Elecciones 2023 | El golpe de Massa y el dilema Milei: Mauricio Macri vive su peor pesadilla, pero avisa que “no va a romper” Juntos por el Cambio
El expresidente quedó afectado por la dura derrota de Bullrich en las elecciones, pero avisa que buscará preservar la unidad y apunta contra Morales y Lousteau; reunión cumbre en sus oficinas para hacer catarsis
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“Mi vida va a ser un infierno si Massa pasa al ballottage y Patricia, no”. Cuando faltaban menos de quince días para las decisivas elecciones generales, Mauricio Macri se sinceró en la intimidad. Hacía muy pocas horas que había aterrizado en el país, después de un fugaz periplo por los Estados Unidos y Guatemala. Venía atormentado por las reacciones que habían despertado en Juntos por el Cambio su exposición ante alumnos de la Universidad de Harvard, cuando reiteró que esperaba que el espacio opositor apoyara en el Congreso proyectos “razonables” de Javier Milei en caso de un eventual triunfo de los libertarios. Tras aclarar por teléfono el asunto con Bullrich, harta de sus ambigüedades, Macri llegó al país y se sumó activamente a la campaña. Escribió una carta, grabó un video y hasta se subió a la “patoneta” en el conurbano para dar muestras de fidelidad y un contundente apoyo a la candidata. No alcanzó para frenar la sangría de votos y lograr un milagroso repunte de la herramienta que construyó junto con Ernesto Sanz (UCR) y Elisa Carrió (CC) en 2015.
Macri vive su peor pesadilla. Cuando llegó anoche al búnker de JxC en Parque Norte se enfrentó al escenario que nunca había querido imaginar, el resultado más temido: que Massa, el ministro de Economía y candidato a presidente de Unión por la Patria, uno de sus adversarios políticos más acérrimos, gane los comicios y Bullrich, su pupila en Pro, quede relegada al tercer puesto. Él soñaba con que otros protagonistas disputaran el “segundo tiempo”. En sus viajes al exterior se cansó de vaticinar el fin de ciclo del “populismo” en la Argentina. Y, en pleno abril, durante un encuentro de importantes empresarios, auguró que JxC competiría en el ballottage con Milei.
Ni siquiera el amplio triunfo de Jorge Macri, que quedó al borde ganar en primera ronda en la Capital, enclave electoral de Pro desde 2007, ayudó al expresidente a digerir el derrumbe de JxC en las urnas. Tampoco le modificó el ánimo la histórica victoria de Rogelio Frigerio en Entre Ríos, fortín del PJ. “No entendemos qué pasó; el 36% de Massa nos sorprende”, comentaban entre los colaboradores más estrechos de Macri. El exmandatario no concibe que ni la escalda inflacionaria ni la corrida del dólar blue ni los escándalos de corrupción hayan hecho mella en la figura de Massa, quien se calzó el traje de candidato con la mochila de una crisis desgastante que se profundizó durante su gestión. Se recuperó contra todos los pronósticos de JxC. Macri tampoco la vio venir.
Anoche, el fundador de Pro se subió por primera vez al escenario en Parque Norte para acompañar a su primo, Jorge, uno de los pocos dirigentes que salvó la ropa en el domingo negro de JxCy tenía motivos para festejar. A las 22.20, Macri volvió a salir a escena. Su rostro reflejaba su estado de ánimo: veía a JxC, el instrumento que lo catapultó al poder en 2015, vapuleado frente a Massa y Milei. El 23% de Bullrich refleja una caída abrupta respecto de las PASO y las generales de 2019, cuando Macri remontó y arañó el 40%, pese a que cayó frente a Alberto Fernández.
Macri abrió esta mañana sus oficinas en Olivos para recibir a una comitiva de dirigentes y colaboradores leales. Tomaron un café e hicieron catarsis. Se sentaron en la mesa Cristian Ritondo, Hernán Lombardi, Martín Yeza, Fernando de Andreis, Daro Nieto, Jorge Macri, Federico Angelini y Jorge Triaca, entre otros. A lo largo de dos horas de conversación intentaron hacer una autopsia prematura de la inesperada derrota. De inmediato, surgió el gran dilema que carcome a la cúpula de Pro: ¿apoyar a Milei o dar libertad de acción?.
El expresidente avisó que no está dispuesto a romper JxC. Al contrario, repitió que su objetivo será sostener a la coalición opositora y analizaron la chance de apelar a los mecanismos institucionales de la alianza para debatir el posicionamiento con miras al ballottage. Desde el domingo a la noche Macri les dice a quienes lo consultan que deben proteger a los gobernadores electos. Piensa en su primo, Jorge, que quedó a un paso de ser el sucesor de Horacio Rodríguez Larreta, pero también en Ignacio Torres (Chubut) y Frigerio (Entre Ríos) o los aliados Claudio Poggi (San Luis), Marcelo Orrego (San Juan).
Macri hizo saber a los suyos que no se comunicó con Milei y que tampoco recibió un llamado del libertario en las últimas horas. Ahora necesitado de apoyos, el economista ya activó el operativo para seducir, sobre todo, al polo de JxC que responde a Macri y Bullrich. El expresidente, dicen sus leales, no moverá sus piezas en el tablero hasta escuchar las opiniones de los altos mandos de Pro. De hecho, Federico Angelini, titular interino del partido, convocó para este miércoles a una cumbre de autoridades en la sede de Pro, en Balcarce 412. Esperan que concurran Macri, Larreta, Bullrich y María Eugenia Vidal e intendentes y gobernadores electos.
Con Macri como anfitrión, los jerarcas de Pro que se juntaron esta lunes por la mañana en Olivos repasaron las duras caídas de JxC en el mapa de poder -Bullrich solo ganó en la Capital- y coincidieron en que la fuerza debe reinventarse y recuperar su sentido fundacional para volver a representar a un sector amplio de la sociedad. Esa es la prioridad de Macri: resguardar al Pro. “¿Qué nos pasó?”, indagaban. “Perdimos votos con Massa y Milei”, comentaron.
Atento a los movimientos de los radicales Morales y el eje Martín Lousteau-Emiliano Yacobitti, el expresidente se puso en guardia. Transmitió a los suyos que sospecha que esa porción de la UCR -insiste en que es minoritaria y que no tiene influencia mayor que Alfredo Cornejo o Gustavo Valdés o Ernesto Sanz y Maximiliano Abad- alienta una ruptura de JxC para cerrar un acuerdo con Massa, quien convoca a los radicales a un conformar un gobierno de unidad nacional. Es más, hay macristas de pura cepa que están convencidos que esa línea interna ya arregló con Massa y jugó de forma subterránea para perjudicar a Bullrich.
Morales y Lousteau, en cambio, responsabilizan a Macri por la derrota. Lo acusan de haber desgastado a Larreta o de haber maltratado a sus socios de la UCR y de haber desinflado a Bullrich con el doble juego con Milei. “Se equivoca Morales, ni siquiera ganó en su provincia y JxC salió tercero en Jujuy”, machacan los fieles de Macri. Morales convocó para el miércoles a la cúpula radical y a mandatarios electos a través de un chat en el transmitió su vocación combativa. Avisó que irá a la guerra con el Pro si los macristas blanquean su apoyo a Milei. Por ahora, Bullrich preserva el silencio, pero ya salió a jugar: decidió reasumir de forma sorpresiva la presidencia de Pro.
Macri camina con pies de plomo. Sabe que un paso en falso ante un llamamiento de Milei lo pondrá en la vitrina del responsable por la ruptura de JxC. El que mueve, rompe. Por eso, bajó la orden de que su deseo es mantener la unidad de la coalición opositora y aislar a Morales y Lousteau. Dejó trascender que no se dejará llevar puesto por el jujeño y su socio porteño. “Hay que analizar lo que pasó. Vamos a conservar la identidad de Pro. ¿Morales y Lousteau quiere forzar una ruptura por acuerdos individuales?”, apunta un interlocutor habitual de Macri.
Otro de los concurrentes a la cumbre con el creador de Pro remarca que Morales le dedica mayor énfasis a esmerilar a JxC y promover una fisura que a dedicarse a arreglar la herramienta.
Entre los laderos de Macri despotrican bronca con Morales y Lousteau. Los acusan de buscar culpables y de fogonear una pelea a cielo abierto con el expresidente para empujar a una fractura. “Mauricio no dice que los culpables son los radicales; no se entiende ese nivel de agresión”, asegura uno de los confidentes de Macri. Entre los feligreses de Macri lamentan que Bullrich lo haya sumado en el tramo final de la campaña, por su desconfianza a construir un liderazgo nuevo con un expresidente en las sombras, y comienzan a deslizar un análisis inconfesable hasta ayer. Especulan con que Macri hubiera sido mejor candidato que Bullrich o Larreta en la disputa por la Presidencia con Massa y Milei. Él, insiste ante propios y extraños, no se arrepiente de haberse bajado de la carrera.
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