Elecciones en Chubut: la trastienda del encuentro entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta
El jefe de gobierno fue a Trelew en avión privado mientras que la exministra lo hizo en vuelo de línea; mantuvieron encuentros por separado con el gobernador electo, Ignacio Torres; en el escenario compensaron la indiferencia previa y apuntaron a la unidad
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Solo tres cuadras separaban ayer a Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich en la ciudad de Trelew. Una distancia ínfima comparada con el abismo que mantuvieron en el detrás de escena durante la noche en la que esperaban los resultados obtenidos por su candidato de unidad, Ignacio “Nacho” Torres, que finalmente venció por 1,6 puntos de diferencia a su rival Juan Pablo Luque, aspirante del oficialismo para retener el poder en una provincia gobernada desde hace dos décadas por el peronismo.
Cuando faltan menos de dos semanas para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), los referentes nacionales de Juntos por el Cambio (JxC) que competirán en la interna por la candidatura presidencial se mostraron en tándem, aunque prevaleció un trato frío.
Bullrich llegó a la ciudad primera. Viajó en avión de línea y se hospedó en el Hotel Rayentray, muy cerca del espacio en el que estaba dispuesto congregarse una vez recibidos los resultados de la elección. Poco después del cierre de los comicios, alrededor de las 19, se apostó en la cafetería del alojamiento. Junto a su compañero de fórmula Luis Petri, su colaborador Damián Arabia y el diputado nacional radical, Fabio Quetglas, se ubicó en una de las mesas a tomar un café y esperar los primeros resultados.
Allí fue donde se enteró de que habían logrado retener el poder en la ciudad cordobesa de Villa Allende y felicitó a su candidato local. “¡Felicitaciones Pablo Cornet! Sé de tu fuerza por el cambio y sé que vas a continuar la gran tarea que se viene llevando a cabo en tu municipio. ¡Vamos Córdoba!”, escribió en sus redes.
Pasadas las 20, Larreta ya estaba en la ciudad de Trelew. Llegó en avión privado con sus colaboradores más cercanos. Previamente, ya había llegado Esteban “Larry” Garrido, actual legislador de la Ciudad que obró como el armador político del aspirante a la Casa Rosada en San Juan, San Luis y Chubut. Gerardo Morales, su compañero de fórmula, así como el precandidato a jefe de gobierno porteño, Martín Lousteau, no lo acompañaron esta vez, a diferencia de las elecciones en la ciudad de Córdoba y en la provincia de Santa Fe.
“No va a llegar al búnker hasta que no se sepan los números”, deslizó a LA NACION una de las personas del equipo del precandidato presidencial. Para ese momento, el Tribunal Electoral no había cargado ningún dato y se esperaban demoras para determinar un ganador. “Va a estar muy peleado”, comentaban desde el centro de cómputos del candidato opositor, a pesar de que persistía el optimismo. Las demoras en el escrutinio expusieron las fisuras irreconciliables que, incluso en la victoria, no pudieron disimular.
Con menos del 40% de las mesas escrutadas y una diferencia de siete puntos con su contrincante Luque, Torres apareció en escena. Optó por conversar por separado con sus referentes nacionales de JxC. “Se va a dar espontáneamente”, deslizó una persona cercana al jefe de Gobierno sobre la incógnita de una foto de unidad.
La tensión dentro del equipo de Larreta escaló cuando el hoy gobernador electo eligió saludar en primer lugar a Bullrich. “Está enojado”, se escuchaba entre quienes lo acompañaban. Sin embargo, el raid de saludos fue rápido y expeditivo. Cuando las fotos de ambos encuentros comenzaron a circular, el hecho pasó a un segundo plano.
El cántico que incomodó a Larreta
Faltaba menos, los resultados todavía eran muy ajustados. No obstante, dentro del búnker del candidato opositor la euforia iba en aumento. El encuentro se hacía esperar y los competidores de la interna nacional de JxC seguían sin dirigirse la palabra, a tres cuadras de distancia.
Con la llegada de la medianoche y el 77% de las mesas escrutadas, Torres festejó su triunfo con menos de dos puntos de diferencia con su rival. En una imagen de unidad junto a sus referentes nacionales, apuntó a compensar la indiferencia previa: “Ellos [por Luque y Mariano Arcioni, gobernador saliente] se desconocen entre sí, pero yo les aseguro que esta foto muestra la madurez que tiene este espacio cuando hay que dar peleas bisagras. Cambiamos Chubut y vamos a cambiar a nivel nacional”.
Larreta fue el segundo en tomar el micrófono. Después de acusar a la oposición de esconder los datos, trató de suavizar las asperezas y habló de la importancia de la unidad: “El cambio viene juntos, siempre juntos. Para ganarle al kirchnerismo y terminar con esta inflación que no está matando”.
En la misma línea, Bullrich fue diplomática con su rival interno después de que la militancia la aclamara como “Patricia presidenta”. “El 13 vamos a discutir con Larreta quién es presidente, pero ahora vamos tranquilos, vamos tranquilos, eh. Vamos tranquilos, ¿está? El 13 lo discutimos”. Agradecido, el jefe de Gobierno porteño le palmeó la espalda y sonrió. Un final respetuoso que contrastó con el incesante nerviosismo previo en el que evitaron cruzar palabra. La principal duda frente a este escenario de fisura reposa en la decisión, o no, de estar en un búnker de unidad la noche del 13 de agosto.
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