Elecciones 2021. Los políticos se preparan para una campaña “atípica” por la pandemia y el malestar social
Imposibilitados de organizar actos masivos y cenas de recaudación de fondos en lugares cerrados, prevén armar actividades al aire libre y tener una mayor presencia en el ring mediático y en las redes sociales
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La dirigencia política se prepara para lidiar con una campaña “atípica”. El avance de la pandemia en el país en la antesala de las PASO, fijadas por la Cámara Nacional Electoral para el 8 de agosto, sumado a las demoras en el plan de vacunación oficial, obligan a los referentes del oficialismo y de la oposición a repensar los formatos tradicionales para hacer proselitismo.
Dirigentes de distintas fuerzas que aspiran a ser candidatos en las próximas legislativas imaginan una campaña “corta”. Imposibilitados de organizar actos masivos en estadios ni cenas de recaudación de fondos en lugares cerrados, prevén armar actividades al aire libre y tener una mayor presencia en el ring mediático y en las redes sociales. Por ese motivo, planean volcar una mayor cantidad de fondos en los desarrollos tecnológicos y plataformas digitales, como Facebook, YouTube o Google.
Hacer campaña en medio de la pandemia se presenta como un desafío para los políticos, sobre todo, para los que no ocupan cargos de gestión o aquellos que no tienen una estructura territorial. El nuevo clima social también enciende las alarmas en la dirigencia. Varios integrantes de Juntos por el Cambio que recorren diariamente el conurbano perciben un creciente rechazo de los vecinos para debatir temas políticos. Notan en esos contactos que la principal preocupación de los ciudadanos radica en la cuestión sanitaria o la crisis económica. “Va a ser una campaña corta. La gente va a tener menos tolerancia a la política porque va a estar de mal humor”, aventura un referente de la oposición con pasado en el peronismo.
Nuevos formatos
Desde hace un año, cuando el gobierno decretó la cuarentena obligatoria por la llegada del Covid-19 al país, los políticos se habituaron a nuevas formas de relacionamiento. La pandemia alteró sus rutinas y los obligó a adaptarse a nuevas herramientas tecnológicas para reemplazar los encuentros personales. Pero el desgaste por la extensión de la cuarentena y la llegada del año electoral los hizo regresar al territorio.
En las fuerzas de la oposición coinciden en que, mientras la situación epidemiológica lo permita, realizarán actividades presenciales al aire libre y con distanciamiento social. “De no regresar a una cuarentena cerrada, seguramente se podrán realizar reuniones en espacios abiertos, con protocolos estrictos que permitan ese contacto presencial”, opina el jefe del bloque de Pro en Diputados, Cristian Ritondo.
En Juntos por el Cambio reconocen que será complicado reeditar los tradicionales timbreos. “Se modificó el formato de militancia al que estábamos acostumbrados, como el ‘puerta a puerta’. Nadie te abre y te recibe un volante, por miedo al contagio”, cuenta Sebastián García De Luca, jefe de campaña de Emilio Monzó, quien aspira a competir como candidato a diputado nacional en la provincia.
Un dirigente de Pro de la tercera sección del conurbano descarta la posibilidad de organizar encuentros con cien personas en locales partidarios en clubes, como en las campañas anteriores. Planifica armar “charlas” en cada barrio con grupos de diez vecinos. “Vamos a tratar de que el mensaje se esparza. Es un trabajo más laborioso”, señala.
El intendente de La Plata, Julio Garro, también imagina una campaña “diferente”. Y prevé que será difícil repartir boletas o panfletos si se produce un nuevo rebrote del coronavirus en la provincia. “Habrá mucha comunicación oficial y publicidad estática. No veo posible el reparto y boletas. Por eso, insistimos tanto con implementar la boleta única de papel”, remarca Garro, alfil de Pro.
Otro jefe municipal coincide en que el reparto de boletas en medio de una eventual segunda ola implicaría “exponer” a militantes de la fuerza. En cambio, el diputado bonaerense Alex Campbell (Juntos por el Cambio) propone colocar las boletas en “bolsas selladas” y dejarlas en las puertas de las casas. “No podemos dejar de estar cerca de la gente por la pandemia. Hay que tomar todos los recaudos, pero vamos a seguir recorriendo la provincia todos los días”, comenta Campbell, uno de los referentes de La Territorial, la nueva agrupación opositora que aglutina a los “sin tierra”, alfiles de Pro que buscan desbancar al PJ en quince distritos del conurbano.
Otro integrante de La Territorial, Pablo Alaniz, que milita en Florencio Varela, bastión peronista, modificó sus rutinas para hacer campaña. “En lugar de reunirnos con los vecinos en casas, nos juntamos en patios o salimos a recorrer el barrio”, cuenta Alaniz, concejal en el terruño de Andrés Watson.
La exintendenta de Rosario Mónica Fein vive la experiencia de hacer una campaña nacional en plena pandemia. Fein, que competirá el 18 de abril próximo contra Roy Cortina y Eduardo Di Pollina por la conducción del Partido Socialista, recorrió once provincias durante los últimos meses y enfrentó distintos “problemas de logística”. Lidió con complicaciones para trasladarse de un distrito a otro por la escasa frecuencia de vuelos o para organizar reuniones grupales. “En los encuentros con comida tuvimos que armar cajas individuales. No hay servicios y no se puede compartir el vaso o los cubiertos”, cuenta Fein.
Malestar social
En la Ciudad están más atentos al contexto sanitario que a los eventuales nuevos formatos de campaña. Por eso, son cautos respecto del escenario de las PASO. “¿Vamos a estar cerrando listas y haciendo campaña en medio de una segunda ola? Es complicado. Hay que ver cómo evoluciona”, reconoce un alto funcionario porteño.
Entre diciembre y febrero, Monzó debió suspender varias actividades por el rebrote de casos en distintos distritos. “Es difícil para los dirigentes que no tienen un rol en la gestión. No se puede ir a hablar de política o contar propuestas en medio del problema sanitario”, dice De Luca. Un intendente de Juntos por Cambio también percibe un creciente rechazo de los vecinos para escuchar temas políticos. “Cuando intentás hablar un poco de política, la gente te dice: ‘dejen la rosca y la grieta, solucióname los problemas que tengo con el laburo y la salud’”, relata el jefe municipal.
En el macrismo consideran que el Gobierno no tiene margen para volver a un confinamiento estricto. De hecho, Mauricio Macri y el ala dura de Pro alentaron los banderazos o marchas contra el kirchnerismo por las restricciones del año pasado. La presidenta de Pro, Patricia Bullrich, tiene previsto continuar en abril y mayo con sus recorridas por el conurbano y el interior del país para presentar su libro Guerra sin cuartel. En los actos, dicen cerca de Bullrich, toman los recaudos para respetar el distanciamiento social. “No imagino una campaña en la que no se pueda estar físicamente con la gente”, asegura Gerardo Milman, principal armador de la exministra de Seguridad.
Mientras avanza con el armado de Peronismo Republicano, Joaquín De la Torre pide que el presidente Alberto Fernández declare a la política como “actividad esencial”, cuando convoque por decreto a las PASO. “Durante la Fase 1 de la cuarentena, los funcionarios han tenido una ventaja respecto a los opositores. Está claro que el funcionamiento de la República depende que la oposición tenga las mismas libertades que el oficialismo”, puntualiza De la Torre.
Milman coincide con De la Torre en que el Gobierno debe declarar a la política como actividad esencial. “No poder estar en la calle sería una desventaja para Patricia”, asegura.
Frente al pedido de los gobernadores del PJ para que el Gobierno suspenda las PASO por motivos sanitarios, en la oposición argumentan que la interna de la UCR en Buenos Aires -votaron 100 mil afiliados- evidenció que se puede organizar un proceso electoral sin poner en riesgo a la población.