Elecciones PASO 2017: Matías Tombolini invitó a los periodistas a desayunar a su famosa cocina
El precandidato a diputado nacional por 1País sacó provecho de su polémico spot y ofreció medialunas junto a su familia
Los resultados de las PASO son aún inciertos, pero lo que se sabe casi con certeza es que el precandidato a diputado nacional por 1País, Matías Tombolini, sabe cómo sacar provecho de cada situación. El lanzamiento de su campaña, un tiempo atrás, lo vio envuelto en una polémica que supo sobrellevar. El spot "La plata no alcanza" que lo mostraba presentándose en sociedad en la ultra equipada cocina de su casa, en Almagro, generó críticas por la contradicción entre sus dichos y el escenario donde los decía: una cocina con heladera de dos puertas, cafetera nespresso y horno espejado empotrado en la pared. Hoy, Tombolini, que bien conoce la frase “si la vida te da limones hacé limonada” no tuvo mejor idea que citar a la prensa a las 8.30 para desayunar en la famosa cocina que lo vio dar sus primeros pasos en la política.
“Mis mates son una trompada de sacarina en la sien”, decía Tombolini mientras ofrecía un “matienzo” sentado en una pequeña mesa repleta de medialunas, mate y café. En un clima distendido, donde también estaba su mujer, María, que ofrecía café nespresso a los periodistas, y dos de sus hijos, Camila, de 16 años, y Segundo, de 11, Tombolini dio cátedra de cómo hacer buen marketing de campaña desde la comodidad de su hogar. Así también reconocía no haber podido dormir en toda la noche. “Me acosté, ví un capítulo de Limitless, apagué la luz 1.30 y empecé a dar vueltas en la cama”, contó. Para colmo de males, ayer jugó un partido de voley con amigos que lo dejó mal de la espalda y, a la noche, festejó el cumpleaños de su suegro en el mismo lugar donde ahora desayunaba rodeado de cámaras y grabadores.
“Todos tenemos que hacer nuestro aporte por dejarles a nuestros hijos un país mejor del que recibimos”, dijo a LA NACION, mientras contaba por qué había decidido sumarse a la vorágine de la política. “Si pueden participar en una elección, háganlo, yo disfruté mucho de la campaña, del contacto con la gente”, agregó.
"Mirá qué bien que salen los hielos de la heladera", ironizaba Tombolini, mientras mostraba que la heladera de dos puertas modelo 2006 no funciona "tan bien" como el imaginario colectivo cree. Repleta de jugos, yogurt y tuppers con comida, la famosa heladera que lo llevó recientemente a la fama mostraba una caricatura del precandidato acompañada por la boleta de 1País, que buscará posicionarlo en una banca del Congreso representando a la Ciudad de Buenos Aires. La propuesta de Sergio Massa y Malena Galmarini por sumarse al equipo le llegó una noche después del programa Animales Sueltos, que se transmite por América, mientras comía un sándwich de miga. “Cuando llegué a casa le dije a La Gringa: ´Son gente re normal´”, lanzó.
Entre imanes de la heladería La Flor de Almagro, llamaba la atención también un cartel multicolor titulado “Strombolini”, por la conjugación del apellido de su mujer, Stroman, y el suyo. El precandidato contó que al dibujo lo hizo su hija Sofía, de 10 años, que no se encontraba en la casa al momento de la nota. Su mujer María -o La Gringa- como le dice, definió a su pareja como una persona que está siempre de buen humor. “Creo mucho en él porque objetivo que se pone en la cabeza insiste y le pone mucho énfasis. Es muy atento, también muy culposo”, dijo, mientras contaba que Tombolini sentía culpa cuando no podía dedicarle demasiado tiempo a sus hijos durante la campaña.
“Es muy trabajador, divertido”, lo definió Segundo, hijo de María. “Siempre lo veo trabajando y cuando está conmigo juega… me hace chistes...”, contaba. Camila, que votará hoy por primera vez, definía a su padre como “payasesco”. “Es diferente a los demás, el acto de cierre estuvo muy bueno, hubo malabaristas”, continuaba. En ese acto la idea era mostrar que, para llegar a fin de mes, hay que hacer malabares.
En el desayuno también estaba presente Victoria Cavero, la mujer que ayuda a la familia con los quehaceres del hogar desde hace 7 años. “Para mi gana, es el ganador en todo, puedo decir muchas cosas buenas de él porque lo siento así, es buen padre, buena persona...”, contó.
Una vez acabado el termo del mate con sacarina, Tombolini caminó 200 metros para sellar su voto en una escuela del barrio. Segundos antes, desde la “tombo-cocina”, remató: “Si la cocina sirvió para que la polémica de que no alcanza la plata se ponga en discusión...". Hoy, planea recorrer 70 escuelas para vigilar que "no se tapen las boletas".
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