Elecciones 2023: los jefes de la UCR no tienen un candidato propio fuerte y eso les dificulta la negociación de las listas con Pro
La foto de un grupo de radicales con Patricia Bullrich en la Fiesta de la Vendimia profundizó las divisiones en el partido; el rol de Ernesto Sanz y el lanzamiento de Gerardo Morales
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La Unión Cívica Radical (UCR) atraviesa un trance complicado. Cuando faltan cuatro meses para el cierre de listas electorales, el esquema del radicalismo, uno de los socios mayoritarios en Juntos por el Cambio, sigue atomizado. A las divisiones internas y la ausencia de un liderazgo claro se suma, coinciden los principales referentes del partido centenario, la falta de un candidato a presidente competitivo para pelear con Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, las figuras de Pro, en las PASO del 13 de agosto.
Las diferencias entre las distintas ramas internas de la UCR le generan otra complicación: no tiene una estrategia común para sentarse a negociar con Mauricio Macri y sus herederos en Pro el armado electoral la eventual implementación de las fórmulas cruzadas ni la conformación de las nóminas de diputados y senadores.
Si bien Gerardo Morales y Facundo Manes mantienen sus ambiciones presidenciales, ninguno de los dos consigue despegar en las encuestas de las consultoras líderes, por falta de conocimiento en los grandes centros urbanos o porque no logran traducir la imagen positiva en intención de voto. Dado que la UCR renueva seis bancas en el Senado y 21 escaños en Diputados, los máximos exponentes del radicalismo coinciden en que no están dispuestos a ir a una elección con un postulante que no mida al menos diez puntos. Es decir, no quieren replicar la experiencia de 2015, cuando Ernesto Sanz compitió en las primarias contra Macri y Elisa Carrió, a sabiendas de que el fundador de Pro corría con amplia ventaja. Los gobernadores, en tanto, miran el escenario de sus provincias, donde no quieren relegar poder.
Conflictos y alineamientos
El tablero de alianzas de la UCR es un laberinto. El caso de Rodrigo de Loredo es ilustrativo: si bien integra la fuerza de Martín Lousteau, tiene mayor afinidad con Macri y Bullrich que con Larreta. Esa buena sintonía lo ayuda en Córdoba, su distrito, que tiene una fisonomía con fuerte impronta antikirchnerista en su electorado.
Por la falta de un conductor que ordene, los cortocircuitos con Pro se multiplican en el mapa radical: hay fuertes tensiones o rupturas en Tucumán, Neuquén, Mendoza, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego, entre otras provincias.
Manes se volvió un incordio para el plan de Morales y Lousteau, los aliados de Larreta. El médico no solo está descontento con su liderazgo, sino que amenaza con subirse sí o sí al ring, por más de que los sondeos lo ubiquen con pocas chances de ganar. Sin embargo, admiten cerca del médico, esperará a que el partido defina el rumbo y la ingeniería electoral. Manes sabe que necesita la estructura de la fuerza para darle vuelo a sus ambiciones. En su versión “reloaded”, confía en su campaña “light” y se encuadra en el polo anti-Larreta. Su charla con Macri lo acercó a los “halcones”.
Ante algunas versiones que circularon durante el día de hoy, me veo en la obligación de aclarar que no estoy involucrado en ninguna discusión vinculada a una precandidatura para las próximas elecciones.
— Ernesto Sanz (@SanzErnesto) March 7, 2023
Con ese panorama, el plan de la UCR para disputarle a Pro el liderazgo de JxC y quedarse con el poder nacional en 2023 comenzó a deshilacharse. Fracturado internamente, el radicalismo se mueve al ritmo de la interna de Pro, en la que Bullrich y Larreta pulsean por el liderazgo opositor a la espera de que Macri defina si será árbitro o competidor. Ese cuadro se reflejó en la foto de Bullrich rodeada de radicales que no responden a Morales en la Fiesta Nacional de la Vendimia en Mendoza. Esa imagen movió el avispero opositor.
Cruces por Mendoza
Morales buscó relativizar el efecto de la cumbre que armaron la titular de Pro y Alfredo Cornejo, su principal enemigo interno, en el lobby del Park Hyatt Hotel, en Mendoza, para exhibir la construcción de un nuevo bando en JxC. Bullrich y el senador reunieron en la foto a Gustavo Valdés, Facundo Manes, Carolina Losada, Rodolfo Suárez, Luis Naidenoff y Rodrigo De Loredo. La puesta en escena generó pases de factura y reproches en la cúpula de la UCR. A uno de los protagonistas de la foto le llegó un mensaje intimidante apenas se dispararon los flashes: “Traidores”.
Sanz no estuvo en la foto pero su nombre sobrevoló el salón principal del Hyatt. “Ernesto estuvo al tanto de esto”, desliza uno de sus hombres de confianza. Si bien entre los armadores de Bullrich admiten que buscaron estrechar lazos con el extitular del radicalismo, Sanz toma distancia de los reacomodamientos y es crítico de la fragmentación del partido. Esta semana debió salir a negar que pueda compartir la fórmula con la titular de Pro. Ya no orbita tan cerca de Manes, a quien intentó aconsejar, y visualiza como su heredero a Maximiliano Abad.
En el entorno del jefe de la UCR, aliado táctico del tándem Larreta-Martín Lousteau en el esquema opositor, despotricaron contra los protagonistas de la foto. Consideran que hicieron un papel “indigno” al dejarse arrastrar por Bullrich. Para el jujeño, no hay dudas: Macri movió los hilos para “dividir” al radicalismo.
Los detractores de Morales en el radicalismo lo acusan de usar el sello del partido para negociar un pacto electoral con Larreta. En ese grupo se anotan Cornejo, Suárez, Manes, Naidenoff y Losada, entre otros.
En rigor, están convencidos de que pretende quedarse con las llaves de la UCR para garantizarse un lugar en la fórmula de Larreta como partenaire secundario y no para disputar la Presidencia. “Es un proyecto vicepresidencial”, repiten. A su vez se sienten atraídos por la prédica de Bullrich -bregan por una mayor identidad frentista, menos partidaria, y “una narrativa antikirchnerista” para impulsar reformas- y sus números en las encuestas. Olfatean que Larreta ya no es el mejor libra por libra de Pro en el ring electoral.
Morales rechaza las especulaciones de sus adversarios internos. E insiste que un sector mayoritario de la UCR lo respalda. El miércoles se lanzará como candidato a presidente en el teatro Gran Rex. Las ausencias de referentes radicales en el evento podrían debilitar el golpe de efecto. ¿Irán Manes y Abad? En la fuerza no descartan que el acto refleje las divisiones, como ocurrió en Costa Salguero en el homenaje a Raúl Alfonsín o la cumbre de enero en Mar del Plata.
Durante los últimos días, Morales volvió a cerrar filas con Larreta: se vieron en Expoagro y juegan en tándem para contener el avance de Macri. A su vez, el jujeño activó su comité de campaña en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, donde se alió con Gustavo Posse. Esa jugada fue un abierto desafío a Abad, aspirante a gobernador y jefe de la UCR bonaerense, quien controla la mayoría de la estructura radical en el distrito y apuntala la postulación de Manes. “Ese comité de Gerardo tiene un color sepia; no hay votos”, replicaron los rivales de Morales.
El objetivo de Morales, insiste ante los suyos, es posicionarse y llegar a medir unos diez puntos a nivel nacional en los sondeos. Reconciliado con Lousteau, se siente atraído por la oferta de Larreta y cerró un acuerdo “progamático” con Elisa Carrió, la líder de la CC. Con ese grupo coincide en que la oposición necesita construir una opción de centro y evitar una avance de “la derecha” en JxC. “Hay mucha espuma en el escenario, están todos parejos”, dicen cerca del jujeño.
A Lousteau, uno de los Beatles de Mar del Plata, le preocupa la dispersión en su partido. Calificó como un error la foto del sábado en Mendoza: está convencido de que el radicalismo tiene potencial para forzar a Pro a acordar. Si bien acumuló capital con Evolución Radical -tiene influencia en el comité nacional y exhibe candidatos en el interior-, la falta de un candidato a presidente y la procrastinación de Larreta en la Ciudad complican su plan. ¿De qué boleta presidencial irá colgado en el distrito porteño si Morales y Manes no tienen chances de pulsear con Pro? Por eso, pide que Larreta desdoble los comicios y el jefe porteño evalúa opciones para no alterar a Macri. El resurgimiento del expresidente también lo incomoda.
Así como Morales y Lousteau son socios de Larreta en el polo moderado y Cornejo se alinea con el eje Bullrich-Macri, Valdés tiene un recorrido más sinuoso en la interna opositora. Pese a su resquemor con Morales, tiene llegada a todas las terminales de Pro. De hecho, cuatro días después de la foto con Bullrich en Mendoza, recibió a Larreta en Corrientes. Ya se había mostrado con Macri antes de que el expresidente viajara a Europa. ¿Espera una señal del exmandatario para definir un bando?
Esta semana Valdés también movió sus fichas bajo radar. Encabezó un encuentro con senadores y diputados nacionales e intendentes, legisladores provinciales, concejales y dirigentes del radicalismo de varias provincias. Luego, reunió a los detractores de Morales en la Casa de Corrientes. Se ocupó de aclarar que esos encuentros no eran “anti-nadie”. “Una foto es una foto, no es un acto político”, dijo para despegarse de los efectos de la cumbre con Bullrich en Mendoza. A Larreta, incluso, le aclaró que su presencia en la foto no implicaba un apoyo a la candidatura de la exministra de Macri.
En los mítines radicales de los últimos días sobrevoló un plan para tender puentes entre las distintas vertientes del partido para llegar al cierre electoral del 24 de junio con una estrategia unificada. Los impulsores de la idea persiguen un objetivo: arribar a la discusión con Pro con el pedido de implementar listas de unidad en la categoría de diputados y senadores. Además, se entusiasman en ese sector, la UCR podría negociar fórmulas cruzadas y ocupar los binomios de Bullrich y Larreta. Sin un frontman competitivo, se conforman con no perder poder de influencia en JxC.
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