El testigo privilegiado que registró el desembarco en Malvinas para el mundo
La historia de Rafael Wollman, el único fotógrafo argentino que pasó la víspera del 2 de abril en Puerto Argentino; logró imágenes emblemáticas de la rendición de los marines británicos, que quedaron en la memoria colectiva
El isleño Don Bonner y el fotógrafo argentino Rafael Wollman se reencontraron en febrero de este año en las Malvinas. Habían pasado 30 años del momento en que se conocieron, cuando en la víspera del 2 de abril, ese malvinense, por entonces chofer del gobernador del archipiélago, le dio asilo al reportero gráfico en Puerto Argentino.
Wollman estaba en las islas de casualidad, o, por lo menos, con una misión distinta a la de cubrir una guerra. No obstante, se convirtió en el autor de las fotografías más emblemáticas del inicio del conflicto: la imagen de la rendición de los marines británicos ante los soldados argentinos. Luego llegarían otros corresponsales que registrarían, con restricciones oficiales, varios de los hechos del conflicto armado. Pero las imágenes que Wollman tomó durante la mañana del desembarco de la Argentina en Malvinas fueron exclusivas, pasarían a la posteridad y marcarían un punto de inflexión en la vida de este fotógrafo.
El reportero gráfico viajó a las islas el 23 de marzo de 1982 para hacer una nota "geográfica" del archipiélago que mostrara cómo vivían los isleños. Aquel vuelo de LADE fue especial: no sólo celebró su cumpleaños 24 en el avión, sino que en pleno vuelo se enteró que la Argentina había izado la Bandera en las Georgias, el primer signo del conflicto. Su visita a las islas tomaba un color diferente.
"La primera semana hice fotos de la esquila, del gobernador, del paisaje. Pero el 30 de marzo, en lugar de volverme como estaba previsto, vi que el clima seguía tenso y decidí quedarme una semana más hasta el siguiente vuelo", recuerda Wollman en diálogo con LA NACION.
Dado que las novedades estaban centradas en las Georgias, el fotógrafo convenció a un checoslovaco que tenía un velero para que lo llevara a esa isla. "Llegamos a poner a punto el instrumental. El viaje se planteaba dramático por los vientos, los témpanos y los icebergs. Podríamos haber estado un mes en altamar", explica.
Pero una vez más, el azar quiso que Wollman se quedara en el lugar de los hechos. Tenía pensado embarcar el 1° de abril, cuando la radio local le trajo noticias. "Estaba en mi hotel comiendo cordero cuando comenzó la transmisión. El gobernador Sir Rex Hunt dijo con un tono seco que los argentinos iban a invadir las islas esa misma noche. Todos me miraron", rememora.
"No me imaginaba a la Argentina invadiendo nada", recuerda que pensó en aquel momento, al no concebir la posibilidad de una guerra.
Fue entonces cuando fue hospedado en la casa del chofer del gobernador de las islas. "Nos dijeron que no camináramos por las calles porque los marines tenían órdenes de tirar a matar", relata el fotógrafo.
Horas de tensión
La madrugada del 2 de abril la pasó en vela, pegado a la radio. "Se escuchaban gritos, tiros, explosiones... Con el paso de las horas las voces fueron alternándose entre el inglés y el castellano. Estábamos en una isla en el medio del Atlántico y estaban sucediendo eventos que sólo los que estábamos ahí conocíamos", expresa.
Al día siguiente, los anfibios de las Fuerzas Armadas argentinas ya se paseaban por la ciudad. "Era una locura, ellos manejando por la derecha, los argentinos por la izquierda, era una confusión total", describe. Fue entonces cuando tomó su primera foto: la del vicecomodoro Héctor Gilobert caminando con una bandera blanca hacia la casa del gobernador para pedirle la rendición. "En el momento en el que capturé la imagen, un disparo rompió en el vidrio que estaba encima de mi cabeza", señala Wollman.
Nada lo desanimó. Entre su equipaje, Wollman llevaba una campera verde, similar a la de los militares, y con ella se lanzó a la calle a tomar imágenes sin dar demasiadas explicaciones. "Cuando Hunt finalmente se rindió, empezaron a salir marines de detrás de los arbustos y se rindieron ante los argentinos. Fueron obligados a dejar sus armas en el piso para luego ser trasladados a Montevideo. El gobernador se puso su traje de gala y abandonó las islas", describe Wollman.
Así, este fotógrafo pudo tomar fotos de los marines con las manos en alto, tirados en el suelo y el despliegue de las fuerzas argentinas con primeros planos de los buzos tácticos. Todas fotos que serían difundidas por diversas publicaciones y que quedarían grabadas en la memoria de ingleses y argentinos.
El 3 de abril a la tarde llegó a las islas un avión con otros reporteros gráficos y enviados especiales. "Cuando el avión volvía, me subí y regresé al país", recuerda Wollman. Una pequeña foto de la revista Gente lo muestra al lado de aquella nave, con su equipaje y los rollos fotográficos, que eran su tesoro.
LAS FOTOS EN EL PALAIS DE GLACE.
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