El Gobierno intenta sellar la tregua interna, pero siguen irresueltas discusiones de fondo
La Cámpora presiona para que vuelva el IFE mientras en la Casa Rosada dicen que no está “en el menú de opciones”; el Presidente mantiene a Guzmán, pero Basualdo sigue en su cargo; cómo se selló la foto de la paz en el Frente de Todos
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La coalición de Gobierno decidió sellar una tregua política con una foto de las tres principales figuras del Frente de Todos –Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa– a pesar de que hay definiciones de fondo, que impactan en el corazón de la macroeconomía, que quedaron sin resolver.
En materia de tarifas, la moneda cayó, por ahora, del lado del kirchnerismo duro. Tanto el ministro de Economía, Martín Guzmán, como el ahora célebre subsecretario de Energía, Federico Basualdo, persisten en sus cargos. Y la Casa Rosada dejó de hablar de un segundo aumento en la boleta de luz (después del 9% que se oficializó el viernes) para bajar la espuma con el Instituto Patria y La Cámpora. La cuestión nodular, que es la advertencia que hace Guzmán sobre el impacto que tienen los subsidios a la energía en la emisión (y en el dólar y la inflación), por ahora queda sin respuesta, en pos de la paz política.
LA NACION pudo reconstruir que en la última semana de abril a distintos organismos como el BCRA había ingresado el pedido para el acceso a datos con el objetivo efectuar el trabajo de segmentación de los usuarios de luz. Eso estaba en pleno trámite cuando estalló el affaire de Basualdo.
A la agenda de asuntos internos ahora se sumó el reclamo de La Cámpora para reponer el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la medida con la que se alcanzó a casi nueve millones de personas con tres desembolsos bimensuales de $10.000 durante la cuarentena de 2020. El encargado de verbalizar el pedido en público fue Andrés “Cuervo” Larroque. “Es indispensable que continúe el IFE y creemos que debemos reconvertir esas instancias en políticas para que no reciban ningún tipo de cuestionamientos”, dijo el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y hombre fuerte de La Cámpora al exhibir la demanda que hay a la Casa Rosada para drenar más fondos en ayuda social.
Su par nacional, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, replicó primero que “no es este el momento” de reponer esa medida, ya que, a diferencia del año pasado, no se asiste a un cierre total de actividades. Sin embargo, en otra entrevista, dejó abierta una puerta. “No hay nada que esté descartado, ni el IFE, ni ninguna medida”, agregó.
Arroyo pretende volcar todos los recursos posibles a su área pero, según pudo reconstruir LA NACION, el IFE no está todavía en el menú de opciones de medidas del equipo económico. Los dichos de Arroyo tuvieron que más que ver con una hipótesis ante un eventual lock down por la pandemia que a una evaluación concreta del gabinete de Fernández, que, por ahora, se muestra impermeable a la presión de La Cámpora.
“No está el IFE en evaluación. Hoy tenemos otras herramientas para otro tiempo de pandemia, porque no hay actividades cerradas de forma masiva. Así que ahora es más eficiente que la política social sea focalizada y sostenida”, dijo a este medio un importante funcionario nacional.
De hecho, en la reunión de gabinete económico de ayer no se barajó la opción del IFE, sino solo medidas de ayuda adicionales para sectores críticos, como la gastronomía, la hotelería y el turismo.
Foto de familia
Mientras sigue el debate de fondo por el rumbo del gasto público, los protagonistas y actores de reparto del Frente de Todos optaron por hacer un ejercicio simbólico para revitalizar la unidad. La foto que ayer Fernández se tomó con Cristina, Massa y Santiago Cafiero en Ensenada –que no asistió a la reunión de gabinete económico para sumarse al encuentro– buscó abrir un período de paz tras los días de mayor crispación para la coalición oficialista.
El paso de comedia del viernes, con Basualdo dado por renunciado y luego ratificado en su cargo, había sacado lo peor de las distintas tribus del Gobierno. Hubo comentarios off the record elevadísimos de tono, de una forma que no se había escuchado antes.
El clima se enrareció de tal forma entre viernes y sábado que obligó a activar distintas líneas de diálogo para que hubiera paz. Altas fuentes oficiales deslizaron que existió un contacto del más alto nivel entre Fernández y Cristina. “Ellos dos vivieron otra película, no tuvieron el nivel de tensión que se vio en las segundas y terceras líneas”, aseguró un importante portavoz del Gobierno.
También Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Cafiero colaboraron para tranquilizar la situación. Y el lunes hubo una cumbre de los equipos de comunicación para hablar de frente, pasarse facturas por el escándalo y reordenar el mensaje bajo la premisa de “calmar las aguas” en la arena pública, sea como sea.
El acto de Ensenada para presentar una inversión en vivienda estaba agendado desde principios de la semana. Pero recién el martes a la tarde se confirmó la presencia de Cristina. “Con la foto, dimos todo por cerrado”, clausuraron el tema en Casa Rosada. “Se terminó el tema”, dijeron desde la trinchera kirchnerista.
En el medio –siempre según fuentes oficiales– hubo un reto a Guzmán por la “mala praxis” –como bautizaron en la Casa Rosada– que se habría aplicado para apartar a Basualdo. El ministro de Economía habría recibido el reproche de boca de Fernández el lunes, puertas adentro en el despacho presencial, después del acto en el que se le tomó juramento a Alexis Guerrera como nuevo ministro de Transporte.
Así las cosas, las definiciones de fondo vinculadas a la hoja de ruta macroeconómica quedarán en un paréntesis por un tiempo. Por lo menos, hasta que la política cicatrice sus heridas.
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