El vertiginoso giro del Gobierno en política exterior
Se confirmó el reingreso a la OCDE, la presencia de Milei en Davos, la salida de los Brics y el impulso al pacto con la UE; todo convive con un giro respecto de China y Brasil
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“Hicieron muchísimo en muy poco tiempo. Se ve que quieren volver a jugar en las grandes ligas”. La frase corrió por cuenta de uno de los embajadores de la Unión Europea, interesado en el anuncio de que se destrabará el pacto Mercosur-UE. Fue uno de los diplomáticos que estuvieron el jueves en el Palacio San Martín junto a la canciller Diana Mondino y su flamante equipo de funcionarios.
La vertiginosa serie de tomas de posición de la gestión que empezó el domingo fue diametralmente opuesta a la política exterior kirchnerista. La solicitud de ingreso a la OCDE, que el gobierno de Alberto Fernández desechó de plano; la decisión explicitada de no incorporarse a los Brics, tal como había acordado el gobierno anterior; la definición, ante los embajadores europeos, de acelerar el acuerdo Mercosur-UE, que Argentina decidió no firmar a principios de diciembre; la abstención en Naciones Unidas ante un cese del fuego entre Israel y el grupo terrorista Hamas, y el anuncio del viaje del presidente Javier Milei a la cumbre económica mundial de Davos conforman un combo de alineamiento que marca una clara línea divisoria con la cancillería de Santiago Cafiero, aunque -tal vez fruto de la extrema necesidad de fondos- también se enviaron fuertes señales de distensión a los gigantes otrora “comunistas” Brasil y China.
“La negociación de este acuerdo ha consumido ya más de veinte años desperdiciando oportunidades de integración productiva, comercial y humana, y desviando recursos materiales y humanos en idas y vueltas sobre tecnicismos. Esto tiene que terminarse”, le dijo Mondino a los embajadores europeos, entusiasmados en que, finalmente, el acuerdo pueda llegar a buen puerto en las próximas semanas, ahora con la presidencia pro-tempore de Paraguay por el Mercosur, y de Bélgica, por los 27 países que componen la UE. “Nos dijo que vamos a ser prioridad, aunque está claro que el Gobierno tiene como aliados más firmes a Estados Unidos e Israel”, comentó otro diplomático europeo con buen nivel de español que probó el café de la Cancillería el jueves por la tarde.
El voto en Naciones Unidas, donde el diplomático Ricardo Lagorio podría llegar en breve como embajador, es otro ejemplo del giro. La abstención al pedido de cese de fuego humanitario en la franja de Gaza, al que Israel y Estados Unidos se opusieron, ubicó a Argentina en un grupo de 23 países en el que coincidió con el Uruguay de Luis Lacalle Pou, Hungría y Ucrania, lejos de su hasta hace poco aliado Brasil, China y otros países de la Patria Grande como Cuba, Nicaragua y Colombia, que votaron a favor. “Habíamos votado a favor de la anterior resolución que adoptó la Asamblea General y el viernes pasado copatrocinamos en el Consejo de Seguridad una resolución que tenía un texto similar”, explicaban, resignadas, a mediados de la semana pasada fuentes de la cancillería de Cafiero, dando cuenta del veloz viraje.
Mondino también decidió, con el aval presidencial, que Argentina no formará parte de los Brics, el conglomerado que integran Brasil, China, Rusia, India y Sudáfrica, al que la Argentina fue invitada a sumarse a partir del 1 de enero junto a otros países africanos e Irán. A diferencia de la campaña de Sergio Massa, en la que sus referentes insistían en que ingresar a Brics era “beneficioso” y decía que “desde adentro” la Argentina podría negociar con Teherán que sus exfuncionarios involucrados en el atentado a la AMIA se presentaran ante la Justicia, el gobierno de Milei decidió no asumir el compromiso, aunque aún resta -como insisten algunos de los diplomáticos de carrera que rodean a la canciller- una carta formal declinando la invitación.
La prioridades de la Argentina cambiaron: de Brasil y la Patria Grande, a Estados Unidos e Israel. Lo muestra la delegación israelí, encabezada por el canciller Eli Cohen, que visitó Buenos Aires y se llevó apoyo en el conflicto con Hamas y la promesa de Milei de trasladar “lo más pronto que se pueda” la embajada desde Tel Aviv a Jerusalén. Con Estados Unidos, la presencia de los funcionarios del Consejo Nacional de Seguridad Mike Pyle, Ana Van Hollen y Jared Siegel (este último, de la oficina argentina), en Casa Rosada el miércoles fue otra muestra de que el vínculo se acelera en términos positivos, según contaron fuentes de ambos países. Además, el Gobierno recibirá en las próximas horas a Jay Shambaugh, subsecretario de Asuntos Internacionales del Tesoro, que puede ser clave en la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En lo referente a la inserción del país en la economía mundial, la solicitud de comenzar los trámites para ingresar a la OCDE retoma el camino iniciado por el gobierno de Cambiemos, al igual que el regreso del Presidente al foro de Davos, que se reunirá del 15 al 19 de enero. Alberto Fernández participó en su edición virtual, en 2021, con críticas al FMI y expresó que “no hay lugar para ajustes irresponsables”.
Más allá de las preferencias, Milei y Mondino se movieron rápido esta semana para reparar y controlar daños en la relación con China y Brasil. Luego de recibir de modo cordial a la delegación enviada por el presidente Xi Xinping a su asunción, Milei le envió una carta al mandatario chino dónde le solicita acelerar la utilización del swap de monedas con ese país por US$5000 millones. Faltaría la designación de un diplomático de alto rango en la embajada en Beijing, vacante luego de la finalización del mandato de Sabino Vaca Narvaja.
Scioli, con el Presidente en la Rosada
En cuanto a Brasil, fue tema de conversación entre el Presidente y el embajador Daniel Scioli, quien salió de la Casa Rosada el jueves con la confirmación de su continuidad en el cargo. También, según supo LA NACION, Milei le encomendó a Scioli trabajar para acelerar el acuerdo con la UE y ampliar el Mercosur, otro de los objetivos de la nueva administración. “El Presidente quiere que Brasil vuelva a ser el primer socio comercial de la Argentina”, afirmaron desde el Gobierno, con Scioli retomando tareas en la embajada pasada la Navidad.
Con nuevo equipo designado -Federico Barttfeld, jefe de gabinete, trabajando a diez metros suyo; Leopoldo Sahores como vicecanciller; Marcelo Cima como secretario de Relaciones Económicas Internacionales-, Mondino aún trabaja en la designación de los embajadores en los principales destinos. También decide, como lo hizo el miércoles, el retorno de diplomáticos de carrera designados por la gestión anterior, como Eduardo Zuaín, cercano a Cristina Kirchner y destacado en Rusia, o María Fernanda Silva, del Vaticano.
Mientras en la Cancillería reafirman que “no hay animosidad” y que no se trata de una “vendetta” contra la diplomacia kirchnerista, suceden casos curiosos como el de Atilio Berardi, joven diplomático destacado hace sólo tres meses en la sede de la UE en Bruselas, a quien también se le dio por terminada la gestión. El retiro de decenas de pliegos de ascensos de diplomáticos del Senado, enviados por la cancillería anterior y que en algunos casos tenían dos años de demora en su tratamiento, completa el combo de la nueva etapa en materia de política exterior.
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