Elecciones en Córdoba: Luis Juez busca poner fin a un ciclo de 24 años del PJ y Juntos por el Cambio acelera su renovación
La coalición llegó unida a la elección provincial, aunque el peronismo local se encargó de captar referentes radicales y macristas; el rol de De Loredo y los votos de la ciudad
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CÓRDOBA.- Como nunca antes, la estructura partidaria de Juntos por el Cambio (JxC) en esta provincia llega unida a una elección a gobernador en Córdoba. Sobre esa plataforma, y las encuestas que anuncian una fuerte polarización, se sostienen las expectativas de la fórmula encabezada por Luis Juez y el radical Marcos Carasso para poner fin al ciclo de 24 años de gobiernos peronistas de Juan Schiaretti y su socio histórico, el fallecido exgobernador José Manuel de la Sota. Pretenden, también, que el desgaste natural de ese cuarto de siglo en el poder permee en el ánimo de los cordobeses. Durante la campaña, además, sumaron a la ecuación un cuarto elemento, radioactivo para el electorado local: la idea de que, de la mano del candidato del oficialismo, Martín Llaryora, el kirchnerismo abrió una puerta para desembarcar en Córdoba.
La unidad partidaria no es dato menor. Los referentes de la UCR, Pro, el Frente Cívico y el resto de los partidos de JxC llevan años ensayando distintas alquimias en Córdoba, que en más de una ocasión dividieron o restaron esfuerzos en las urnas. Sin ir más lejos, hace cuatro años, el radicalismo, que con su estructura de intendentes forma el tronco central de JxC, se fracturó y compitió con dos candidatos a la gobernación: Mario Negri consiguió el 18,8% de los votos y Ramón Mestre, el 11,6%.
Quedaron muy lejos de Schiaretti, que accedió a su tercer mandato con el 57,3% de los apoyos. El kirchnerismo no participó en esos comicios. Para tener una referencia, en octubre de ese año, la fórmula presidencial Macri-Pichetto se alzó con el 61% de los votos cordobeses, el doble que Negri y Mestre.
Contra esa unidad partidaria, el oficialismo de Schiaretti fue sumando de uno a intendentes y referentes de la UCR y Pro. La intendenta radical Myriam Prunotto completa la fórmula de Llaryora. Javier Pretto, expresidente de Pro, es el candidato a viceintendente del peronista Daniel Passerini en la capital provincial. En las últimas semanas, Llaryora difundió un álbum completo de fotos con referentes opositores y completó la faena el jueves, cuando se cerraba la campaña: anunció un acuerdo con el exintendente de Jesús María y dos veces exdiputado nacional Gabriel Frizza. Un exjuecista.
🗣️ @MartinLlaryora , junto a @myriprunotto , anunció que @gabrielfrizza , ex diputado nacional y ex intendente de Jesús María, se suma a nuestra coalición: “Voy a aportar mi conocimiento al proyecto de Llaryora”. pic.twitter.com/6qQSx99NJe
— Hacemos Unidos por Córdoba 🤜🤛 (@Hacemosuxcba) June 22, 2023
“El peronismo empezó la campaña comprando gente y terminó mostrando las fotos de las ratas que se vendieron”, bramó Carasso, vice de Juez y presidente de la UCR provincial, en el acto de cierre de campaña. “Quiero agradecerles a los que compraron dirigentes que habitaron nuestra UCR, porque nos depuraron”, completó Rodrigo de Loredo (Evolución Radical), candidato a intendente capitalino para las elecciones del 23 de julio.
La bronca insufló los ánimos de los “leales”, para también dejó expuesto que el golpe caló hondo. Desde hace un mes insisten en que el “frente de frentes” de Llaryora “comenzó con un ómnibus pero fue un ‘fitito’”.
El conflictivo cierre de las listas también dejó heridos. El exintendente radical Ramón Mestre y su tropa quedaron fuera de todas las candidaturas. Permanecieron en la estructura, pero acusan al sector De Loredo de haberse quedado “con todos” los cargos en juego, cuando el diputado se perfilaba como candidato a gobernador. “Armó solo con los propios y después se bajó de la pelea en la que tenía que estar”, mascullan bronca.
Aunque nunca lo reconocerán en público, Juez y los suyos estaban convencidos de que De Loredo sería candidato a vicegobernador. Era la “ayuda” que esperaban por su buena imagen en la capital que representa 37% del padrón provincial. La relación quedó resentida desde entonces, pero el diputado nacional acompaña en actos y visitas. Hoy volvieron a mostrarse juntos.
Sin embargo, en la cartelería electoral de cara al 23 de julio no está más el amarillo típico de la alianza. También se viralizó un video donde una empresa de pegatinas tapó con un afiche de De Loredo otro de Juez.
La capital asoma en las encuestas como el bastión de Llaryora, su actual intendente, que en la previa imaginaba a De Loredo como un rival más complicado. Ya es un contrafáctico, pero en el oficialismo cordobés creen que un candidato de origen peronista como Juez todavía genera amargura en el paladar de los votantes radicales. Algunos comentarios de dirigentes de líneas internas de la UCR le dan la razón. “Con la nariz tapada, pero lo votamos”, deslizan.
En el tramo final de la campaña, los candidatos de Hacemos por Córdoba se encargaron de recordar las duras críticas que De Loredo le dedicó a Juez por su intendencia cuando, en 2019, se enfrentaron. En esa elección salieron segundo y tercero, respectivamente, detrás de Llaryora.
El acierto de Juez en la campaña fue centrarse en la seguridad, la educación y la salud, los puntos donde el oficialismo admite que recibe más cuestionamientos. Con recursos menores a los de sus rivales, resta comprobar si ese discurso caló en el electorado.
Es un hecho que su campaña ganó volumen y visibilidad en el tramo final, luego de que Horacio Rodríguez Larreta (quien aportaba fondos) y Gerardo Morales intentaron sumar a Schiaretti a la coalición nacional. Juez entró en modo combate, el escenario en el que mejor se mueve, y pudo apelar al rechazo “cordobesista” a los designios “del puerto”. Una bandera propia del peronismo local.
Patricia Bullrich y Mauricio Macri desembarcaron en Córdoba para acudir en su rescate. El expresidente llevaba años de desencuentros con Juez: resta ver si el millón y medio de cordobeses que votaron a Macri empatizaron con el gesto. La figura del expresidente no tiene el mismo peso ahora que hace cuatro años en la dirigencia local.
Falta comprobar también si permearon en el electorado -o le jugaron en contra- las denuncias de corrupción lanzadas por Juez sobre el principal activo de la gestión de Schiaretti y Llaryora: el despliegue de obras públicas en la provincia y la capital. Repite que casi ninguna investigación prosperó en un cuarto de siglo porque “los políticos tienen un fuero especial en Córdoba: el fuero anticorrupción”, creado en su momento por De la Sota y que tuvo a Juez como primer titular. Lo removieron cuando denunció a Olga Riutort, la entonces mujer de De la Sota, con quien terminó aliado años después.
La última carta que jugó JxC en la campaña fue asociar la figura de Llaryora con el kirchnerismo. Desempolvaron una foto de 2007 en la que el entonces intendente electo de San Francisco está con Néstor Kirchner y alzaron la voz cada vez que algún referente del kirchnerismo local se sumó al armado de Llaryora. Por caso, el intendente de Villa María, Martín Gill. Advierten, además, que el kirchnerismo decidió no presentar candidato a intendente en la capital. El oficialismo respondió desempolvando viejas fotos de Juez con Kirchner y su frase “soy fanático de Talleres, La Mona y Kirchner”, en una entrevista de 2006 con Página 12.
De fondo, lo que se juega en Córdoba es el recambio general en la cúpula del oficialismo y la oposición. Oscar Aguad y Mario Negri ya sacaron a rodar a sus herederos en la UCR. Juez planteó que este, su tercer intento por llegar a la gobernación, será el último. El tramo de cierre de campaña lo dijo explícitamente: “Quiero ser el gobernador que inicie un nuevo ciclo, que seguramente continuará un radical más joven”. Un último guiño a De Loredo, a los votantes radicales y al electorado de la capital.
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