El vicepresidente lanzó un inesperado ataque a Righi
Denunció al estudio que fundó el procurador general por un supuesto tráfico de influencias
Es muy raro que la estrategia de un acusado que no está siquiera procesado sea atacar al juez y al fiscal de la causa. Todavía más insólito es que ésa sea la defensa del vicepresidente de la Nación. Pero lo más sorprendente del discurso de ayer de Amado Boudou llegó al final: una embestida contra un hombre clave de la Justicia en la era kirchnerista, el procurador general de la Nación, Esteban Righi.
No lo nombró, pero acusó de un aparente tráfico de influencias al estudio del que son socios su mujer y su hijo, que Righi fundó y que tuvo a su cargo hasta que Néstor Kirchner lo designó jefe de los fiscales. Aunque en Tribunales lo siguen identificando como el "estudio Righi", hoy se llama "García, Labat, Musso, Righi". García, es Ana García, la mujer del procurador; Labat, María José Labat, la mujer del ministro de Justicia porteño, Guillermo Montenegro; Musso, el abogado Fabián Musso, y Righi, Federico Righi, hijo del jefe de los fiscales.
Según Boudou, miembros del estudio fueron a verlo tres veces para explicarle "cómo funcionaba" la Justicia y le ofrecieron sus servicios para "aceitar la relación con los jueces" de Comodoro Py. La primera vez -cuenta Boudou- cuando él estaba en la Anses. El vicepresidente no lo dijo, pero el estudio tenía entonces entre sus defendidos a altos funcionarios del kirchnerismo, como el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
"Yo les dije que de ninguna manera iba a ir por ese camino, que iba a seguir trabajando como trabajo", relató Boudou que les contestó, en la última reunión, a las "dos funcionarias del estudio" que lo visitaron.
LA NACION intentó ayer comunicarse con Righi, pero fuentes de la Procuración informaron que él no estaba en el país.
Tal vez lo más duro de Boudou fue la introducción. Después de criticar al juez Daniel Rafecas y al fiscal Carlos Rívolo, anunció: "Voy a seguir con este entramado mafioso dentro de la Justicia". Y contó: "Yo era director ejecutivo de la Anses y en los últimos días me vinieron a ver de un estudio de abogados, el estudio García, Labat, Musso y Righi, a mi despacho para decirme que yo era nuevito, que no entendía cómo funcionaba esto, que yo tenía que tener buenos lazos con Comodoro Py, que era muy importante desarrollar esa relación".
Agregó que recibió otras dos visitas, ya como ministro, el 3 de julio de 2009 y el 20 de mayo de 2010. "Otra vez con el mismo cuento, que tenía que tener una buena relación, que ellas eran el nexo adecuado, que había que aceitar la relación con los jueces". Según su relato, él les dijo que no estaba interesado y "la conversación fue muy desagradable".
En el entorno más íntimo de Boudou, dijeron ayer a LA NACION que la acusación no había sido una afirmación al pasar y relataron que se buscaron las fechas exactas de las reuniones para darle más sustento a la denuncia. "Eso estaba muy bien estudiado", relató un allegado al vice.
Funcionarios de Comodoro Py consultados ayer por LA NACION no salían de su asombro. Aunque el procurador ya no integra el estudio, nadie dudaba que era un ataque directo hacia él. Ni haber apoyado la designación de Rafecas como juez ni ser el jefe del fiscal Rívolo (un funcionario con peso propio) les parecía suficiente; sobre todo, porque la Presidenta siempre mostró confianza hacia el procurador. Su última aparición pública fue la semana pasada, cuando estuvo en la Casa Rosada, de visible buen humor, en la presentación del proyecto del Código Civil, acto que encabezaron Cristina Kirchner y Boudou.
Righi es un hombre de enorme influencia en Comodoro Py. Algunos fiscales han admitido que lo consultan en casos delicados y más de uno le avisa antes de tomar una decisión de trascendencia.
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