En el Gobierno compararon los incidentes con los de la ley jubilatoria de 2017 y buscan apurar la votación
En las filas de Casa Rosada se colaba el recuerdo de los incidentes durante el debate de la reforma previsional de Mauricio Macri en diciembre de 2017; el objetivo de “pudrirla” que ubicaban en la oposición kirchnerista y la decisión de adelantar la votación para garantizarse la victoria legislativa
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LA NACIONCecilia Devanna
Al Gobierno no le sorprendió lo que sucedió este atardecer en las inmediaciones del Congreso de la Nación, con las escenas de violencia entre manifestantes y las fuerzas federales, mientras se debatía la ley ómnibus, herramienta fundamental para las aspiraciones de la administración del presidente Javier Milei. Así lo transmitían en el círculo cercano del mandatario, desde el que buscaban acelerar la votación general para garantizarse su primera victoria legislativa. Incluso en un momento la idea fue hacerlo mientras los legisladores de la oposición kirchneristas estaban en las calles que rodean al Congreso, donde instantes antes se habían registrado las escenas entre manifestantes y las fuerzas federales desplegadas en el marco del operativo antipiquete.
En ese contexto se colaba el recuerdo de lo sucedido en diciembre de 2017 cuando se debatía la reforma previsional de Mauricio Macri, y también se desató en las inmediaciones un escenario de confrontación con las agrupaciones de izquierda presentes, que se oponían al tratamiento del tema. Por eso creían fundamental acelerar la votación y garantizarse su primera victoria legislativa en la segunda jornada en la que se trata en el recinto. “Esto va a ser diferente”, decían.
En el oficialismo transmitían este anochecer, más allá de las imágenes que mostraban el desorden en las inmediaciones del lugar, que estaban cerca de la aprobación, al tiempo que admitían que aún quedaban algunas rispideces por pulir alrededor de privatizaciones y facultades delegadas. “No imagino no ganarlo”, dijo a LA NACION un estrecho colaborador del presidente.
“Es lo que esperábamos. Ni más, ni menos que eso”, decían este anochecer muy cerca del presidente sobre las escenas de violencia con la que no tenían dudas de que se buscaba hacer caer la sesión. “Vinieron a pudrirla, tienen toda la experiencia del macrismo, creen que si la pudren van a forzar que se frene la sesión, pero eso no va a pasar”, dijo una de las fuentes consultadas. En esa línea era que destacaban que buscaban adelantar la votación, para evitar el objetivo de que se caiga la sesión, como buscaban los sectores opositores. La aspiración de máxima era hacerlo mientras los diputados kirchneristas estaban fuera del recinto, pero eso cambió cuando rápidamente volvieron. La otra era hacerlo igual y ya garantizarse una primera victoria legislativa. Para eso se evaluaba la posibilidad de acortar la lista de oradores y reducir así las horas por delante.
Todo ese aspecto estaba en análisis por parte del equipo del titular de la Cámara Baja, Martín Menem, su primo y mano derecha, Eduardo “Lule” Menem, de larga experiencia parlamentaria y todo el equipo del Congreso. A ellos se sumaron horas atrás el vocero presidencial, Manuel Adorni, y la secretaria general de Presidencia y hermana del líder libertario, Karina Milei, a quienes después se sumó el ministro del Interior, Guillermo Francos y su segundo en el área, Lisandro Catalán.
Por su parte el Presidente se encontraba en la residencia oficial de Olivos, tras haber asistido hoy a Rosada para la reunión de gabinete y pasar parte de su jornada de trabajo allí. En paralelo a eso sus negociadores acercaron posiciones con la oposición dialoguista en los puntos en los que aún existían rispideces: las últimas persistían alrededor de las privatizaciones y facultades delegadas.
El tratamiento de la ley de Bases comenzó los primeros días de enero en el Plenario de Comisiones y este miércoles llegó al recinto para su tratamiento. Ayer sintieron también que habían tenido su primera victoria contra el kirchnerismo, cuando hubo un rechazo masivo a la voluntad de ese espacio de que el dictamen volviera a comisión. Este jueves no había dudas de las intenciones de que todo se cayera por la vías del conflicto y por eso apuraban una votación central de cara a lo que viene para el Gobierno.
Por Cecilia Devanna
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