En el Gobierno no creen que Villarruel responda a Milei, pero advierten que si lo hace habrá una “contrarrespuesta” más fuerte
Desde la intimidad presidencial lanzan reproches contra la vicepresidenta
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Muy cerca del presidente Javier Milei hay una estimación y también una determinación respecto de lo que puede suceder tras sus dichos sobre la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La estimación es que la vicepresidenta difícilmente salga a responder de lleno a las críticas. Y la determinación es que, si lo hace, la respuesta del mandatario será aún más dura que la del miércoles, cuando la acusó de estar “más cerca de la casta”.
“Imaginamos que no va a dar una respuesta, y si ella contesta, Javier va a contestar más”, dijeron a LA NACION fuentes muy cercanas al mandatario.
Quienes conocen en profundidad al líder libertario saben bien que el principio es que “a más presión, Javier acelera a fondo”. Y rematan: “Si ‘Bicharruel’ quiere acelerar, tiene que recordar que él nunca frena”, sin dejar de usar el apodo malicioso que usa Lilia Lemoine para calificar a la vicepresidenta.
Por lo pronto, y de no haber novedades, todo indica que el trato entre ambos, a casi un año de gobierno, será solo “institucional”, según lo definen fuentes de presidencia.
Al justificar el ataque, en el Gobierno aluden a un largo listado de hechos que “agotó la paciencia” presidencial. Allí anotan desde una oportunidad en la que Villarruel le dijo a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del mandatario, que “Javier no hubiera sido presidente si no fuera por ella”. La aseveración, argumentan, no cayó bien en la funcionaria, miembro del “triángulo de hierro”, junto a su hermano y el asesor Santiago Caputo. En ese largo listado anotan también que Villarruel “jugó para que no salga de comisión el pliego de (Ariel) Lijo para la Corte Suprema y actuó “con (el senador radical, Martín) Lousteau para que no saliera la Ley Bases a tiempo para el Pacto de Mayo”. Desde el despacho de Villarruel desmienten ambos puntos y, en el caso de Lijo, alegan que “hasta hicimos una web para que vean que se hizo todo bien”.
En la Casa Rosada no dan tregua. Argumentan que Milei “demoró un vuelo” para que Villarruel “tuviera su momento de gloria en la sesión en la que se aprobó” la Ley Bases. “Y ella nos pagó así”, rematan.
También recuerdan que cuando se firmó el Acta en Tucumán, Villarruel acusó una gripe para justificar su ausencia y al día siguiente “apareció espléndida en el desfile militar”.
“Javier la dejó subirse al tanque y fotografiarse con él porque sabía que para ella era importante”, insisten, en referencia a la imagen que los mostró a ambos sobre un vehículo militar.
Por último, en la Casa Rosada tienen la certeza de que la vicepresidenta tiene las aspiraciones de un armado electoral propio. Allí las aguas se dividen solo en un punto. Algunos la ubican detrás de Moderado, el espacio que impulsa Francisco Paoltroni, y otros la ven en Ahora Vos, que circula en redes y detrás de lo que ven también un acrónimo: Ahora Victoria.
En la intimidad presidencial acusan a Villarruel de “borrarse” frente a los conflictos, como ocurrió frente a las protestas universitarias, y después reaparecer cuando mejora la imagen gubernamental.
En la lectura de la Casa Rosada, la imagen de la vicepresidenta “se viene cayendo a pedazos”. Detallan que “ya se venía cayendo y con lo de Isabel (por la foto que se tomó con la expresidenta María Estela Martínez de Perón), más”.
La última vez que Milei y Villarruel se vieron cara a cara fue el viernes 1° de noviembre en el acto de conmemoración de los caídos de la Policía Federal (PFA). Cerca de Villarruel refieren que ese día “la dejaron sola diez minutos” antes del comienzo de la ceremonia. Pese a eso, otra serie de señales que emanaban de la Casa Rosada y varios de sus satélites aseguran haberse “sorprendido” el miércoles con las declaraciones del Presidente.
“Es difícil saber cómo continúa, será una construcción de día a día”, dicen en el campamento villarruelista sobre el vínculo en el binomio. “Será una relación institucional, como hasta ahora, sin ella en la gestión”, evalúan en la sede de gobierno.
Uno de los últimos conflictos ocurrió cuando la entonces canciller Diana Mondino firmó en septiembre un acuerdo con Gran Bretaña por los vuelos a las Islas Malvinas y Villarruel salió a criticar con fuerza. “¿Nos toman por tontos?”, se preguntó entonces Villarruel en un largo mensaje que en la Casa Rosada se resumió en diferentes frases.
“No entendió lo que se firmó porque no conoce la gestión”, responden en el Gobierno.
Ahora, el único vaso comunicante de Villarruel con el Ejecutivo parece ser el jefe de ministros, Guillermo Francos. Hombre de diálogo, Francos asistirá el miércoles a la Cámara alta para su informe de gestión.
“No tiene un solo ministro que le responda”, dicen con contundencia en la Casa Rosada.
Cerca de Villarruel descartan de plano un escenario de escalada. Pero por lo bajo contraponen a Francos con Omar de Marchi, que hasta hace dos meses llevó adelante el área de Relaciones Parlamentarias por impulso del Ejecutivo, o al titular de Medios, Eduardo Serenellini. A ambos, en la presidencia del Senado les achacan no tener un trabajo reconocido. “Más casta que cobrar sin hacer su trabajo no hay”, dicen.
La última oportunidad en la que Villarruel entró en la Casa Rosada se remonta más atrás, al 11 de septiembre pasado. Fue para participar de una reunión de gabinete. La última en la que estuvo, y que, como muchas otras ausencias suyas, en su entorno las explican por “cuestiones de agenda”.
Esos dos encuentros separados por casi dos meses en menos de un año de gestión fueron parte de la precuela que terminó con las críticas de Milei.
Debo decir que me da mucha gracia que me llamen así. Es un sobrenombre épico, lástima que se le ocurrió a los K, pero me genera una sonrisa.
— Victoria Villarruel (@VickyVillarruel) November 23, 2024
Por lo pronto, hasta ahora no hubo respuesta pública de la vicepresidenta por los dichos del mandatario, salvo una alusión al término “Bichacruel” con el que se refieren a ella en la Casa Rosada, entre otras terminales. “Debo decir que me da mucha gracia que me llamen así. Es un sobrenombre épico, lástima que se les ocurrió a los K, pero me genera una sonrisa”, escribió Villarruel ayer en X.
En el Gobierno no consideraron que fuera una réplica al Presidente.
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