Emilio Monzó: "No hay nada para reivindicar con más del 50 por ciento de pobres"
"Estoy bueno, no me quiero pelear con nadie", sorprende Emilio Monzó,con tono calmado y media sonrisa, en su departamento en Recoleta. Lejos del poder y sin cargo, el expresidente de la Cámara de Diputados ha aprovechado su largo año como "ciudadano de a pie" para "reflexionar" y "suturar heridas" con dirigentes clave de Juntos por el Cambio, como María Eugenia Vidal, líder indiscutida en "su" provincia de Buenos Aires. "Siento que con María Eugenia yo era responsable de esa distancia", afirma Monzó durante su extensa entrevista con LA NACION, y deja entrever que, como gesto adicional, los legisladores bonaerenses que le responden regresarán al bloque común.
Tal vez producto de su sangre irlandesa por parte de madre, vuelve otra vez a la rebeldía y el conflicto cuando deja en claro que esa búsqueda de armonía no alcanza al expresidente Mauricio Macri, con quien no habla desde hace más de un año. "Tiene que ser protagonista. Lo que no tiene que ser es candidato", reitera. Se muestra decepcionado con el Gobierno por abandonar el "camino de diálogo y consenso" de los primeros meses en la Casa Rosada. "Hay que buscar un pacto de la Moncloa hacia adelante. Ni el kirchnerismo ni el macrismo tienen pasado para reivindicar", asegura, en otra postura contrapuesta con el expresidente, que reclama de los propios una defensa más férrea de su gestión.
–Lo escuché decir que no tiene jefe.
–Hay dirigentes que hacen una carrera trabajando para un jefe político, en el peronismo es muy común apelar al jefe para ganar espacios. Otros, como yo, construyen espacios políticos y asumen una jefatura. Jefe me parece más una definición de un empleado de oficina, puedo seguir un liderazgo o conducción política.
–Pasó por muchos lugares. ¿A quien reconocería ese liderazgo?
–Yo tuve un maestro, que fue Francisco Durañona y Vedia [de la Ucedé], y dos líderes que me movilizaron: [Raúl] Alfonsín, que nos entusiasmó a todos con la política, y [Carlos] Menem, el político más magnánimo que tuvo la democracia.
–El macrismo fue siempre un espacio donde pocos decidían…
–Sí, y eso me trajo conflictos, al igual que con el kirchnerismo. Tuve la misma actitud con Macri que con Kirchner, siempre defendí los acuerdos políticos, el diálogo. Pedía diálogo con el campo en 2008 y reclamé la apertura de Pro a la hora de gobernar Cambiemos.
–¿Está desilusionado con el gobierno de Alberto Fernández?
–Teníamos ilusión como todos los argentinos, eso se sustentó en la convocatoria de ministros como Gabriel Katopodis o Mario Meoni, y se refuerza con la mesa compartida con Horacio Rodríguez Larreta, el hecho más importante para derribar la grieta desde 2009. A la gente le generó una expectativa, igual que cuando Macri lleva a Massa a Davos, en 2016. Esto deja una señal muy clara sobre el camino que quiere transitar la sociedad.
–¿Y por qué se rompió?
–Desde Vicentin para adelante, el Gobierno fue hacia un extremo y se alejó de las formas de diálogo y consenso en la Argentina. Después vino la quita de la coparticipación a la ciudad, que puede ser discutible, pero la forma en la que se hizo, sin apelar al diálogo, fue muy negativa. Entraron a utilizar esto para cohesionar emocionalmente al electorado...
–Le pegan a Larreta para cohesionar el voto kirchnerista…
–Así es. Es lo que ha pasado muchas veces en el país, se deja de trabajar para las soluciones en conjunto.
–¿Fueron las diferencias entre Alberto y Cristina?
–No le quiero poner nombre, son las circunstancias, el temor y la incertidumbre que genera (en el Gobierno) la falta de soluciones a los grandes problemas. Hay que convocar a un consenso, necesitamos una pausa, el vértigo electoral no ayuda a la búsqueda de soluciones y no hay nada para reivindicar en una Argentina con más del 50 por ciento de pobres, gasto público no sustentable y deuda. Basta de reivindicaciones absurdas, busquemos un pacto de la Moncloa.
–¿Se refiere al kirchnerismo o a la gestión de Cambiemos?
– A todos. Vivimos reivindicando el pasado porque no tenemos la capacidad de enfrentar el presente.
–PRO quería suspender las PASO, ahora las quiere mantener...
–Hay que reformarlas, no deberían ser obligatorias, y donde no hay internas no debería votarse. La eliminación de las PASO le conviene hoy a todos los oficialismos, porque ordenan a la oposición, aunque puede beneficiar a los [José Luis] Espert de la vida.
–¿Y la reelección indefinida? Fue quitada por Vidal…
–Es un riesgo para el Gobierno en el conurbano, donde reeligen los intendentes municipales y se suma la ley de cupos. Puede salir un fallo judicial interpretando que este es el primer período, pero no va a salir por ley, sería muy incoherente que el mismo espacio que promovió esto hace dos años cambiara de posición.
–En la Legislatura bonaerense, el "monzonismo" tiene un bloque separado. ¿Cómo lo explica?
–Esto se explica por cuatro años de tensiones en el armado y otros cuatro presidiendo la cámara. Me he dedicado en estos meses a intentar suturar heridas, no es bueno transitar la vida con enojos, he tratado de reparar, la vorágine te lleva a ignorar amigos, confrontar con otros. Nos sentimos pertenecientes al mismo espacio, y hay muchas posibilidades de reverlo en los próximos meses, a nivel nacional no hay divisiones.
–Quiere ser candidato a gobernador….
–Si me piden que sea (se ríe). Lo que me gustaría es volver a la "vieja normalidad", que la UCR y el PJ vuelvan a ser trascendentes en las decisiones políticas. No se basaban en el antagonismo ni levantaron murallas o alimentaron rencores como hoy.
–¿Y dónde queda el Pro en esto?
–Debería ser parte de ese espacio, también tiene posiciones moderadas. Horacio Rodríguez Larreta es una persona de centro, por eso me duele que el Gobierno no haya aprovechado esa mesa que se armó producto del Covid-19. También Vidal ha hecho manifestaciones este año en pos del diálogo y el consenso. Diego Santilli, Cristian Ritondo, todas las figuras de la nueva generación de Pro reflejan lo que estoy diciendo. Debemos dejar la estación 2015-2019 y ser superadores. Si le sumamos a radicales como Martín Lousteau y Alfredo Cornejo, de allí surgirá el próximo presidente. Voy a trabajar para que eso pase. Si me toca ser candidato a gobernador u otro cargo bienvenido sea, estoy para empujar.
–Los "halcones" afirman que el destrato a Larreta es una muestra de que con el Gobierno es imposible conversar…
–Alberto, al cambiar, nos desautoriza y deslegitima y pone de protagonista a lo antagónico, como Patricia Bullrich. Por supuesto van a decir eso, pero no lo comparto, no le hacen nada, pero nada bien al país. Si somos compactos, las posiciones moderadas vamos a reflejar una mayoría, la sociedad lo está esperando.
–¿La gente espera moderación?
–Cuando el kirchnerismo extrema, pierde la elección, en 2009 y 2017. Cuando Cambiemos se encierra en el extremo, pierde la de 2019: cuando fuimos a buscar a Miguel Pichetto ya era tarde. El Gobierno gana en 2019 porque se modera, si se extrema como parece volverán a perder. Si nosotros extremamos, saldrán terceras posiciones.
–Macri no aparece en su visión de futuro. ¿Sigue pensando que es mejor que no sea candidato?
–No es que no aparece. Macri, como Menem, Cristina o Duhalde, son expresidentes, siempre van a estar en un lugar trascendente. Estuvo los cuatro años, con una política internacional exitosa, siempre va a ser un actor relevante. Barack Obama apoyó a Joe Biden durante toda esta campaña: ese es el ejemplo que tenemos que tomar.
–¿Debería impulsar a Larreta?
–Tiene que ser protagonista, pero lo que no puede es volver a ser candidato. Sobran dirigentes políticos en Juntos por el Cambio para encarar la elección de 2023. Macri debería ayudar de manera magnánima a conducir a esa dirigencia al triunfo.
–¿Y lo ha hablado con él?
–No, desde noviembre de 2019 que no hablamos.
–Con él no suturó heridas…
–Yo suturé heridas donde sentía que era el responsable. En el caso de María Eugenia, me siento en buena parte responsable de la distancia que tuvimos. En este caso, no.
–¿Vidal tiene que ser candidata? Se vendría una interna si no lo hace…
–Depende de ella, de su convicción, de sus ganas, no está obligada a hacerlo y voy a respetar su decisión. Si es candidata soluciona muchas cosas, pero no hay que tenerle temor a unas PASO en la provincia.
–¿Iría a una PASO con Santilli o Jorge Macri?
–Sí, iría. De nuestra parte va a ser civilizada, es sano para el espacio.
–Jorge Macri pidió su salida por "jubilar" al expresidente…
–(baja el tono) No estoy en Pro, no soy afiliado, no sé de donde me tendría que ir, es una expresión no atinada para lo que necesitamos.
–Siempre habla muy bien de La Cámpora, hoy fortalecida…
–Dije que La Cámpora era el espacio más sólido en lo ideológico y organizacional, hoy además tiene buenas maneras en sus referentes, como Máximo Kirchner y Wado de Pedro. ¿Coincido ideológicamente con La Cámpora? No, en absoluto, pero valoro el diálogo que tuvieron y tienen conmigo siempre.
–¿Presionan a Fernández?
–Es el espacio más importante del Gobierno, y tiene un referente nacional que es Cristina. Al PJ le faltaría un referente nacional de ese peso para equilibrar. Lo mismo le pasa a la UCR en Juntos por el Cambio: están encontrando en Lousteau una figura nacional con potencial para ser presidente si él lo quisiera. Ojo con esto: el radicalismo se puede transformar en el partido más importante de la coalición en poco tiempo si esta figura se consolida.
–¿Su referente nacional es Larreta?
–Yo estoy parado en el centro, voy a estar con todos los que tiendan al diálogo y al consenso. Larreta, Lousteau, la UCR, son de centro, no quiero poner a uno por encima de otro, más allá de que hoy, a nivel nacional, Larreta es la figura más trascendente. No hay un líder como lo fueron Mauricio o Cristina, hay que lograr expectativas en base a un conjunto.
–Para Juntos por el Cambio, Cristina se quiere llevar puesta la Constitución…
–Si ella se excede en esto… cada vez que el kirchnerismo cometió ese exceso, la sociedad le respondió de manera inmediata. La clase media productiva es un dique de contención al populismo, para todos por igual. También la oposición debe leer lo que dice y demanda esta clase media: inversión, reglas claras, seguridad.
–¿Estuvo cerca de entrar al Gobierno?
–Tengo diálogo con mucha gente del Gobierno, conversamos sobre la situación del país. Me quería ir a la embajada de España, quería una pausa, y gracias a Dios hice esta introspección obligatoria y estuve más con mi familia. Hablo con (Sergio) Massa, y con el Presidente, en su momento. No me ofreció nada, deberían darse muchas charlas, debería ser normal.
–¿Y si los duros copan las candidaturas? ¿Se queda?
–Voy a sostener la postura de diálogo, los problemas no se solucionan con confrontación. Si hay gente que triunfa electoralmente por la polarización, seré minoría y seguiré participando. Pero tengo confianza que la Argentina va a ir hacia el lugar del encuentro.
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