"En crisis no es bueno que haya dos cabezas", la frase de Cristina Kirchner por su silencio
Está en desacuerdo con el freno generado por la cuarentena; habla con los intendentes y busca proteger a Kicillof
"En una crisis de estas características no es bueno que haya dos cabezas en la conducción". La frase se repite como si hubiera eco a varios despachos peronistas y explica el papel que está jugando la vicepresidenta Cristina Kirchner en medio de la pandemia de coronavirus, en el que se mezcla un notable bajo perfil público con un frenético trabajo político subterráneo centrado en el conurbano bonaerense.
Según pudo saber LA NACION, desde que se encerró en su departamento de Recoleta para cumplir una cuarentena obligatoria tras su regreso de Cuba, la principal preocupación de la expresidenta pasó por mantener las riendas cortas de la provincia de Buenos Aires y colaborar con la gestión de Axel Kicillof, la apuesta política a futuro del kirchnerismo.
Si bien mantiene un contacto regular con el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta ha trajinado en los últimos días su agenda de celulares de los intendentes peronistas de la provincia. Los ha llamado a todos, a muchos del conurbano hasta dos veces, para testear el clima social de los distritos, sometiéndolos a un riguroso interrogatorio de casi 15 minutos.
La situación sanitaria y social y el impacto del aislamiento social obligatorio en la recaudación de los distritos son solo algunos de los temas que Cristina Kirchner le preguntó a cada uno de los alcaldes con los que mantuvo contacto.
A todos les planteó, en línea con la postura inicial del gobernador bonaerense, sus dudas sobre la cuarentena y el impacto que tendrá en la economía de amplios sectores de la sociedad y les dejó una oferta final antes de terminar la llamada: "Cualquier cosa que necesites, no dudes en avisar", les ofreció.
"Axel es su apuesta política, es lógico que ponga su atención en la provincia", opinó en diálogo con LA NACION uno de los intendentes que recibió la llamada de la expresidenta. "La noté preocupada y me habló en muy buen tono", agregó.
La preocupación por el territorio bonaerense, principal apuesta del kirchnerismo de cara al 2021, no le ha impedido mantener línea directa con la Casa Rosada.
El diálogo con Alberto Fernández es bastante regular, aseguran en Casa Rosada para negar que la vicepresidenta haya desaparecido en un momento crítico como el que vive el país y rechazar críticas como la de Miguel Pichetto, uno de los pocos dirigentes de la oposición que se animaron a cuestionar de manera pública el bajo perfil de la expresidenta.
"No es bueno que haya dos cabezas", justifican tanto en el Gobierno como sus allegados el silencio de la vicepresidenta, que desde que regresó al país, el pasado 21 de marzo, solo realizó dos apariciones públicas a través de las redes sociales, para recordar los aniversarios del golpe de Estado de 1976 y del conflicto de Malvinas.
De acuerdo a las fuentes consultadas, otra de las razones que explican el silencio de Cristina Kirchner es su visión crítica sobre la cuarentena. Cree que afectará de manera determinante a la economía y, sobre todo, a los millones de personas que viven en el conurbano, locomotora electoral del kirchnerismo.
En este escenario, la vicepresidenta dejó al Senado en un segundo plano de su agenda. Para algunos legisladores, no solo de la oposición, esa es una de las razones que mantienen al Senado en un estado de virtual parálisis.
La secretaria administrativa de la Cámara alta, María Luz Alonso, a la que le cedió el control de la Cámara ni bien asumió la presidencia del cuerpo; y la vicepresidenta del bloque del Frente de Todos, Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), son las personas con las que más habla sobre cuestiones legislativas.
También mantiene el fluido contacto telefónico con Oscar Parrilli, que guarda cuarentena en Neuquén, aunque se sabe que en este caso el diálogo tiene más que ver con cuestiones políticas y del Instituto Patria que legislativas. En ese ranking, aparece más relegado el presidente del bloque oficialista, José Mayans (Formosa).
Todos ellos escucharon el resquemor de Cristina Kirchner hacia la hiperactividad demostrada por Sergio Massa desde que estalló la pandemia de coronavirus.
De hecho, en ámbitos legislativos oficialistas aseguran que el presidente de la Cámara de Diputados dejó de lado su idea de realizar una sesión presencial en medio de la crisis luego de que llegara a sus oídos la postura de la expresidenta. "No quiero ser responsable de la muerte de alguien porque se contagió en el recinto", fue la postura esgrimida por la vicepresidenta que, con 67 años, integra la población de riesgo ante el virus, como al menos 30 de los senadores que integran la Cámara alta.
Aunque con menos énfasis, Cristina Kirchner tampoco estaría de acuerdo con la idea de recortar dietas o salarios de funcionarios públicos. En este tema, mantiene su idea de que ese reclamo responde al discurso de la antipolítica y, en esta crisis, una movida política de la oposición.
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