Elecciones 2023 | La Iglesia mira más allá de la votación y alerta sobre una crisis económica y social cada vez más grave
La preocupación más urgente de los obispos es el crecimiento de la pobreza y la inflación; además de los agravios a Francisco, deploran la utilización política
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“Los candidatos se han dedicado a hablar del Papa, pero la Iglesia no va a llevar a Francisco al barro de la campaña. Lo que más preocupa es la grave situación económica y social”. Esa es la respuesta que se encuentra cerca de los obispos frente a lo que describen como “intentos de utilización política”. Esa definición, según fuentes del Episcopado, engloba tanto los insultos del dirigente libertario Javier Milei como el planteo del oficialista Sergio Massa, que reflotó el tema en el primer debate presidencial.
Para la Iglesia, lo que pueda pasar en diciembre con la asunción del nuevo gobierno está lejos. La inquietud principal es la crisis que ya está, con una pobreza del 40,1%, que sin las ayudas del Estado treparía entre los menores de 14 años al 59% -según un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina- y una inflación que no se detiene, insistieron distintas fuentes eclesiales, ante consultas de LA NACION.
Algunos comedores y parroquias tienen listas de espera. “No podemos llegar con alimentos para todos. Crecen los pedidos y disminuye la donación de alimentos”, advirtió el padre Munir Bracco, responsable de la Pastoral Social de Córdoba, donde el arzobispo local, el flamante cardenal jesuita Ángel Rossi creó el mes pasado la Vicaría de los Pobres, que pone en el centro la atención a las “personas en riesgo social”.
También la Fundación Banco de Alimentos, que fue creada en Córdoba en 2002 y hoy asiste a más de 90.000 personas, tiene una lista de espera de 400 porque no puede “atender a todos” en los comedores y merenderos comunitarios.
La preocupación de la Iglesia por la crisis no se agota en la cuestión de los ingresos, la pobreza y el empleo precario. El crecimiento del consumo de drogas y otras adicciones, como el juego y las apuestas on line, presentan datos poco auspiciantes. “Cada celular se puede convertir en un casino y eso está pasando en las escuelas”, advirtió el padre Bracco, en momentos en que las miradas sobre la industria del juego se posaron a raíz del escándalo de Martín Insaurralde.
“En una escuela, un cantinero preguntó por qué iban menos chicos a comprar merienda. El motivo era que dedicaban el tiempo y los pocos recursos que tienen a probar su suerte en apuestas on line”, reveló un sacerdote. En otro colegio, comentó, varios chicos hicieron un pozo para ayudar a un compañero a pagar las deudas de juego”.
“Más que en diciembre la Iglesia está pensando en cómo acompañar a la gente hoy, que la está pasando mal”, resumió otra voz eclesial. Todo en el contexto de la permanente convocatoria al diálogo y a la tolerancia de quienes piensan distinto. Lo dijo el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, en su último pronunciamiento: “Es imposible construir un país sin diálogo y con insultos, gritos y descalificaciones”, en sintonía con los reproches por las descalificaciones de Milei a Francisco. Lejos de desdecirse, el candidato de La Libertad Avanza ratificó sus críticas en la reciente entrevista con el periodista Tucker Carlson, de la cadena Fox News, al acusar al pontífice de “defender las dictaduras sangrientas de Venezuela, Cuba y Nicaragua”.
La réplica más contundente llegó de la voz y las manos de los curas de villas y barrios populares, que celebraron una misa de desagravio por los ataques de Milei y defendieron las políticas de justicia social y la “presencia inteligente del Estado”, frente a las situaciones de emergencia. “Uno se termina preguntando si alguien con ese desorden emocional, que no puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar o insultar, puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira”, dijeron los sacerdotes en un documento, al poner en duda la capacidad del dirigente libertario para conducir el país en un contexto de crisis.
Los curas villeros se reunieron sucesivamente con los candidatos Sergio Massa, Patricia Bullrich y Juan Schiaretti y no lo hicieron con Milei. Un encuentro de improbable concreción en el contexto actual.
El fuerte descontento de las filas católicas con el candidato que define la justicia social como “un robo” se expresó en la peregrinación de jóvenes a Luján, donde aparecieron carteles con leyendas explícitas en distintos tramos del camino. “El pueblo ama a Jesús. Milei lo odia”, “El pueblo ama al papa Francisco”, “El pueblo ama a la paz. Millei la odia” y “No a la venta de órganos y niños. Cuidemos la vida”, decían algunos de los carteles.
Hoy, después del segundo debate presidencial, Milei volvió a cuestionar al Papa. “Sus intenciones políticas no son las que coinciden con un mundo mejor. Tiene fotos con dictadores de todo el mundo, dándoles la mano. Y se lo ve contento. Yo a Maduro, Putin, no les doy la mano ni loco”, dijo el candidato presidencial de La Libertad Avanza en radio Mitre.
“El Papa es para nosotros un profeta de la dignidad humana en un tiempo de violencia y exclusión. Pero, por otra parte, también es un Jefe de Estado al que se le debe un respeto particular”, expresó monseñor Ojea en su último pronunciamiento.
“Tóxico y agresivo”
El propio arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, cuestionó la semana pasada el nivel del debate político en la Argentina y lo calificó como “tóxico, agresivo y violento, lleno de chicanas y de oportunismos”.
Al denunciar las “luchas mezquinas de poder”, reveló que sueña con que “alguna vez en un debate presidencial veamos a los candidatos firmando un compromiso con cuatro o cinco temas que sean política pública”. Nadie cree que en el debate de este domingo la deuda quede saldada.
García Cuerva llamó a la unidad para superar las fragmentaciones y a depositar la confianza “en las manos de la Virgen” durante la homilía que compartió con los peregrinos en Luján. Lo hizo con términos religiosos, pero también con fuertes referencias políticas: “En estos tiempos se nos acercan manos llenas de promesas con sabor preelectoral. Tus manos nos sostienen en este tiempo de crisis económica, frente a quienes nos meten las manos en el bolsillo por la inflación, que es el impuesto de los pobres”.
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