Elecciones en Perú: el gobierno argentino apuesta por la mesura y pide “apostar a la estabilidad democrática”
La Cancillería argentina exhibe mesura ante la definición entre Fujimori y Castillo, más allá de las preferencias de sectores del kirchnerismo por el candidato de la izquierda
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“Ni la derecha hubiera elegido a Fujimori, ni nosotros a Castillo. Pero fueron los que llegaron”. La reflexión, de boca de un representante de la diplomacia argentina, refleja la postura del gobierno de Alberto Fernández en relación al ballottage en Perú, un recuento reñido entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo, que está aún con final abierto.
La postura oficial de la Cancillería que encabeza Felipe Solá y los representantes argentinos en el Parlasur oscila entre la mesura y el apoyo a una “salida democrática” en ese país, agobiado por la inestabilidad institucional que lo obligó a cambiar cuatro presidentes en dos años.
“Nuestra posición es que Perú recupere su estabilidad institucional”, afirmaron desde la Cancillería, mientras Oscar Laborde, jefe de la delegación del Parlasur en las elecciones peruanas, sostiene una postura similar.
“La presencia del Parlasur tiene como objetivo que la democracia sea la manera de laudar entre los conflictos”, dijo Laborde a LA NACION desde Lima, y agregó: “Tenemos confianza en los órganos electorales, nos hemos entrevistado con los candidatos y hasta ahora por suerte no hay denuncias de fraude o irregularidades en el conteo”.
Luego de la derrota de Veronika Mendoza, la dirigente de Nuevo Perú e integrante del Grupo de Puebla con quien el presidente Alberto Fernández se reunió en Bolivia a fines del año pasado y que terminó en sexto lugar en la primera vuelta, el oficialismo se quedó sin una preferencia clara en relación a las elecciones peruanas, más allá de que Fujimori es percibida como “la derecha” y Castillo tiene una visión del Estado y la economía más cercano al paladar del kirchnerismo duro.
Diferencias en la región
“Fujimori complicaría nuestra política en el continente. Castillo es una incógnita, aunque hay más afinidad desde lo ideológico”, contaron desde el kirchnerismo a LA NACION. Un triunfo de Fujimori supondría la incorporación de Perú al grupo de gobernantes de centroderecha que integran Luis Lacalle Pou (Uruguay), Jair Bolsonaro (Brasil) o Iván Duque (Colombia), con quienes el Gobierno ha tenido distintos cortocircuitos, algunos muy recientes. De todos modos, desde el oficialismo señalaron que también hay “contactos” entre la hija de Alberto Fujimori y “algunos funcionarios del Gobierno” que en el pasado sostuvieron un vínculo con ella, vínculo que podrían reflotar llegado el caso.
En contacto directo con Laborde, el canciller Felipe Solá repasó durante la madrugada de Perú los últimos números, que hablan de una posible remontada de Castillo en el voto rural, y una ventaja de Fujimori en el voto de los peruanos que viven en el Exterior.
Por la mañana, los lentos datos del escrutinio confirmaban la ventaja de Castillo. De todas formas, en el Gobierno preferían mantenerse cautelosos porque la información indicaba que el final se mantenía abierto y el escrutinio se podría prolongar varios días.
El último antecedente kirchnerista de intentar influir en una elección en América Latina resulto fallido. Fue en los comicios de Ecuador, donde Cristina Kirchner y Alberto Fernández apoyaron al delfín de Rafael Correa, Andrés Arauz, quien finalmente resultó derrotado por Guillermo Lasso.
En Perú, el kirchnerismo prefirió prevenir. “Aún falta para la definición”, se atajaron desde el Gobierno con el objetivo de no quedar mal parados. Más allá de las preferencias de algunos sectores por Castillo, la idea es aguardar el veredicto de las urnas y empezar luego a construir un vínculo con quien resulte ganador.
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