Elecciones 2023 | Patricia Bullrich enfrenta la misión de resurgir para frenar a Milei y llevar a Juntos por el Cambio al ballottage
Espera mejorar en las provincias del centro del país y capitalizar los problemas con la economía de Massa y los errores discursivos de Milei en la campaña
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Asegurarse los más de dos millones de votos que consiguió Horacio Rodríguez Larreta en las PASO y evitar fugas de última hora del núcleo duro del macrismo. Apuntalar una diferencia clave en la Capital y la provincia de Buenos Aires con el empuje de una eventual suba de la participación. Recuperar sufragios perdidos en Córdoba y Santa Fe, y achicar la brecha en Mendoza. Repuntar en San Luis, San Juan, Jujuy y Chaco con el impulso del radicalismo y gobernadores electos. Capitalizar los errores no forzados de Javier Milei y el desgaste de Sergio Massa por la crisis para seducir a los indecisos. Esa es la fórmula en la que confía Patricia Bullrich para garantizarle a Juntos por el Cambio un lugar en un ballottage en las elecciones generales, una estación decisiva en la carrera presidencial.
La exministra de Seguridad de Mauricio Macri enfrentará este domingo el mayor desafío de su vida política en un clima de alta incertidumbre por la atipicidad del proceso electoral, el nivel de deterioro económico y la irrupción del fenómeno antisistema de Milei. Los últimos diez días de campaña renovaron las expectativas en JxC. Hay un optimismo moderado en el entorno de Bullrich sobre las chances de remontar, pero son cautos porque saben que irán al campo de batalla sin saber a ciencia cierta cómo se moverá el electorado después del batacazo de las PASO. “Es parejo y está todo confuso; nadie sabe qué puede pasar”, repiten cerca de Bullrich.
El inesperado triunfo del líder de La Libertad Avanza en las primarias provocó un terremoto en el tablero político y trastocó los planes de Bullrich y los jefes de JxC, quienes hace apenas sesenta días se visualizaban como la única alternativa de gobierno con chances de conquistar el poder nacional. Obligada a redefinir su identidad tras el revés de las PASO, la aspirante presidencial del conglomerado opositor que integran el Pro, la UCR, la Coalición Cívica y Encuentro Republicano Federal se concentró en amalgamar a las distintas ramas internas del espacio para consolidar la unidad. En paralelo, se focalizó en exhibir el despliegue territorial, el sustento legislativo y el capital político de JxC, un factor crucial para garantizar la gobernabilidad ante semejante descalabro económico y social, por los efectos de la corrida cambiaria y una inflación desbocada.
Con el fin de reivindicar los valores de la marca de JxC y fidelizar los votos que sacó la coalición opositora en las PASO, Bullrich cerró filas con Larreta, su rival en la encarnizada interna de agosto, a quien nominó como eventual jefe de gabinete a siete días de que los argentinos vayan a las urnas. Y se pegó a Macri, su exmentor y principal promotor de su candidatura presidencial. Después de los cortocircuitos con el fundador de Pro por sus dichos sobre Milei, Bullrich lo sumó a la campaña al expresidente, quien redobló los esfuerzos durante la última semana para despejar las dudas que despertó su vínculo con Milei y ratificar su apoyo a la postulación de la exministra.
Pese a los intentos para sanar las heridas que dejó la interna por el liderazgo opositor y sembrar la semilla de la paz, los referentes de JxC conviven aún entre resquemores y pases de factura por el sorpresivo resultado de agosto. “Claramente se dieron cuenta tarde de lo importante que era Macri para llegar al 30%”, se quejan en el pelotón de fieles del expresidente en Pro. Otros aliados de la exministra, en cambio, lo responsabilizan a Macri por la erosión que sufrió Bullrich después de las PASO a raíz de sus expresiones sobre Milei. Los detractores del expresidente especulan que se plegó en la recta final para no pagar costos ante una eventual derrota.
Bullrich confía en que logrará contener el 28% que obtuvo JxC en las PASO. Es un objetivo crucial para ella en su misión de forzar una segunda vuelta. Si bien el escenario de tercios la dejó a tiro de Milei -la diferencia entre el libertario y la suma Bullrich-Larreta fue de 456.303 votos-, la exministra debe asegurarse ese caudal para mantener sus chances de llegar a la Presidencia. Por esa razón, apostó con fuerza a promocionar su acuerdo con Larreta para que sea su jefe de Gabinete, con el que procuró lograr un golpe de efecto y dar señales de convergencia entre duros y moderados. Exhibió la marca, después de notar en los sondeos que medía más que su candidatura.
También se abroqueló con los popes de la UCR y, sobre todo, los gobernadores electos de JxC. Ahora se ilusiona con que Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Alfredo Cornejo (Mendoza) o Leandro Zdero (Chaco) la ayuden a reconquistar sufragios en sus territorios para frenar a Milei y ampliar la ventaja que le sacó JxC a Massa (Unión por la Patria) -quien tiene el desafío de contener los votos de Grabois y evitar una fuga a la izquierda- en las primarias.
Pese la confianza de Bullrich en su rendimiento, aún persisten las dudas entre sus socios sobre si podrá consolidar el 28% de JxC y suavizar la sangría que sufrió el sello en agosto respecto de las presidenciales de 2019 o las legislativas de 2021. En el campamento de la exministra saben que deberán cuidar los votos de la Capital y Buenos Aires, dos distritos donde Milei no pudo transferir el tsunami violeta y se ubicó en el tercer lugar. Además, en esa geografía están la mitad de las adhesiones que tuvo JxC a nivel nacional. Lo mismo ocurrió con la performance de Massa. La contracara de ellos es Milei, que se hizo fuerte en el centro y en el interior, pero perdió poder de fuego en el AMBA.
Por esa razón, una vez más será determinante el resultado en Buenos Aires, donde la pelea entre el oficialismo y JxC es muy reñida. A sabiendas de lo que está en juego, hubo malestar en la tropa de Bullrich con los intendentes aliados –como Diego Valenzuela o Julio Garro- que estimularon el corto de boleta para salvar sus enclaves de una eventual ola libertaria. “Hubo un error en las formas”, dicen cerca de la exministra.
La receta para resurgir
A horas de la compulsa, Bullrich y sus leales se entusiasman con lograr un triunfo en la Capital, desplazar a Axel Kicillof de Buenos Aires -apostaron a una campaña de voto útil para promover a Néstor Grindetti, candidato a la gobernación- y recibir un empuje de la Ciudad, donde Jorge Macri sueña con ganar en primera vuelta. En esa misma lógica se entusiasman con una victoria de Rogelio Frigerio en Entre Ríos, bastión del PJ.
Una de las claves para Bullrich es recuperar los votos que perdió JxC en manos de Milei en Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Esos tres distritos fueron históricamente una cantera de apoyos para Cambiemos. En particular, Córdoba fue un histórico fortín de Macri en su lucha contra el kirchnerismo por los hilos del poder. En el equipo de Bullrich genera intriga el factor Juan Schiaretti. Si el “gringo” crece o contiene el 27% -quedó segundo en las PASO-, será difícil para Bullrich acortar la diferencia con Milei (33%).
Santa Fe es otro territorio donde Bullrich debe mejorar. En comparación con la elección provincial -donde UCR y Pro sumaron al socialismo, socio a nivel nacional de Schiaretti-, JxC perdió 440.731 votos en las PASO presidenciales. “Las claves en Córdoba o Santa Fe son: cuánto le podemos sacar a Milei y qué diferencia tenemos con Massa”, dice uno de los armadores de Bullrich.
Los estrategas de la aspirante de JxC quedaron satisfechos después de los contactos de último minuto con sus lugartenientes en distritos influyentes. Según esos reportes, el mensaje de Milei despertó un temor palpable en un sector del electorado. En paralelo, notaron una mayor demanda de la boleta de JxC. Igualmente, Bullrich y sus arquitectos políticos son cautos con los pronósticos porque saben que enfrentan una batalla cuesta arriba. Mientras Milei alienta la idea de ganar en primera vuelta, Bullrich prefiere la cautela, pese a que sus leales perciben un clima de recuperación de JxC. Saben que la política también es un juego de expectativas.
En el comando de campaña de Bullrich basan sus esperanzas en la chance de recibir un impulso final gracias a un eventual aumento de la participación. Aspiran a que se replique el efecto de los últimos comicios en los que el alza de la concurrencia favoreció a JxC. Creen que Bullrich podría seducir a los indecisos ante el ruido que provocaron las propuestas disruptivas de Milei. El pronóstico de lluvias los puso en alerta, sobre todo, porque podría desalentar a votantes en Buenos Aires.
Una campaña desafiante
Desde la noche de las PASO, Bullrich enfrentó la difícil tarea de reinventarse para romper el intento de Milei y Massa de polarizar entre ellos con el objetivo concreto de borrarla de la cancha. En las últimas semanas intentó exhibir las contradicciones del discurso anticasta de Milei -un caballo de Troya en su alianza con Luis Barrionuevo-, la marcha atrás con sus propuestas, como la dolarización, y su falta de sustento legislativo para impulsar reformas. A su vez, lanzó una batería de críticas contra Massa para resaltar su doble rol de candidato y ministro de Economía, y desgastarlo por la debacle económica y social.
En un juego de suma cero, Bullrich busca nutrirse de las eventuales deserciones que sufra el libertario y seducir a los indecisos para que elijan la opción de JxC en el cuarto oscuro. “No vemos de dónde podría rascar un voto Massa”, dicen. Confían en que el impacto de la corrida del dólar blue y los últimos casos de corrupción pulverizan las chances del ministro.
Bullrich y JxC encaran una disputa a todo o nada. Los escenarios son múltiples. Si gana o llega al mano a mano con Milei, tendrá el desafío de ampliar la base y aglutinar el voto antilibertario para lograr su objetivo de desembarcar en la Casa Rosada.
En cambio, si JxC no alcanzara el ballottage, el espacio sufrirá desde la noche del domingo la amenaza concreta de una fragmentación. Es que, en caso de que Massa logre el milagro de colarse en segundo puesto y fuerce una segunda vuelta con Milei, es una incógnita si los alineamientos de JxC forzarán una ruptura. Por lo pronto, los larretistas evalúan la opción del voto en blanco. Un sector de la UCR ya avisó que nunca respaldaría a Milei. El gran foco estará en Macri, quien sufriría una pesadilla si Massa llega a la segunda vuelta y Bullrich queda en el camino.
Pese a que el futuro de JxC será un enigma en caso de una derrota, el rol de gobernadores electos podría ser crucial para evitar una fractura. No obstante, Bullrich ni se imagina ese escenario. Confía en sus chances y, lejos de los pronósticos, está lista para sorprender.
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