero, que no hay, es inflacionaria. Esto no es de derecha ni de izquierda, es como la ley de gravedad: no admite discusión”, afirmó Rubinstein. “Si se quiere remplazar eso (la emisión sin demanda de dinero) con controles de precios, no va a funcionar”, agregó el funcionario, manifestándose en contra de una política muy cara al kirchnerismo y que el propio Massa acaba de anunciar hace pocas horas.
El viceministro de Economía fue más allá y en su exposición inicial criticó las políticas económicas de los últimos 20 años, la mayoría gobernados por el kirchnerismo, por haber abandonado la senda de los superávits gemelos. “Hace 20 años teníamos superávit externo, no había control cambiario. Nunca debimos apartarnos de eso. Los políticos deberían reconocer los errores de salir de eso y volver a los equilibrios económicos”, afirmó, antes de asegurar que “este presupuesto es una transición en esa dirección”.
Con Massa ausente por “cuestiones de agenda”, según explicaron en el oficialismo, Rubinstein se convirtió en el funcionario de mayor peso del Palacio de Hacienda que habló ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Lo hizo acompañado por los secretarios de Hacienda, Raúl Rigo, y de Finanzas, Eduardo Setti.
La postura de la oposición
Las permanentes menciones al orden fiscal no conformaron a los senadores de la oposición, que confrontaron las palabras de Rubinstein con el aumento en el gasto introducido cuando el proyecto se votó en la Cámara de Diputados. “Cómo compatibiliza el deseo de equilibrar las cuentas con esta decisión de nombrar 11.500 empleados”, desafió el salteño Juan Carlos Romero a los funcionarios.
“¿Hay ajuste o no hay ajuste?”, sumó su voz el radical Víctor Zimmermann (Chaco) luego de citar un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso que sostiene que, tras los cambios introducidos en la Cámara baja, el gasto se incrementó en $500.000 millones.
En su exposición, Zimmermann recordó que Massa dijo días atrás que había recibido el país al borde de la hiperinflación, tras lo cual quiso saber si esto era así. “Tuvimos una situación prehiperinflacionaria en junio”, respondió Rubinstein, antes de manifestar que no se conforma el 60% de inflación que proyecta el presupuesto para el 2023.
“Es una prioridad ir bajando la inflación que es equivalente a ir bajando el déficit. No me conformo con una inflación del 60%, que me parece horrible”, dijo. Sin embargo, rechazó la aplicación de un plan de estabilización “mucho más duro en términos de bajar la inflación” porque “requeriría políticas fiscales más fuertes en términos de eliminar el déficit fiscal o distintas políticas cambiarias y monetarias”.
En otra definición contraria a la política aplicada por el kirchnerismo, Rubinstein criticó la brecha cambiaria al afirmar que “fomenta la corrupción”. “Se importa cualquier cosa con tal de luego hacer la diferencia con la brecha cambiaria”, aseguró. En ese sentido, dijo que para alcanzar la unificación cambiaria “se necesitan dos cosas: superávit fiscal y reservas del BCRA; estamos en ese camino”.
Las críticas de la oposición molestaron al oficialismo, en especial la intervención de Guadalupe Tagliaferri (Pro-Capital), quien consideró contradictorio con el discurso de los funcionarios el impulso de proyectos que aumentan el gasto, como el que el oficialismo presentó en el Senado para otorgar un “refuerzo de ingresos” a los indigentes.
Esto generó la reacción de la oficialista Juliana Di Tullio (Buenos Aires), autora de la iniciativa quien, tras reprender a Tagliaferri por preguntarles a funcionaros de Economía un tema que se discute en el Senado, cargó contra la herencia del gobierno de Mauricio Macri. “¿Nos esta corriendo por izquierda o quieren que sea tal cual como el libro que escribió Mauricio Macri? Eso es ajuste”, replicó la legisladora y secretaría de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
En el cierre, la vicepresidenta del interbloque del Frente de Todos, Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), criticó a la oposición por el “poco interés” en participar del debate, al destacar que había sólo 8 de los 33 senadores de Juntos por el Cambio.
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