El veto al protocolo porteño de regreso a clases, una mancha en el vínculo entre el Presidente y Horacio Rodríguez Larreta
Algo se rompió hoy entre los gobiernos de Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, luego de la decisión del Ministerio de Educación de no autorizar el proyecto de reapertura de gabinetes informáticos en escuelas de la ciudad, que impulsaba la gestión porteña.
"Es difícil de entender la voluntad de volver de manera irresponsable con las escuelas en la ciudad", manifestaban ayer a LA NACION muy cerca del ministro de Educación, Nicolás Trotta, que consultó al Presidente antes de tomar la decisión de vetar el protocolo porteño.
"Estamos con bronca y decepcionados. El ministro primero nos alentó, junto a Ginés González García, a que le diéramos forma al proyecto. Después las internas en el ministerio hicieron que cambiara de opinión", respondieron desde el edificio de Parque Patricios, donde afirmaron que la reciente renuncia de la viceministra Adriana Puiggrós, cercana a los gremios docentes, influyó en la postura más inflexible del ministro.
"No sé que pasó en el Palacio Pizzurno. A Adriana la seguimos admirando y sus libros siguen estando en las escuelas de la ciudad", dijo el titular de UTE, Eduardo López, horas después de la renuncia de la ministra.
Para el gobierno de Rodríguez Larreta, esa renuncia "complicó la relación con el gobierno nacional y presionó a Trotta para tomar medidas más duras", según lamentaron cerca del jefe de gobierno. El gremio y los dirigentes kirchneristas porteños festejaron como "un triunfo de la lucha" que los chicos, aunque más no fuera en grupos de cinco y con todos los cuidados del caso, no deban regresar a clase. Paradojas de la pandemia.
Cerca de Trotta negaban que el portazo de Puiggrós hubiera influido en la decisión final. Y afirmaban que el ministro "promueve el regreso a clases en los lugares sin circulación del virus", como ya lo hizo en Catamarca, Formosa, Santiago del Estero y San Juan, aunque en estas dos últimas debió dar marcha atrás. Y adelantaron que San Luis y Misiones son otras dos provincias con "zonas blancas", sin coronavirus, en los que podrían volver las clases en zonas rurales.
"Al final, tarde o temprano, terminamos avanzando", se consolaban cerca de Rodríguez Larreta, que incluía a los gabinetes informáticos en los pedidos de reapertura que le presentará al Presidente el viernes, a horas de otra prórroga de la cuarentena en la ciudad. La sensación de que la política, y en especial el kirchnerismo duro, metieron la cola en el protocolo de regreso a clases sobrevolaba de alguna forma a todos los protagonistas de esta trama.
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