Elecciones legislativas: un examen que anticipa la batalla de 2019
Los comicios de medio término suelen adelantar lo que podría suceder dos años después, en las presidenciales
Las elecciones legislativas de medio término expresan mucho más que la renovación de las bancas en el Congreso. Validan -o no- el apoyo que le brindó la población a un determinado gobierno y pueden marcar un termómetro en la proyección de los siguientes comicios presidenciales.
Si se toman los resultados en la provincia de Buenos Aires, el distrito de mayor peso electoral, la suerte fue dispar para las distintas administraciones.
Desde el restablecimiento de la democracia, en el 55% de los casos los bonaerenses no acompañaron al presidente de turno. Este dato se desprende de los comicios legislativos generales y excluye las primarias.
Carlos Saúl Menem debió enfrentar tres legislativas, ya que tuvo dos mandatos y el primero fue de seis años. En 1991 y 1993 se impuso su fuerza política en las urnas por 44,63% y 48,17%, respectivamente. Casi como un anticipo del final de su poder, en los comicios de medio término de 1997, perdió por un 41,44% contra el 48,28% de la entonces incipiente Alianza.
En el 80% de las ocasiones en las que la ciudadanía no votó a los candidatos a diputados afines al gobierno de turno, el partido político ganador de las siguientes elecciones presidenciales también cambió.
La excepción fue Cristina Fernández de Kirchner, ya que, luego de que Néstor Kirchner perdiera frente a Francisco de Narváez en las legislativas de 2009, la ex presidenta resultó reelegida con el 54,11% de los votos en 2011, tras la muerte de su esposo.
Cristina Kirchner volvió a perder en las elecciones de medio término de su segundo mandato: fue cuando Sergio Massa, un ex integrante de su gobierno, derrotó en 2013 a Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires.
El tigrense, que fue jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, arrasó con el 43,95% de los votos y venció al intendente de Lomas de Zamora, que contaba con el apoyo de todo el kirchnerismo.
En las presidenciales de 2015, los resultados volvieron a ser adversos para el oficialismo. Fue cuando Mauricio Macri se impuso con la coalición Cambiemos (Pro, UCR y Coalición Cívica) sobre Daniel Scioli, candidato del Frente para la Victoria, en el ballottage.
Por otro lado, tanto Raúl Alfonsín como Fernando de la Rúa, los únicos dos presidentes no peronistas antes de Macri, debieron renunciar antes de terminar su gestión: Alfonsín lo hizo en el medio de la hiperinflación de 1989, mientras que De la Rúa luego del corralito que limitó el acceso a los ahorros bancarios. En las legislativas previas, los dos radicales habían perdido en las urnas en la provincia de Buenos Aires.
En las últimas elecciones primarias, del 22 de agosto, Graciela Ocaña, candidata de Cambiemos, superó a Fernanda Vallejos, de Unidad Ciudadana, por apenas dos puntos. Si este resultado se confirma en las generales del 22 de octubre y se impone la postulante de Macri, se habrá revertido esta tendencia con un triunfo oficialista.
Los números del 22 de octubre van a determinar mucho más que la nueva configuración del Congreso Nacional: serán claves para el nuevo tablero político rumbo a 2019.