Elizabeth Gómez Alcorta: "Los ámbitos de decisión siguen estando mayoritariamente en manos de varones"
Elizabeth Gómez Alcorta, flamante ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, se acomoda en una mesa de trabajo del sexto piso del edificio del Ministerio de Economía, donde trabaja de manera provisoria. La nueva dependencia, creada por Alberto Fernández para promover políticas de igualdad de género, todavía da sus primeros pasos, a la espera de una sede propia. "Tenemos que cambiar la división sexual del trabajo", dice Gómez Alcorta, en una entrevista con LA NACION, al referirse al combate contra la inequidad en el ámbito laboral.
A lo largo de cuarenta minutos de charla, la funcionaria sostiene que la "despenalización del aborto no alcanza" y que hay que avanzar con la legalización, y advierte que "los ámbitos de decisión siguen estando en manos de varones", incluso en el gabinete nacional, y reclama que las ministras sean convocadas a los partidos de fútbol que el Presidente y sus ministros comparten en la residencia de Olivos. Abogada defensora de Milagro Sala durante casi cuatro años, habla de "encarcelamiento injusto", pero opina que el Gobierno no debe hacer nada para favorecer su liberación.
-La violencia de género se visibilizó y hace algunos años se aplican políticas para combatirla, pero el problema no retrocede. ¿Qué hace falta para cambiar la tendencia?
-Hacen falta presupuesto y decisión política. Durante mucho tiempo hubo políticas focales, que no han sido prioritarias. Un ejemplo: el plan nacional contra la violencia por razones de género. En 2019 tenía presupuestado 67 millones de pesos y se ejecutaron 17 millones. La creación del ministerio es una decisión política que apunta a jerarquizar esas políticas, no solo en términos retóricos. Para que podamos abordar la igualdad de forma integral, que es la fórmula para bajar las tasas de violencia, se necesita sí o sí trabajar de manera transversal. Con la creación de este ministerio, ponemos en pie de igualdad y sentamos en una misma mesa a quien está pensando las políticas de igualdad con los responsables del resto de las políticas públicas.
-¿El gobierno de Alberto Fernández es un gobierno feminista?
-No sé si lo pondría en esos términos. Hay cuestiones que ha demostrado desde la campaña, la concreción del ministerio, su posición ineludible sobre el aborto, el evento de capacitación del Presidente y sus funcionarios en cuestiones de género…
-¿No es un punto flaco que en el gabinete haya menos del 20% mujeres?
-Sí, claro que es un punto flaco. Es lo mismo que el debate que se generó por la mesa del acuerdo social, del 27 de diciembre. Esa mesa mostró que los ámbitos de decisión siguen estando mayoritariamente en manos de varones. Es un punto flaco social, cultural, político, sindical. Lo bueno es que un periodista varón de un diario hegemónico me pregunte si está bien o está mal. La foto del 27 no le pasó inadvertida a nadie. La brecha de desigualdad sigue siendo inmensa.
La mesa del acuerdo social mostró que los ámbitos de decisión siguen estando mayoritariamente en manos de varones
-¿Qué te parece que el Presidente se junte los viernes a jugar al fútbol con sus ministros en Olivos y que no inviten a las ministras?
-Creo que estuvo Maca Sánchez [directora nacional de Juventud], que es jugadora profesional [se ríe]. Si las decisiones políticas del gabinete se toman en el ámbito de un partido de fútbol, me parece que atrasamos. Si se juntan como espacio de esparcimiento, no veo ningún problema. Que yo sepa, no es un ámbito de decisión política.
-Aunque no se expliciten decisiones, ahí se generan lazos de confianza que tienen efectos políticos.
-Nosotras, las mujeres que hacemos política, también generamos lazos de confianza en clave política. Las funcionarias tenemos nuestro chat de mujeres.
-¿Cómo se llama?
-[Lo busca en su teléfono]. Mujeres gobernando. [Exhibe la portada del grupo, que tiene una imagen de la Casa Rosada].
-¿Están todas las ministras y secretarias de Estado?
-Sí. Es un ámbito donde nos vinculamos del modo que nos vinculamos en general nosotras, con cierta cercanía.
-Pero el Presidente está en un grupo y en el otro no.
-Sí. Entiendo la lógica. Históricamente esos han sido nichos de hombres. Si me entero de que algún día hablan en alguna reunión sobre algo que se habló el viernes en el picado, seguramente les haremos saber nuestra disconformidad. No con que se junten y jueguen al fútbol, también con que no nos inviten a las que jugamos bien al fútbol.
-¿Jugás?
-Sí, me rompí dos veces los ligamentos cruzados derechos jugando al fútbol. Ahora no estaría en un buen momento de estado físico [se ríe].
-En tu ministerio son todas funcionarias mujeres. ¿Por qué?
-No fue una decisión política. [Una moza trae café y mate. "Gracias, compañera", le agradece la ministra]. Lo que nos pasó es que no encontramos para ninguno de los cargos un varón que pudiera ocupar mejor esos lugares. En algún momento incluso pensamos "¿che, no tendríamos que poner a un varón?".
-Como un cupo masculino.
-Claro. Igual, trabajadores en el ministerio hay y todavía falta cubrir las direcciones y las coordinaciones de los programas.
-El gobierno anterior mandó al Congreso un proyecto de equidad laboral, para que se respete el principio constitucional que indica que las mujeres no deben ganar menos que los hombres por igual tarea. ¿Podrían impulsar algo por el estilo?
-La brecha de desigualdad en el mundo del trabajo es uno de los temas más importantes. El punto neurálgico es el sistema de cuidados. Tenemos que pensar la responsabilidad del Estado en una mejor distribución de las horas de cuidado que tenemos a cargo las mujeres, que es 7 a 3 en relación con los varones. Esa inequidad impacta de lleno en la inequidad laboral. Las mujeres salimos del mercado laboral por la maternidad, a veces somos expulsadas, otras veces salimos nosotras mismas. La reinserción con hijos es mucho más difícil, entonces solemos buscar trabajos con menos carga horaria y ahí empieza a aparecer el techo de cristal. Hay un sistema que parte de esta división sexual del trabajo que tenemos que cambiar, porque nos coloca en una situación histórica de injustica que está absolutamente naturalizada. Pasa en todos los ámbitos, también en la política. Si se terminan definiendo las listas en un picadito, efectivamente nosotras vamos a estar afuera, y no porque no juguemos bien al fútbol, sino porque seguramente estemos cuidando a los hijos de aquellos que están jugando al fútbol en ese mismo momento.
Si se terminan definiendo las listas en un picadito, nosotras vamos a estar afuera, y no porque no juguemos bien al fútbol, sino porque seguramente estemos cuidando a los hijos de aquellos que juegan
-¿Y en qué están pensando para resolverlo?
-En una dirección nacional de políticas de cuidado. Vamos a hacer un mapeo nacional sobre todos los servicios de cuidado que existen, comunitarios, estatales, privados, por fuera de las redes familiares. Porque donde no hay servicios de cuidado, hay mujeres o adolescentes cuidando. Pretendemos que haya más guarderías, que el Estado pueda asegurar cada vez más la educación inicial desde los 3 años, repensar las licencias parentales. Si una pareja tiene un hijo y 48 horas después el varón tiene que volver al trabajo en horario completo, el mensaje ahí es que quien se tiene que ocupar ciento por ciento del cuidado es la mujer.
-¿Sería suficiente avanzar con la despenalización del aborto y no con la legalización?
-No, la despenalización no alcanza. Porque es un problema de salud pública y la despenalización no garantiza el acceso a la salud.
-¿Milagro Sala es una presa política?
-Mis posiciones sobre el encarcelamiento injusto de Milagro es de lo que más he hablado en los casi cuatro años que fui su abogada. Mi posición no cambió, pero por el lugar institucional que ocupo preferiría no hablar en este momento. Ya se sabe lo que pienso.
-¿Te gustaría que el gobierno nacional hiciera algo más para favorecer su liberación?
-No, el gobierno nacional no es quien tiene que hacer algo más. De ninguna manera, por nadie. En los últimos cuatro años vivimos una etapa de fuerte debilitamiento de las garantías constitucionales, no de Milagro, ni de diez personas. En general hubo un debilitamiento fuerte del Estado de Derecho. Se usaron las prisiones preventivas de un modo muy ligero. Sí tengo claro que en general el Poder Judicial suele ser el que mejor se adapta a los cambios políticos. El de 2016 era el mismo Poder Judicial que el de 2014, y sin embargo hubo cambios muy marcados. Creo que el Poder Judicial siempre toma nota de los cambios políticos, pero no creo que haya algo que el Gobierno deba hacer. Porque si no, estaríamos replicando aquello que durante muchos años denunciamos.
Otras noticias de Elizabeth Gómez Alcorta
Más leídas de Política
Análisis. Milei, entre Lula y el Gordo Dan
"Guardia pretoriana". Preocupación en los intelectuales por la idea de crear “un brazo armado libertario” para defender al Gobierno
Senado. Impulsan un proyecto para penalizar las falsas denuncias por violencia de genero
En detalle. Sturzenegger explicó los cambios para comprar a partir de ahora medicamentos de venta libre