El verdadero cierre de listas que les importa a los Moyano
Hugo avisó que irá por un noveno mandato en Camioneros y el mes que viene debe resolver si mantiene a Pablo como compañero de fórmula; el jueves estuvieron al mismo tiempo con candidatos distintos: el padre, con Scioli; el hijo, con Wado; ahora, apoyan a Massa
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El verdadero cierre de listas para los Moyano será el mes próximo, cuando deberían oficializar internamente en su junta electoral los candidatos para los comicios del Sindicato de Camioneros de Buenos Aires, previstos para el 25 de septiembre. Hugo, el líder inoxidable de 79 años, ya avisó que irá por su novena reelección, pero la gran incógnita se abre sobre Pablo, su hijo mayor y con quien el vínculo está casi roto, según reconocen fuentes inobjetables que conocen la dinámica del clan. Lo que siempre fue un trámite burocrático asoma hoy como una bomba de tiempo de consecuencias inimaginables en el mapa sindical.
Las rencillas familiares de los Moyano tienen su correlato en la interna peronista. Mientras que Daniel Scioli le levantaba el jueves la mano a Hugo como su primer precandidato a diputado nacional de la lista que desafiará al kirchnerismo en las PASO, Pablo oficiaba de anfitrión de Wado de Pedro en la biblioteca sindical Eva Perón, una de sus bases de operaciones desde que decidió no ir con frecuencia a su despacho del tercer piso de la sede central de Camioneros. Allí, a unos pocos metros, está la oficina de su padre, quien todavía no resolvió si su hijo mayor lo secundará en el nuevo mandato o si se inclinaría por otro familiar o un dirigente confiable y de trayectoria. El escenario está aún abierto. “Solo Hugo lo tiene en la cabeza”, dicen, enigmáticos en el círculo familiar. Los laderos de Pablo, en cambio, no dudan: “El binomio será Moyano-Moyano, como siempre”.
Después de meses de autoexclusión y bajo perfil, Pablo Moyano retomó en las últimas semanas una agenda hiperactiva, aunque impredecible. “Está en un momento en el que está anti todo: anti Cristina, anti Alberto…”, lo describe un dirigente sindical que lo trató recientemente. En lo relativo al ajedrez político sus movimientos son difíciles de descifrar. Ni él ni su padre toleran el ninguneo de Cristina Kirchner. Hugo lo reforzó con la desafiante precandidatura en el final de su carrera a un cargo que jamás lo cautivó. A Pablo, en cambio, le cuesta más dar esos pasos y envía señales ambiguas, como juntarse con Scioli y Guillermo Moreno, retadores del kirchnerismo, hasta avalar las peleas de Alejandro Crespo, el referente de la izquierda trotskista que lidera el gremio del neumático.
Ante la desconfianza de La Cámpora, Pablo Moyano tuvo que aclarar públicamente hace unos días que una cena con Scioli no significó el aval suyo a la precandidatura presidencial del exgobernador, sino que se trató de un encuentro programado para escuchar las propuestas de todos los postulantes del PJ. Tras esta explicación, Guillermo Moreno y Luis D´Elía sacaron número y esperaron su turno. El exsecretario de Comercio y el piquetero de la CTA, que se postulan por un partido propio llamado Principios y Valores, fueron recibidos el miércoles en el tercer piso de la CGT, unos minutos antes de la conferencia de prensa en la que la central obrera condenó retóricamente la violencia en Jujuy. Moreno y D´Elía se llevaron lo que buscaban: una foto con Moyano sosteniendo un libro con sus propuestas de gobierno. Tal vez hoy solo los una su receta de presión y garrote a los empresarios para contener el aumento de los precios. El giro en las definiciones de Unión por la Patria, con la sorpresiva candidatura de Sergio Massa, vuelve a unir a los Moyano, al menos en lo electoral. También a la CGT, que apuró un comunicado titulado “La unidad es el camino”.
Hoy miércoles 21 de junio Guillermo Moreno, @LeonardoFabreok, @Luis_Delia, Horacio Valdez y @pimpicolombo se reunieron con el frente Sindical, quien se comprometió a promocionar y acompañar la propuesta presidencial del frente Principios y Valores - Por Tierra, Techo y Trabajo. pic.twitter.com/nQVUsA7YZi
— Principios y Valores (@PartidoPyV) June 21, 2023
El frente sindical también lo encuentra con cortocircuitos. Estuvo a punto de sumarse en persona al reclamo de los docentes en Jujuy y a las protestas en contra de la reforma constitucional de Gerardo Morales, pero argumentó en C5N que un retraso en los vuelos no le permitió llegar. Barajó la posibilidad de ir hasta en un chárter privado. Su equipo de prensa, en cambio, llegó sin inconvenientes, aunque viajó por vía terrestre.
Falló también en su intento de arrastrar a la CGT a decidir un paro nacional para rechazar la represión en la provincia norteña. Su propuesta, expresada a través de Omar Plaini, no tuvo eco y se impuso la postura dialoguista y pacifista que bajaron Héctor Daer y Carlos Acuña, los otros dos miembros del triunvirato de mando. Una ironía de la puesta en escena cegetista: apuntaron todos contra el mandatario radical jujeño por los bajos salarios de los maestros [50.000 pesos, precisó Sergio Romero, jefe de la Unión de Docentes Argentinos], pero la mayoría calló sobre un conflicto aún peor en La Rioja, donde el gobernador kirchnerista Ricardo Quintela mantiene los sueldos en el mismo nivel con un agravante: no hay paritarias y los ajustes los decide él, por decreto. También hubo silencio sobre Javier Castro, jefe del gremio minero de AOMA, quien avaló una reducción de salarios en pandemia con Minera Santa Cruz, pero un fallo judicial lo anuló. Castro podría ser el candidato a vicegobernador del PJ en la cuna del kirchnerismo.
Casi sin trato con Daer y Acuña, Moyano no se siente cómodo en la CGT porque sabe que está en minoría. El miércoles llegó a Azopardo rodeado de militantes con el objetivo de meter presión para forzar un giro en la postura dialoguista frente al conflicto jujeño. Dicen en Camioneros que movilizó a una tropa de activistas porque dudó hasta último momento en sumarse a la protesta que habían activado la CTA y otras agrupaciones kirchneristas en la avenida 9 de Julio. El jueves no quiso abrir el juego y excluyó a sus colegas cegetistas del encuentro con De Pedro, quien se había entusiasmado con escenificar sus primeras horas como candidato primero con la Unión Industrial y luego con la CGT. Debió conformarse por ahora con Moyano, Manrique y un puñado de sindicatos aliados del camionero.
Surcada por internas y deshilachada, como quedó en evidencia con el acto del 1° de mayo, la CGT comenzó a debatir puertas adentro la posibilidad de desarmar el triunvirato y reunir a la conducción en una sola persona. La discusión se desarrolla en paralelo al recambio de liderazgos en el peronismo, por lo que no habría definiciones posiblemente hasta fin de año, cuando se conozca quién será el reemplazante de Alberto Fernández en la Casa Rosada. Los impulsores del fin del triunvirato argumentan que la actualidad política y económica del país requieren de una central obrera con una postura uniforme, ágil en las resoluciones y abierta al diálogo. Eso hoy no sucede. El avance del tiempo determinará si es que existe un líder sindical capaz de reunir a las diferentes tribus bajo un mismo techo, como lo lograron alguna vez Saúl Ubaldini o Hugo Moyano.
“Pobreza emocional”
Entre el barullo de la interna peronista y el intento sindical por ubicar hombres propios en las listas, el avance a ritmo de machete de la inflación continúa haciendo estragos. Surge de los focus groups que compran candidatos, un fenómeno novedoso al que Pablo Knopoff, director de la consultora Isonomía, lo denominó “pobreza emocional”. Se trata de personas que por su nivel de ingreso no están bajo la línea de pobreza, pero que por cómo se siente sí lo están. Modificaron hábitos de consumo, ajustaron gastos y los gobierna la incertidumbre y la sensación de “injusticia”, según el relevamiento de la consultora, al que accedió LA NACION.
Lo que describe Knopoff es una consecuencia del fenómeno de los “trabajadores pobres”, reconocido hace más de un año por Cristina Kirchner, aunque agudizado y sin solución durante la gestión del gobierno que ella integra como vicepresidenta.
“Hoy se produce un fenómeno en la Argentina que nunca lo habíamos conocido y que es el de los trabajadores en relación de dependencia pobres. Esto nunca había pasado”, dijo Cristina Kirchner en mayo de 2022 desde Chaco en una crítica punzante a la gestión económica de Martín Guzmán. Y agregó: “A la pobreza siempre la ubicábamos por afuera del trabajo formal y registrado, ahí estaba la pobreza. En los sectores informales, en los sectores precarizados, en los sectores informales. Bueno, ahora no”.
Desde entonces, la situación no mejoró. La inflación se disparó, el 15% de los trabajadores registrados no alcanza a cubrir la canasta básica y encima hay que afrontar una campaña electoral en este contexto, con Massa, el ministro de Economía, como canditato presidencial.
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