En el debut del protocolo antipiquetes, el gobierno desplegó un fuerte operativo policial que le restó concurrencia a la marcha de la izquierda
Los piqueteros opositores llegaron a la Plaza de Mayo, pero no la llenaron; tampoco hubo cortes en los accesos a la ciudad de Buenos Aires; Milei supervisó el megaoperativo junto a Bullrich
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Al cabo de una jornada marcada por la tensión en las calles de la ciudad de Buenos Aires, el gobierno de Javier Milei pudo acotar el impacto de la marcha de los piqueteros de izquierda, que llegaron a la Plaza de Mayo pero no consiguieron llenarla. El debut del protocolo antipiquetes estuvo marcado por un inusual despliegue policial, supervisado en forma presencial por el propio jefe de Estado y por su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Aunque la señal que buscó dar la administración libertaria fue que ya no habrá zonas liberadas para las protestas, lo que resulta simbólico para el cambio de época, también se abrieron interrogantes sobre la efectividad de los controles a futuras manifestaciones.
“Las cosas han cambiado, se acabaron los punteros dueños de los planes”, advirtió tras la marcha la ministra Bullrich, aunque la movilización pareció más nutrida por la izquierda tradicional que por beneficiarios de programas sociales. El Frente de Izquierda y los diferentes movimientos sociales y piqueteros lograron llegar a la Plaza de Mayo y leer un documento en un clima de tensión con las fuerzas federales y de la Ciudad. “Para nosotros fue un éxito. Nos detuvieron a dos compañeros, nos reprimieron, pero logramos penetrar en la Plaza de Mayo y leer el documento”, dijeron a LA NACION en el equipo de Eduardo Belliboni, titular del Polo Obrero y uno de los líderes de la convocatoria.
Previamente, en plena puja por llegar a las inmediaciones de la Casa Rosada, el dirigente piquetero había criticado en duros términos el accionar del gobierno nacional. “Hemos tenido en el día de hoy un operativo digno de una guerra, de un estado de sitio contra lo que es una manifestación pacífica. Desde la mañana están aterrorizando a la población, que sin embargo viene pacíficamente. No le vamos a permitir a la ministra Bullrich que establezca un estado de sitio”, indicó. Pero en el gobierno la lectura fue diametralmente opuesta: Milei y Bullrich concluyeron que por el despliegue de las fuerzas de seguridad no hubo cortes en los accesos a la ciudad de Buenos Aires ni tampoco bloqueos en el interior del país.
Si bien la declaración que hicieron los movimientos sociales en la Plaza de Mayo se tituló “Abajo el plan motosierra de ajuste de Milei y el FMI”, la discusión de fondo fue otra. Mientras que los sectores de izquierda subrayan el derecho constitucional de protesta y acusan al flamante gobierno de promover un accionar de las fuerzas al borde de la ilegalidad, Bullrich habla de “poner orden” y de no afectar la libre circulación en las calles. A las disposiciones de la ministra de Seguridad se sumó su par de Capital Humano, Sandra Pettovello, quien buscó desalentar la convocatoria advirtiendo a los manifestantes que podrían perder la asistencia social si bloquean el tránsito.
Por eso, esta tarde la nueva doctrina de la Casa Rosada para impedir piquetes enfrentó una prueba de fuego. Bullrich se puso al frente desde temprano del estricto operativo que desplegaron efectivos de la Policía Federal, la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval en los accesos a la Capital y las estaciones de trenes, especialmente en la terminal de Constitución. En todos lados se intentó confiscar palos u otros elementos contundentes y se requisaron vehículos o se controló documentación, para lograr un efecto disuasivo y desalentar la concurrencia de manifestantes a la protesta. En total, unos 5.000 efectivos fueron parte del megaoperativo desplegado este miércoles.
Sin embargo, los manifestantes lograron sortear el operativo de seguridad a través de diferentes estrategias. Una de ellas fue diversificar los puntos de concentración de la militancia, que terminaron congregándose en la Avenida Belgrano y Diagonal Sur y la Avenida Diagonal Norte y Maipú. La segunda, contener a las personas que salieron a la calle para evitar enfrentamientos directos con la policía. Uno de los puntos de mayor tensión se dio en la intersección de la Avenida Belgrano y Diagonal Sur, cuando la columna del Polo Obrero trataba de avanzar hacia la Plaza de Mayo. Un cerco de la Policía Federal, en conjunto con la Gendarmería Nacional, bloqueó el paso y la tensión escaló.
“Fuera, fuera, fuera Bullrich, fuera”, gritaban los manifestantes ante el bloqueo. Los efectivos de las fuerzas federales se terminaron replegando y dejaron un cordón de tránsito, por la Avenida Diagonal Sur, hacia la Plaza de Mayo. El operativo montado la ministra se concentró en contener la protesta y cercar a los manifestantes. Con la llegada de los militantes a la Plaza de Mayo, la Gendarmería, apostada en fila en la calle Hipólito Yrigoyen, bloqueó las salidas por Defensa, Bolívar y Balcarce. En tanto, la Policía Federal cerró el ingreso y egreso de personas por la Avenida Diagonal Sur. Del otro lado de la plaza, por la avenida Rivadavia, no había efectivos de seguridad. Un equipo numeroso de la Federal custodió la Casa Rosada y dejó libre el acceso por la Avenida Diagonal Sur.
El saldo de la movilización fue un final pacífico. Solo dos personas fueron detenidas. Se trata de dos hombres mayores de edad. A uno lo arrestaron en diagonal Norte y al otro, en Diagonal Sur. Ambos fueron detenidos por agredir al personal policial. En tanto, el mensaje de los movimientos sociales incluyó fuertes críticas al protocolo antipiquetes que desplegó la ministra de Seguridad, a quien acusaron de “criminalizar la protesta social”. Los piqueteros le reclamaron a las tres centrales obreras activar un paro general. De la manifestación de esta jornada no participaron gremios ni representantes de la CGT ni de las dos vertientes de la CTA. Luego de la lectura del documento final, empezó la desconcentración desde la Plaza de Mayo. Los manifestantes que se retiraron por las diagonales Norte y Sur lo hicieron caminando por la calle.
Las diferencias con la Ciudad
Las diferencias entre el accionar de Bullrich y Waldo Wolff, su par porteño, quedaron en evidencia. Wolff y Diego Kravetz, jefe de la Policía porteña, decidieron no adherir al protocolo de la ministra nacional y optaron por su propio procedimiento para evitar cortes. Dispusieron el despliegue de unos 2.000 efectivos para controlar la manifestación y acordaron con las organizaciones sociales los dos puntos de concentración: “La movilización hacia Plaza de Mayo, desde ambos puntos de encuentro, se realizará sin que los manifestantes puedan cortar el tránsito y con el ordenamiento del Gobierno de la Ciudad”, informaron.
Más allá de lo que ocurrió dentro de la ciudad de Buenos Aires -Bullrich destacó especialmente que no se cortaron puentes estratégicos como el Pueyrredón-, el gobierno nacional también puso de relieve que no hubo cortes de accesos ni de rutas en el interior del país, pese a que el 20 de diciembre es una jornada emblemática para el movimiento piquetero, por la caída del gobierno de Fernando de la Rúa en 2002, cuando la propia Bullrich era funcionaria de esa administración. De hecho, la ministra de Seguridad destacó el levantamiento de un bloqueo en el puente que une las ciudades de Cipoletti, en Río Negro, y Neuquén.
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