Emilio Monzó y Nicolás Massot, los diputados dialoguistas que están bajo fuego de Milei por las “trabas” a la ley ómnibus
El Presidente expuso enojo con los legisladores del bloque de Pichetto, a quienes acusa de “trabar” la ley; la respuesta de los diputados
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El presidente Javier Milei volvió a tensar la cuerda cuando su Gobierno se encamina a conseguir el primer logro legislativo desde que asumió. Así como durante la campaña recitaba con frecuencia sus diatribas contra el radicalismo, el jefe del Estado apunta ahora contra dos integrantes de un bloque de la oposición que puede ser la llave para destrabar la aprobación de artículos clave de la ley ómnibus: Emilio Monzó y Nicolás Massot.
Luego de la incertidumbre que dominó los últimos días en torno al tratamiento de la ley ómnibus, el oficialismo obtuvo el respaldo crucial de Pro, la UCR y Hacemos Coalición Federal, los aliados a la Casa Rosada en el Congreso, y tiene el número suficiente para asegurarse el quórum en la Cámara de Diputados, donde desde hoy buscará darle media sanción al megaproyecto con el que Milei pretende desregular la economía y reformar el Estado.
Pese a que en las últimas horas quedaron en evidencia las diferencias entre el Gobierno y sus socios respecto de puntos clave de la ley, la mayoría de las bancadas del ala dialoguista, que son casi todos desprendimientos del extinto Juntos por el Cambio, se comprometieron a aprobar en general el proyecto. La batalla crucial en la maratónica sesión se desatará durante la votación en particular de alrededor de 400 artículos. Sin los números garantizados en capítulos estratégicos, como las privatizaciones, que tiene un valor simbólico para el relato del Gobierno, la conducción de La Libertad Avanza deberá trabajar para construir un colchón de apoyos en el recinto.
Frente a un escenario complejo en el Congreso, Milei volvió a arriesgar y activó una ofensiva: decidió apuntar contra Monzó y Massot, quienes integran el bloque de Miguel Ángel Pichetto, donde conviven los diputados de Elisa Carrió (CC), los cordobeses que responden al gobernador Martín Llaryora y Juan Schiaretti, los socialistas, Florencio Randazzo, Margarita Stolbizer (GEN) y el liberal Ricardo López Murphy, entre otros.
Si bien Milei tiene en la mira hace tiempo a Monzó y Massot -se lo hizo saber a uno de sus ministros y a referentes de Pro-, hasta ahora el Presidente no había explicitado su enojo con los exarmadores de Mauricio Macri en 2015. Ayer, en plena polémica por las idas y venidas que provocó el planteo de los gobernadores sobre el impuesto PAIS durante la cumbre de Guillermo Francos en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), el Presidente volvió a emplear su cuenta de la red social “X” para castigar a los que ponen objeciones a sus reformas. Esta vez convalidó una serie de mensajes de usuarios que tildaban a Massot y Monzó de “kirchneristas” y “extorsionadores” o los acusaban de querer defender “privilegios” o no querer que la ley ómnibus se apruebe. Fue minutos antes de que el bloque de Pichetto, que integran Massot y Monzó, confirmaran que votarán a favor de la ley durante la votación en general. El lunes a la noche, Milei había difundido un mensaje de Joaquín de la Torre en el que aludía al “bloque extorsión”. Los acusaba de “querer seguir viviendo de la política”.
En Balcarce 50 confirman el malestar de Milei, que también avaló críticas a Pichetto en sus redes, con los dos diputados. Según fuentes oficiales, el Presidente los ataca porque “considera que son los que están trabando” la aprobación de la ley en Diputados. En cambio, Massot considera que el Presidente los ataca porque “apunta contra el disenso y la crítica”. “No es algo personal; ataca al que disiente. Siempre va a ir cambiando de enemigo porque su enemigo es la crítica”, apuntó ante la consulta de LA NACION. El diputado, que ingresó a su banca en la lista de Juntos por el Cambio tras un acuerdo con Patricia Bullrich, insiste en que aún tienen objeciones con el capítulo de privatizaciones y desliza que Milei no acepta las diferencias. “Nos acusa a nosotros de kirchneristas y él le da me gusta a la publicación sobre la designación de Daniel Scioli [en la secretaría de Turismo y Deportes], un emblema del kirchnerismo que fue compañero de fórmula de Carlos Zannini. Debería hacerse ver”, lanzó Massot. Y continuó con la chicana: “¿Nos ataca antes o después de firmar el nombramiento de Scioli?”.
En el entorno de Monzó y Massot vinculan el encono del Presidente a los consejos de Macri. Sospechan que el expresidente lo “convenció” de que su gestión fracasó por los acuerdos que tejieron Monzó y Massot o Rogelio Frigerio con el PJ no kirchnerista para garantizar la gobernabilidad. Este martes el expresidente interrumpió su descanso en Cumelén para conectarse unos cinco minutos en la reunión de bloque de Pro, en la previa de la sesión por la ley ómnibus. Les agradeció la labor y sugirió que el Pro estaba “volviendo a su esencia”: “Ve que estamos trabajando por las cosas que creemos que necesita el país y no por la nuestra”, contó uno de los presentes.
Más allá de las especulaciones, el Congreso es el terreno natural donde las diferencias se hacen más visibles. Los jefes del ala dura de Pro, desde macristas y bullrichistas o exlarretistas, los socios más estrechos de Milei, también apuntan contra Massot y Monzó. A su bloque lo denominan la “consultora”, ya que ambos se asociaron en una empresa, Symfonia. Fundaron la compañía a fines de 2019 junto con Frigerio, quien mantiene su sociedad política con Monzó y Massot. De hecho, Francisco Morchio, el diputado que responde a Frigerio, integra la bancada de Pichetto. Esa sintonía quedó reflejada en la controvertida cumbre en el CFI con Francos. El gobernador de Entre Ríos planteó el tema del reparto de recursos en torno al impuesto PAIS. Habló del 30% del gravamen que se destina al Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap) y sugirió que los gobernadores deberían administrar esos fondos sin afectar los recursos de la Nación para poder reactivar la obra pública. Massot agregó una explicación técnica y Llaryora reforzó la postura. Francos quedó en consultar, aunque le pareció razonable el planteo, según varios testigos: dijo que él no era quien tomaba la decisión.
Fue sugestiva la ausencia de Cristian Ritondo en la reunión de gobernadores con Francos. Es más: mandó a Diego Santilli y Damián Arabia en representación de Pro. ¿Esperaba un operativo para presionar a Francos?
Macristas y bullrichistas denuncian fuera de micrófono que el bloque de Pichetto está atravesado por “los lobbies”. Es curioso porque el sector del tabaco también tocó las puertas de Pro. “Está todo a la luz del día y hecho con total transparencia, con balance regularizado. Y estamos sujetos a la UIF y la AFIP. Milei daba charlas y decía que cobraba 10 mil o 20 mil dólares en negro”, se jactan cerca de Massot, quien participación en varias empresas -campos, cables e incluso en el sector minero- como parte de su actividad privada. Subrayan, además, la mayoría de los diputados ejercen su profesión fuera del parlamento o son accionistas en “servicios, supermercados o constructoras”. ¿Un dardo a los exsocios de Pro?
“Yo toda la vida en mi función pública tuve actividad privada. Me encantaría que un día nos tomemos en serio no cómo se financia la política, sino cómo viven los políticos. Yo digo con absoluta tranquilidad, debo ser de los pocos que la UIF, la AFIP y todo aquel que quiera, porque mi declaración jurada es pública hace 16 años, puede saber exactamente de qué vivo, cuánto ahorro, a dónde ahorro, si afuera o adentro, qué número de cuenta, en qué banco y todo”, contó semanas atrás Massot en una entrevista en Radio Rivadavia. Según fuentes cercanas a Massot, los detractores de Pro que lo cuestionan, no le perdonan que se haya ido del bloque de Ritondo.
La sociedad entre Massot y Bullrich terminó cuando la titular de Pro perdió las elecciones y decidió apoyar a Milei. Massot le dijo que no compartía la decisión, ya que creía que el próximo gobierno debía ser de unidad nacional y de coalición. Y ella le mandó un mensaje después de que sellara el pacto de Acassuso: “sé que no me vas a acompañar”, le dijo la exministra. Ahora intercambian mensajes con frecuencia. Sin embargo, las diferencias entre Massot y Bullrich ya había surgido durante la campaña. Según dirigentes que formaron el equipo de la excandidata presidencial, Massot tenía roces con María Oneto, una de las principales colaboradoras de Bullrich. Tanto Massot como Oneto se encargaban de la recaudación de fondos para la campaña. Hoy, los leales a Bullrich lamentan haber cerrado un acuerdo con Monzó y Massot.
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