Elecciones 2019: Alberto Fernández, de la tensa espera de los resultados junto con Cristina al festejo con La Cámpora
Cuando Mauricio Macri llamó a Alberto Fernández para reconocer la derrota y felicitarlo por el resultado, el presidente electo estaba en una oficina del segundo piso del búnker del Frente de Todos, donde esperaba los resultados con Cristina Kirchner.
Fue una conversación breve, muy breve, en la que acordaron verse hoy. No hubo planteos sobre qué hacer en las próximas horas, aseguran en el entorno de Fernández. Tampoco pedidos puntuales.
"Macri es el presidente hasta el 10 de diciembre", insistían en el comando situado en el barrio de Chacarita.
Cerca de Fernández reconocen que esperaban una diferencia más amplia y que la levantada del oficialismo impactó en los ánimos en los minutos posteriores a la publicación de los primeros resultados, a las 21.
"Pero Alberto es presidente y punto. La lectura de los resultados mañana [por hoy] va a ser historia antigua", afirmaban, para dejar atrás los fantasmas que asomaron en el transcurso de la jornada electoral.
A la oficina del segundo piso del búnker, donde estaban Fernández y Cristina Kirchner, enseguida se sumó Axel Kicillof, dueño del triunfo más resonante de la noche, al consagrarse gobernador de la provincia de Buenos Aires y desbancar a María Eugenia Vidal. Se sumó también Eduardo "Wado" de Pedro. Después ingresaron Sergio Massa, y los gobernadores y los colaboradores del presidente electo, como Santiago Cafiero y Miguel Cuberos. Él les contó muy por arriba la conversación que habían tenido con Macri unos instantes previos.
También hubo tiempo para el análisis preliminar de los resultados. Hubo lamentos por las derrotas en Santa Fe, Entre Ríos y San Luis. Hubo autocrítica por una campaña en la que, mirada en retrospectiva, no se hizo el mismo esfuerzo que antes de las PASO.
"Se hiperpolarizó. Macri se comió a [José Luis] Espert y a [Roberto] Lavagna. Es algo normal, alcanzaron su techo", dijo un gobernador aliado, en la terraza del segundo piso, adonde se trasladaron los festejos después de la medianoche.
"Es un resultado de ballottage", interpretó uno de los colaboradores más cercanos de Alberto Fernández.
El problema, admitían anoche en el búnker de Chacarita, es que ahora va a ser más dura la transición. Con Macri derrotado, pero en alza, cada discusión sobre el camino a seguir hasta el 10 de diciembre podría demorarse más de la cuenta.
Después de los discursos en la calle, donde la energía ya estaba un poco mejor que en el escenario de dentro del búnker, se vieron festejos con algo más de desenfreno.
El diputado nacional Máximo Kirchner se abrazó con Wado de Pedro, con el Cuervo Andrés Larroque y con Luana Volnovich, todos referentes de La Cámpora. Los cuatro posaron para una selfie a pura sonrisa.
Cristina fue una de las primeras en irse del búnker del barrio de Chacarita. Fernández, en cambio, se quedó para los festejos en la terraza del segundo piso. En ese lugar se mezclaban dirigentes del massismo, como Cecilia Moreau, con gobernadores, como el santafesino Omar Perotti, y los integrantes del equipo de campaña, como Juan Courel, jefe de comunicación.
"La jefa"
En una zona reservada, dirigentes de La Cámpora le dedicaron el triunfo a Cristina. "De la mano de la jefa vamos a volver", cantaron. También se oyeron menciones irónicas a la vuelta del cepo cambiario.
Justo a la hora a la que se conocían las nuevas restricciones del Banco Central, anunciadas por Guido Sandleris, detrás de los edificios que daban a la terraza estallaron fuegos artificiales. Pura casualidad.
Fernández se quedó en la oficina donde recibió la llamada de Macri hasta tarde. Ahí lo acompañaron su mujer, Fabiola Yáñez, y su hijo, Estanislao, con quien se había abrazado de manera eufórica en el escenario.
La terraza se fue poblando cada vez más, pese a que el cielo se ponía cada vez más negro y se acercaba una tormenta amenazante. En la barra del bar se servían cervezas y tragos.
Las celebraciones algo dispersas se unificaron minutos antes de la 1, cuando todos los presentes, unas 200 personas, entonaron la marcha peronista. Enseguida le pegaron la canción de "Alberto, presidente". Los fuegos artificiales, esta vez sobre la avenida Corrientes, completaron la escena.
Entre los festejos también se colaban conversaciones políticas sobre lo que vendrá. "Tenemos que cuidar esta etapa, todo lo conseguido, aprender de los errores", decía un dirigente de La Cámpora, visiblemente emocionado por la victoria. "Es un presidente construido desde la militancia", argumentaba.
Otro de los que se quedaron en el sector reservado fue Sergio Massa. El futuro presidente de la Cámara de Diputados se preparaba para hacer mañana un llamado al diálogo. Los colaboradores de Kicillof también se fueron temprano. El gobernador electo tiene previsto dar hoy, a las 13, su primera conferencia de prensa en la ciudad de La Plata.
Con el correr de las horas, la alegría fue ganando terreno frente a la tensión de una ventaja menos amplia que lo esperada. En la terraza se vio una sucesión de abrazos cargados de desahogo. Cerca de la 1, al fin, los fantasmas parecían haber quedado atrás.
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