En el Gobierno ven “lejana” la posibilidad de que Francisco viaje este año a la Argentina
Cerca de la Casa Rosada creen que la demorada visita del Santo Padre no se concretaría, al menos en 2024; en la Iglesia mantienen expectativas de que finalmente se concrete
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En los últimos días se esbozó un acercamiento entre el gobierno de Javier Milei y la Iglesia, a partir de la reunión celebrada en el Ministerio de Capital Humano y las autoridades de Cáritas por el problema de los alimentos. A eso se sumó la evaluación positiva que hizo el oficialismo acerca de la misa que encabezó el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, junto a varios obispos en un barrio vulnerable en La Matanza, con una homilía mesurada y la ausencia de consignas o gestos críticos hacia el modelo libertario, como había ocurrido en dos celebraciones anteriores en la Capital.
Pese a estas señales, frente a una relación que en los primeros seis meses de la gestión de La Libertad Avanza puede caracterizarse como fría, hoy en el Gobierno ven lejana la posibilidad de una visita del papa Francisco a la Argentina. “No lo veo viniendo al Santo Padre este año”, evaluó una fuente gubernamental consultada por LA NACION.
En torno de la Casa Rosada no arriesgan los motivos que podrían llevar a una nueva postergación, pero toman nota de recientes gestos del pontífice, que la semana anterior, cuando en Buenos Aires se definía la suerte de la Ley Bases, recibió a dirigentes del sindicato de aeronavegantes, que llevaron al Vaticano una bandera con leyendas en contra de la privatización de Aerolíneas Argentinas, a lo que siguió la cálida audiencia que Francisco mantuvo con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
Más allá de las interpretaciones, el escepticismo del Gobierno se funda en las actividades que el Papa ya tiene programadas para el segundo semestre del año y las limitaciones que podrían derivar de su estado de salud. En la Iglesia, sin embargo, no pierden las esperanzas de que se concrete una visita pastoral.
A comienzos de este año, cuando el Papa se aprestaba a recibir en el Vaticano al presidente Milei, el Santo Padre dejó trascender que el viaje a la Argentina se encontraba “entre paréntesis”. En otras ocasiones, sin embargo, Francisco expresó en distintas entrevistas su disposición y deseo de viajar a su patria natal.
A fines de mayo último, entre las actividades desplegadas por la Jornada Mundial de los Niños, Francisco recibió en su casa de Santa Marta a dos madres con sus hijos, de 6, 8 y 11 años, que le preguntaron: “¿Cuándo venís a la Argentina?” El Papa les dio una aproximación, pero esas fechas probables no fueron confirmadas ni en Roma ni en Buenos Aires.
“Me gustaría ir para fines de noviembre o principios del año que viene”, les dijo Francisco a las familias, que viajaron acompañados por el padre Iván Dornelles, párroco de Nuestra Señora de la Misericordia, del barrio porteño de Mataderos. El sacerdote es uno de los tres flamantes obispos auxiliares de Buenos Aires designados la semana pasada por Francisco, junto con los padres Pedro Cannavó y Alejandro Pardo, que recibirán la consagración episcopal el sábado 3 de agosto, en la Catedral.
Tal vez guiados más por indicios, como este comentario informal del Papa, que por comunicaciones oficiales, en la Iglesia conservan la esperanza de que el viaje de Francisco finalmente se concrete.
Ante la hipótesis de noviembre, faltan cinco meses para esa fecha y ni en el Gobierno ni en la Iglesia hay aún señales claras que indiquen avances en la preparación de un eventual viaje.
La agenda del Papa
La Santa Sede, en tanto, ya tiene confirmada para la segunda mitad del año una exigente agenda de viajes del Papa, que lo llevará a visitar seis países en un mes. Y están atentos a las condiciones que presente su salud, teniendo en cuenta que en diciembre cumplirá 88 años.
En septiembre, Francisco emprenderá el viaje más largo de sus 11 años de pontificado. El periplo comenzará el 2 de ese mes, cuando llegue a Yakarta, la capital de Indonesia, que reúne a 30 millones de personas en el área metropolitana, lo que la convierte en la cuarta ciudad más poblada del mundo. Luego irá a Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Regresará a Roma el 13 de ese mes, en un cronograma que el Vaticano dio a conocer oficialmente en abril, cinco meses antes del viaje.
Más tarde, entre el 26 y el 29 de septiembre, Francisco realizará un viaje apostólico a Luxemburgo y Bélgica, donde visitará las ciudades de Bruselas, Lovaina y Lovaina La Nueva. El viaje fue anunciado el 20 de mayo pasado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En octubre tampoco hay fechas disponibles para un viaje a la Argentina, ya que el Papa presidirá en Roma la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Una apuesta a la profundización de la renovación de la Iglesia, que reunirá a delegaciones episcopales de todo el mundo entre el miércoles 2 y el domingo 27 de ese mes.
“Francisco ya decidió hacer un viaje muy desgastante al sudeste asiático y a Oceanía. No creo que a ese trayecto y al Sínodo de octubre, sume una actividad tan agotadora física y emocionalmente, como una visita a su país. No este año, al menos”, arriesgó una fuente gubernamental.
Algunas voces en la Iglesia estiman que Francisco podría reservar días en diciembre, aunque una apretada agenda espera a Francisco en el último mes del año. La actividad principal será la inauguración del Jubileo 2025, que la Iglesia celebra cada 25 años, y que llevará al Santo Padre a presidir la apertura formal de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, el 24 de diciembre. En las semanas siguientes habrá celebraciones similares en las otras tres basílicas papales de Roma: San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros.
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