El verano de Alberto Fernández: entre el fin de semana de descanso y la activación electoral
Pasa unos días en Chapadmalal; mostró un inicio de año intenso con la embestida contra la Corte y una reunión política con 17 intendentes; pidió defender al Gobierno y reivindicó las PASO; “Tiene que empezar a fortalecer los vínculos desde abajo”, consideró un funcionario
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Tras meses de desplantes políticos y reproches internos, Alberto Fernández buscó imprimirle ritmo a los primeros días del 2023, el último año de su mandato. Los ministros y colaboradores que lo trataron en las últimas horas lo describieron como “más activo”, “con más fuerza”, “acelerando”, en un contraste con el letargo de otros tiempos.
A la intempestiva decisión de impulsar un juicio político a los cuatro jueces de la Corte Suprema -sorprendió a más de un ladero suyo que esperaba mayor moderación- le siguió el anuncio de la Asignación Universal por Hijo (AUH) para niños sin cuidados parentales y luego una reunión con tinte electoralista con 17 intendentes de distintas pertenencias políticas.
El Presidente, no obstante, combina esa agenda con el descanso: tras el encuentro con intendentes, tiene previsto pasar el fin de semana en la residencia de Chapadmalal y empalmar con una actividad de gestión el lunes en Miramar. “Todo es posible, pero en principio descanso”, respondió una fuente oficial consultada sobre posibles reuniones políticas y de trabajo durante los próximos días.
Durante la reunión del jueves con los jefes comunales y funcionarios nacionales -varios de ellos con aspiraciones a protagonizar la boleta de 2023- Fernández planteó los ejes con los que pretende encarar el año electoral. Por un lado, se ocupó de resaltar su gestión con datos duros y pidió “no comprar el discurso de que todo está mal”. El Presidente está obsesionado por valorizar su gestión, con la certeza de que sus principales socios políticos no lo defenderán en público. “Alberto quiere tener un enero activo, está acelerando”, comentó a LA NACION un ministro que almorzó ayer con el Presidente.
Por el otro, el jefe de Estado repitió que “trabajará para mantener unido el Frente de Todos” y para intentar que el peronismo gane las elecciones. “Algunos alguna vez me pidieron que rompa con Cristina y no lo voy a hacer”, aseveró. Según pudo reconstruir LA NACION a partir de varios de los presentes en el encuentro, Fernández reconoció que hubo mucho desgaste interno que le hizo mal al peronismo.
Aspiraciones electorales
El Presidente no mencionó si peleará por un segundo mandato como sí lo insinuó, en cambio, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que se hizo presente en el encuentro. Al menos con esa impresión se fueron los comensales. Hace tiempo que Fernández se cuida de exhibir ambiciones de reelección atento a la irritación que provoca en el kirchnerismo.
El Presidente, no obstante, reivindicó las PASO e instó a que todo el que quiera pueda competir. En el encuentro estuvieron presentes el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el embajador en Brasil, Daniel Scioli, dos de las figuras que están alistadas como presidenciables, en caso de que el ordenamiento de fichas les habilite un lugar al tope de la boleta. Ambos dicen en sus conversaciones privadas que jugarán “únicamente si Fernández desiste de ir por la reelección”.
Al encuentro (en el que se degustó asado y se circuló la palabra) asistieron 17 intendentes de distintas secciones electorales y de diferente extracción política. Estuvieron, entre otros, los kirchneristas Mario Secco (Ensenada) y Patricio Mussi (Berazategui) y el massista Sebastián Ianantuony (Gral. Alvarado). Un ministro que participó del encuentro estimó que este tipo de encuentros con jefes comunales se repetirán en las próximas semanas.
“Ahora Alberto tiene que empezar a fortalecer los vínculos, tiene que empezar desde abajo”, reflexionó el funcionario. El Presidente no convocó a una mesa de conducción política cuando se la reclamaba el kirchnerismo y la distancia con Cristina y Máximo Kirchner se profundizó cada vez más, al punto que la tropa K pasó a hacerle el vacío al jefe de Estado. Se vio claro esta semana cuando, pese a que el pedido de juicio político a los ministros de la Corte Suprema tenía la pluma y el espíritu del kirchnerismo, ni la vicepresidenta ni las principales figuras de su sector se pronunciaron públicamente respaldando la iniciativa.
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