Elecciones 2021: el año de los “divorcios” de los gobernadores y sus vices
Los casos de Santa Fe y Tucumán son los más resonantes, pero también se rompieron alianzas en la cúpula del poder provincial en Chubut y Corrientes
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En algunos casos son peleas que anticipan la sucesión para 2023. En otros, duelos que vienen de larga data y que esconden enconos personales y políticos profundos. Lo cierto es que, como nunca, las elecciones de medio término de este año sacaron a la superficie los enfrentamientos entre gobernadores y sus vices en varias provincias.
Algunas de esos enfrentamientos son de alto voltaje, como los que se registran en Santa Fe, Tucumán y Chubut, donde las peleas entre los diferentes sectores del PJ son cada vez más encarnizadas. En Corrientes, en tanto, desnudaron la ruptura de una unión que alguna vez fue funcional pero que, ahora, parece insuficiente para satisfacer las apetencias políticas de sus protagonistas.
El caso Santa Fe, es tal vez, el más espectacular. No solo porque Omar Perotti y Alejandra Rodenas ocupan las dos principales poltronas de la provincia, sino porque en el reparto de esta novela también aparecen Alberto Fernández y Cristina Kirchner ocupando papeles protagónicos.
La piedra del escándalo fue la decisión del exministro de Defensa Agustín Rossi de enfrentar en las primarias, en sociedad con Rodenas, a los candidatos de la lista apadrinada por Perotti.
Sin embargo, la unidad de la fórmula con la que el peronismo recuperó el poder en Santa Fe empezó a crujir desde casi el mismo inicio de la gestión cuando, en noviembre de 2019, un sector del bloque del PJ votó en el Senado santafesino el presupuesto redactado por la saliente gestión del socialista Miguel Lifschitz.
Al frente de aquellos senadores estaba Armando Traferri, el mismo que se encuentra investigado por sus supuestos vínculos con el juego clandestino y uno de los socios políticos de Rodenas en el peronismo santafecino.
El regreso al poder, tanto nacional como provincial, maquilló aquellas tensiones que, no obstante, siempre existieron y que fueron creciendo de manera directamente proporcional a cómo se fue complicando la situación judicial de Traferri.
Con las primarias en el horizonte, la ruptura se formalizó en la decisión de Rossi de enfrentar a los candidatos apadrinados por Perotti. En medio de frenéticas negociaciones, Alberto Fernández pasó de alentar la postulación del rosarino a obligarlo a renunciar al Ministerio de Defensa para alinearse con Cristina Kirchner que, en un gesto de pragmatismo político, acordó con el gobernador en su intento por conseguir la reelección de María de los Ángeles Sacnun, una de sus espadas en el Senado nacional.
La historia tiene otros matices más clásicos en Tucumán, donde la pelea entre el gobernador, Juan Manzur, y su vice, Osvaldo Jaldo, encaja en la típica pelea entre caciques peronistas por ver quién se queda con el poder en la provincia.
Jaldo quiere ser el sucesor de Manzur en 2023, pero el gobernador no está dispuesto a ceder el poder. Así, durante todo el año pasado ambos dirigentes mantuvieron un poco disimulado enfrentamiento, con Jaldo complicándole la vida a Manzur desde su poltrona de presidente de la Legislatura.
La fuerte disputa terminó con Manzur dejando al sector de Jaldo fuera de las listas que acordó con la Casa Rosada y al vicegobernador enfrentándolo en la primaria, con un aval silencioso de Cristina Kirchner, poniéndose al frente de una nómina de precandidatos a diputados nacionales. La vicepresidenta expuso su recelo con Manzur cuando un acto recordó que su exministro de Salud no había quedado bajo la lupa de la Justicia por el Plan Qunita. “Estaban (Nicolás) Kreplak y (Daniel) Gollán... Estaba también Manzur, pero a Manzur nunca lo procesaron”, dijo Cristina Kirchner el 2 de julio.
Otra relación tormentosa se da en Chubut entre el gobernador, Mariano Arcioni, y su vicegobernador, Gustavo Sastre. Aliados por conveniencia para no perder el control de la provincia en 2019, ambos dirigentes interpretan corrientes que mantienen un largo enfrentamiento en la provincia.
Arcioni es heredero del aparato peronista que dejó Mario Das Neves con su fallecimiento y aliado a nivel nacional de Sergio Massa. Hace dos años logró juntarle la cabeza a los sectores del peronismo que responden a Sastre y al kirchnerismo, para ganar la elección, pero con los que nunca se había llevado bien.
Sin embargo, la cuestionada gestión de Arcioni poco ayudó a mantener aquella endeble y forzada unidad y ahora, el peronismo volverá a ir dividido a una elección. El Frente de Todos, con Sastre en su interior, competirá con listas propias, oponiéndose al frente Chubut Somos Todos de Arcioni.
El caso de Corrientes es el único en el que la disputa no es entre dirigentes del PJ: la ruptura fue entre el gobernador radical Gustavo Valdés y su vice, el peronista Gustavo Canteros.
Sin posibilidad de reelección -cursa su segundo mandato como vicegobernador-, Canteros pretendió saltar a la intendencia de la capital provincial. Pero sus planes se vieron obstaculizados por Valdés, que avaló al actual jefe comunal, el radical Eduardo Tassano, para que vaya por la reelección en los comicios provinciales convocados para el próximo 29 del corriente.
Este desplante llevó a Canteros a salir de Encuentro por Corrientes (ECO), la coalición multipartidaria que gobierna la provincia con el radicalismo como principal fuerza, y a buscar el apoyo del gobierno nacional para competir, con el sello del PJ, por la intendencia de la capital provincial.
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