El tribunal del caso “cuadernos” exhortó al juez Martínez de Giorgi a no meterse con la prueba del juicio
Advirtió que el magistrado, que investiga si los textos fueron alterados, invade su competencia; dijo que un empresario acusado busca invalidarlos antes de llegar al proceso oral
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En un conflicto que los jueces consideran de “gravedad institucional”, el tribunal oral que investiga a Cristina Kirchner por el caso de los cuadernos de las coimas le advirtió al juez federal Marcelo Martínez de Giorgi que no se meta en su causa, lo que a su criterio hace al cuestionar la legitimidad de las evidencias a pedido del empresario Armando Loson, que busca invalidar las pruebas antes de que lleguen a juicio.
La pelea se da porque Martínez de Giorgi avanza con una causa donde estableció que en tres de los cudernos de las coimas, donde el chofer del ministerio de Planificación Oscar Centeno registró los recorridos que hacía para cobrar sobornos y llevárselos a los funcionarios, hay sobreescrituras relacionadas con Loson. No se cambian los hechos, sino que emprolija la información: donde se lo menciona como “Marcelo”, está borrado y se sobreescribe “Armando” o se corrije una dirección.
A raíz de esta causa paralela al expediente principal que ya está elevado a juicio oral y público y espera fecha de realización, la fiscal de juicio Fabiana León denunció que el caso estaba bajo ataque de las defensas que querían invalidar la prueba antes de que se realice el juicio.
Ahora, en un durísimo escrito contra Martínez de Giorgi, los jueces del Tribunal Oral Federal N° 7 respaldaron el reclamo de León. Enrique Méndez Signori y Fernando Canero instaron al juez Martínez de Giorgi “a que se abstenga de invadir la órbita de este tribunal”, pues como lo denunció la fiscal León, “lo contrario, implicaría habilitar, por una vía oblicua y ante jurisdicción extraña, cuestiones que hacen a la prueba” del juicio.
El tercer juez del tribunal oral, Germán Castelli, directamente votó por declarar la incompetencia de Martínez de Giorgi y trabar el conflcito para que la Cámara de Casación decida. Lo que denuncian los jueces es una vieja práctica tribunalicia donde los abogados arman una causa paralela a la causa principal y desde ese expediente buscan voltear la prueba que los afecta, tratando de anular la evidencia. Para prevenirlo, los jueces del tribunal oral le dijeron a Martínez de Giorgi que no se meta en su causa.
El tetxo de la reolución del tribnal oral es muy crítico de la causa paralela que tramita en el juzgado de Martínez de Giorgi. Dijeron que Loson, que es imputado en el caso de los cuadernos y querellante como víctima en el caso de la alteración de los cuadernos, “persigue por una doble vía la producción de pruebas con la misma finalidad, pues luce evidente -en ambos casos- el propósito de disipar la imputación que le formula la fiscalía”.
Los jueces del tribunal dijeron que no es objetable en el juicio oral, pero indicaron que hacerlo en el juzgado de Martínez de Giorgi es “es una maniobra en una sede distinta con el inocultable designio de introducir resultados que lo beneficien por fuera del procedimiento fijado”.
“Corresponde hacer lugar al pedido de la Fiscal de Juicio [León] e instar al titular del Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal N° 8 [Martínez de Giorgi] a que se abstenga de invadir la órbita de este Tribunal, pues tal como indica la nombrada, lo contrario, implicaría habilitar, por una vía oblicua y ante jurisdicción extraña” cuestiones que hacen al juicio por los cuadernos, indicaron los magistrados.
Además, afirmaron que si se plantean los mismo asuntos en el tribunal oral y en el juzgado de Martínez de Giorgi de manera superpuesta “a más del innecesario y costoso dispendio jurisdiccional- podría correrse el riego del escándalo que podría importar el dictado de sentencias eventualmente discordantes”. El juez Germán Castelli fue mas allá y dijo directamente que Martínez de Giorgi es incompetente y que se debe apartar.
La fiscal León había denunciado que en el caso de los cuadernos, donde Cristina Kirchner está acusada de ser la jefa de una organización que cobró sobornos y donde empresarios confesaron haber pagado y funcionarios haber cobrado, había una embestida política y judicial contra las evidencias. En marzo pasado, dijo que la investigación sobre los cuadernos promovida por Armando Loson era una intromisión que buscaba debilitar las pruebas. Habló de una “injerencia” en el caso y sostuvo que no fueron tenidas en cuenta “las formas” en “el actuar ajeno y extraño de algunas magistraturas”.
“Es necesario comenzar a poner un coto a la pretensión de recurrir -y lo que es peor- obtener el beneplácito de actores externos al proceso para procurarse intereses o acciones que, o bien antes se obturaran -con sus garantías y sus instancias-, o que -por motivos que desconozco- algunos optan por canalizarlos ante extraños. Los jueces no solo necesitan serlo, sino parecerlo, lo que se extiende a los agentes fiscales”, escribió León en alusión al juez Martínez de Giorgi. Y llamó a “abstenerse de invadir órbitas ajenas”. Los jueces le dieron la razón.
La letra en cuestión
Martínez de Giorgi avanzó con su causa y encontró, por un lado, que Oscar Centeno es el autor de los cuadernos, lo que refuerza la prueba. Pero, por otro lado, determinó mediante un peritaje que en tres cuadernos hubo sobrescrituras para corregirlos, y que la letra es del expolicía Armando Bacigalupo, que fue quien entregó los cuadernos de su amigo Centeno a LA NACION. Por eso Martínez de Giorgi indagó a Bacigalupo y debe resolver si lo procesa o no.
A pesar de estas enmiendas realizadas con líquido corrector, la Justicia convalidó -con fallos de la Cámara Federal y de la Cámara de Casación- la validez de los cuadernos como prueba, ya que, por un lado, otras anotaciones confirman la información cuestionada y, por otro lado, el propio Centeno reconoció esos cuadernos como de su autoría.
Quien realizó estas sobreescrituras es Jorge Bacigalupo, de 77 años, un policía retirado, que tuvo en su poder los cuadernos de Centeno durante un tiempo. El peritaje se realizó a instancias del empresario Loson, cuyo nombre aparece alterado y hay sobreescrituras en tres de los cuadernos, donde aparece su identidad o la dirección de su empresa.
Loson denunció estas sobreescrituras en una causa paralela al expediente principal, que ya está elevado a juicio oral y público en el tribunal oral federal N°7 y que espera que le pongan fecha de inicio. Se trata de un megaproceso con más de 150 imputados empresarios y funcionarios, donde Cristina Kirchner es la principal acusada de ser jefa de una asociación ilícita.
La denuncia de Loson encontró cabida en el juez Marcelo Martínez de Giorgi, que avanzó con peritajes que determinaron que había sobreescrituras. El juez determinó que no habían sido realizadas por Centeno, ni por su mujer Hilda Horowitz, y mandó allanar la casa de Bacigalupo para secuestrar un cuerpo de escritura indubitado y compararlo con la escritura de los cuadernos, para determinar si fue él quien los enmendó. Además, se llevó teléfonos celulares y computadoras de Bacigalupo, que ahora ordenó abrir para conocer su contenido.
Los peritajes
Los peritajes realizados por la Policía Federal determinaron que debajo de las sobreescrituras había otras palabras como “Marcelo”, en lugar de “Armando”, por Loson, o “Alem 855″, en referencia a la dirección de la empresa del hombre de negocios. También hay una enmienda en relación a Gerardo Ferreyra, empresario dueño de Electroingeniería, que estuvo preso por el caso y es uno de los acusados.
En lo que a Ferreyra existe, por ejemplo, “la leyenda ‘Sr’ subyacente ha sido reemplazada mediante agregados de trazos y enmiendas por la contemporánea ‘Ing’”, dice el peritaje oficial. “La palabra ‘Armando’ (ambos ejemplares) han sido efectuados sobre la base de la subyacente leyenda ‘Marcelo’, agregando nuevos signos gráficos tales como la capital ‘A’ procurando construir la palabra contemporánea, y trazados remarcados dando vida a las letras ‘m’, ‘a’, ‘n’, ‘d’ y repaso de la ‘o’; por su parte, la leyenda ‘Alem 855′ ejecutada sobre el enmascaramiento con liquido corrector, no solo ha sido efectuada procurando ocultar restos de escritura subyacentes, sino que, la irregularidad por presencia de la sustancia blanquecina solidificada, condicionó el lapicero, dejando evidencia del esfuerzo efectuado”, indicó el texto del estudio.
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