El terror que creció a la sombra del poder
La Triple A respondía a López Rega
Oficialmente, el trágico debut de la Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como Triple A, se remonta a noviembre de 1973.
Rara jugada del destino: la primera víctima reconocida del grupo de ultraderecha se salvó.
El entonces senador radical Hipólito Solari Yrigoyen (sobrino nieto del ex presidente del mismo apellido) llegó a su cochera en Marcelo T. de Alvear al 1200 y cuando puso en marcha su Renault 6, éste estalló junto con la bomba destinada a matarlo.
Solari Yrigoyen casi perdió su pierna, pero pudo recuperarse. También sobrevivió al otro intento de asesinato que la Triple A ensayó en 1975.
"¡Cuidado! Alianza Anticomunista Argentina (Triple A)", decía la advertencia que había llegado a manos del senador radical de Chubut.
Un papel igual había recibido el joven diputado peronista Rodolfo Ortega Peña, pero en su caso la amenaza se concretó con un balazo en la sien que terminó con su vida el 31 de julio de 1974.
A partir de ese momento, los atentados, asesinatos y secuestros se sucedieron sin pausa hasta 1975.
Mientras Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) mataban y secuestraban a policías, militares y empresarios, la Triple A anunciaba una "lucha sin cuartel contra el terrorismo" y contra cualquiera que respondiera a intereses "apátridas, marxistas, masónicos, anticristianos o del judaismo internacional sinárquico", como ellos mismos anunciaban en un comunicado enviado a las redacciones de los diarios.
"El Brujo"
No pasó mucho tiempo antes de que fuera evidente la mano de José López Rega detrás de la organización de extrema derecha. Apodado "el Brujo" por sus prácticas esotéricas, López Rega pasó rápidamente de asistente y secretario de Juan Domingo Perón en el exilio a ministro de Bienestar Social (1973-1975) y a dueño de los hilos del poder en el gobierno de su viuda, María Estela Martínez.
Algunos testimonios de la época dicen que el propio López Rega elegía a las víctimas de la Triple A, y en 1975 se descubrió un gigantesco arsenal de armas de guerra en las oficinas del Ministerio de Bienestar Social, que él encabezaba.
Su siniestra organización estaba integrada por fuerzas de seguridad, matones sindicales (sobre todo de la UOM, de Lorenzo Miguel), militantes de la extrema derecha peronista y personajes del hampa.
Según informes de la Conadep, está debidamente probado que la Triple A cometió 428 homicidios entre 1973 y 1975, aunque se descuenta que fueron muchos más, sin contar secuestros y atentados que dejaron un tendal de heridos.
En su larga lista de víctimas están Ortega Peña; el pensador Silvio Frondizi (hermano del ex presidente); el ex vicegobernador de Córdoba Atilio López; el abogado Alfredo Curuchet; los jefes policiales Julio Troxler y Rubén Fortuny; el periodista Jorge Money; el dirigente estudiantil Enrique Rusconi, y el sacerdote Carlos Mugica. También se adjudicó la bomba que mató al bebe de 4 meses del entonces rector de la UBA, Raúl Laguzzi.
Su modus operandi incluía atentados explosivos, secuestros y fusilamientos, algunos de los métodos que aplicaría la dictadura desde 1976.
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