Elecciones 2023 | Sergio Massa volvió a tomar distancia de Alberto Fernández: “Mi gobierno va a ser distinto a este”, prometió

Sergio Massa cerró este jueves su campaña presidencial con un formato diferente. Lo hizo en una fábrica, rodeado de trabajadores y reforzando su alianza con la CGT y las dos vertientes de la CTA. El lugar elegido fue el Parque Industrial Pilar, en el estratégico territorio bonaerense, donde el candidato oficialista busca hacerse fuerte después de una agenda cargada por la suba del dólar y la inflación. Con un discurso focalizado casi completamente en el trabajo, el postulante oficialista se diferenció de la administración de Alberto Fernández. “Mi gobierno va a ser distinto a este”, prometió. En el lugar, Massa solo estuvo acompañado por su esposa y titular de Aysa, Malena Galmarini y su compañero de fórmula, Agustín Rossi.

Pasadas las 19.30, una vez que Patricia Bullrich concluyó su acto en Lomas de Zamora, Massa había comenzado diciendo: “Me enoja cuando escucho a quienes quieren gobernar la Argentina diciendo que es un país de mierda. Somos un país maravilloso que necesita ponerse de acuerdo en cinco o seis cosas básicas”. El ministro de Economía dijo además que buscará “promover el trabajo y ayudar a aquellos que están en la economía popular y el trabajo informal, porque el Estado los abandonó y los tenemos que abrazar”. También hizo una suerte de autocrítica, al afirmar que el próximo mandato deberá “mejorar salarios y el poder de compra de la gente”.

Poco después, Massa prometió “resolver problemas que tiene que ver con nuestro atraso como sociedad. Las mujeres son las grandes protagonistas de este siglo, pero cobran un 23 % menos por la misma tarea. Vamos a proponer la igualdad en tareas iguales”, sostuvo en un claro guiño a ese sector de la sociedad, que el peronismo buscará convocar a las urnas el domingo. En especial por el rechazo que provocan algunas posturas del candidato Javier Milei (La Libertad Avanza).

Massa dirigió su discurso también a las “madres”, algo que le aconsejó su grupo asesor hace semanas y que ya vino haciendo en la campaña: “Le quiero decir a cada mamá de la Argentina: el domingo lo que está en juego es si su hijo va a la universidad gratis o si tienen que pagar, un boleto bonificado o le sacan el subsidio, un Estado que se hace cargo de los jubilados. Están hablando de traer de nuevo a las AFJP con el daño que eso representa. Están hablando de un país en el que haya libre venta de armas, la seguridad es una responsabilidad nuestra”, afirmó.

Casi sobre el final, Massa dijo: “Quiero pedirles que el domingo, vaya a la urna a buscar nuestra bandera que es la mejor forma de honrar a la Patria”. El acto, sin acceso a la prensa, inicialmente estaba pensado para realizarse en una provincia del interior, pero terminó haciéndose en la de Buenos Aires. Anunciado para las 17 y reprogramado para las 19, terminó comenzando a las 19:30, apenas minutos después de que finalizó el acto de cierre de Bullrich.

Massa participó el martes en el acto de cierre de la campaña de provincia de Buenos Aires, junto a Axel Kicillof. “El domingo vamos a ganar y a empezar a dar vuelta la historia”, dijo. Anoche, en tanto, estuvo en el del candidato porteño Leandro Santoro, en el Luna Park. El tigrense comenzó haciendo alusión a esos eventos y apuntó a que eligió una fábrica, para que sea “un símbolo” de la Argentina que quiere a partir del 10 de diciembre. En ese momento aludió a la historia del lugar y dijo que tiene que ver con “la Argentina que quiere”. Poco después apuntó a sus orígenes, en una familia de inmigrantes, de clase media, algo que ya hizo en otras oportunidades. También a los diferentes roles que ocupó en el Estado a través de los años.

En Pilar, Massa planteó que va a ser “el presidente de los trabajadores” y buscará hacer hincapié en la idea de esperanza, un concepto que ya usó y que parece volverse crucial en el marco de la feroz crisis económica que atraviesa el país, en la que el último índice de inflación estuvo en 12,4% y el interanual en 138, 3%.

En el tramo final de la campaña, en UP resaltaban también en los últimos días los dichos de Massa respecto de que más de medio gabinete de Alberto Fernández no seguirá en el Gobierno en caso de un triunfo. Un punto más con el que el tigrense busca tomar distancia del actual mandatario, algo que viene sucediendo cada vez con más vehemencia en el último tiempo y que tuvo su pico máximo la semana pasada, cuando Fernández denunció de forma inconsulta a Javier Milei por sus dichos contra la moneda local. Massa le hizo saber su desacuerdo. Desde el comienzo de la campaña, Massa evitó atacar a Milei o sus votantes y casi como un mantra repetían cerca suyo que lo que se busca “subir al ring” o “debatir” son las ideas del libertario, sin ataques directos.

Un cierre diferente

La idea de un cierre diferente a lo tradicional comenzó a tomar forma semanas atrás en el búnker de Unión por la Patria (UP), donde se trabajó por etapas en la campaña. En las PASO, además, no hubo cierre de campaña porque dos días antes se había producido el crimen de Morena Domínguez, una nena de 11 años, en Lanús. La nena fue atacada durante un robo cuando iba al colegio y murió como consecuencia de los golpes recibidos, apenas minutos después. En esa oportunidad todos los espacios coincidieron en cancelar sus cierres.

En UP se muestran confiados de que Massa entrará al ballottage con Milei, pese a que admiten desconfianza con las proyecciones de las encuestadoras, que no acertaron con sus proyecciones en las primarias. No obstante aseguran que de momento no contemplan un escenario de derrota y cifran sus expectativas en una posible segunda vuelta. Massa viene de días agitados, con la disparada del dólar oficial y las medidas para contenerlo. Por ese motivo, la semana pasada reprogramó parte de su agenda, entre ellos debió cancelar un viaje a Santa Cruz, terruño de los Kirchner, donde aseguran que el tigrense acumula más de 38% de intención de voto.

Conforme a los criterios de

Conocé más

Papelitos y democracia

Santa Cruz: adiós al lastre de la ley de lemas

Guerra de números. El arma de doble filo de Milei en el duelo con los gobernadores