El superávit, una carta fuerte en los triunfos de los oficialismos provinciales
La mayoría de las gobernaciones cerraron el año pasado sus cuentas públicas con números positivos, y de esa forma lograron darles impulso a sus candidatos en las pulseadas locales
La seguidilla de triunfos de los oficialismos en las elecciones de sus provincias podrá obedecer a numerosas causas políticas, pero hay una razón que prima sobre las demás, y es económica: los gobernadores pocas veces tuvieron tantos recursos como ahora. En efecto, por primera vez en cuatro años las provincias cerraron el ejercicio fiscal 2018 con superávit fiscal.
Así lo revela en un informe el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), dirigido por el economista Nadin Argañaraz.
Sobre la base de los datos oficiales, este trabajo revela que el año pasado el conjunto de las provincias alcanzaron un superávit equivalente al 0,4% del PBI. "Desde 2014 no se registraba un resultado positivo en las cuentas provinciales", destaca el informe. Una conclusión que marca un sugestivo contraste con lo que sucede a nivel nacional ya que, aunque sobrecumplió las metas previstas por el ala económica del Gobierno, el año pasado cerró con un déficit primario del 2,4% del PBI.
En cuanto al resultado financiero (es decir, el total de gastos incluido el pago de intereses de la deuda), las provincias también exhiben un buen desempeño. Según el informe de Iaraf, el conjunto de las provincias registró en 2018 un déficit financiero equivalente al 0,3% del PBI, un nivel menor al que se registraba en los últimos tres años, que en promedio rondaba el 1% del PBI. Nuevamente aquí es llamativo el contraste con las cuentas públicas nacionales, que en 2018 cerraron con un déficit financiero del 5,2% del PBI.
A la hora de indagar sobre las razones del buen desempeño de las provincias, el informe de Iaraf destaca dos datos a tener en cuenta.
En primer lugar, por el lado de los ingresos automáticos, la coparticipación tuvo en 2018 un incremento de 0,45% del PBI respecto del año anterior, lo que constituye el rubro que más creció en el último año.
Sin embargo, el resto de los ingresos que percibieron las provincias (envíos no automáticos corrientes y de capital) cayeron, por lo que los ingresos totales experimentaron una caída del 0,34% en 2018 respecto de 2017.
¿Cómo se explica, entonces, que las provincias exhiban superávit primario? Por la caída del gasto. Según el informe de Iaraf, el gasto primario disminuyó 1,17% del PBI en 2018 respecto del año anterior. Lo llamativo es que, dentro del gasto primario, la caída más relevante se registró en el gasto en personal, equivalente a 0,67% del PBI.
El gasto en personal es la principal erogación que afrontan las provincias. Los distritos que destinan la mayor cantidad de recursos a este rubro son Tucumán y Río Negro, con el 57,2% del total del gasto. Aquí vale rescatar el caso de Río Negro, donde el oficialismo se impuso por amplio margen sobre la oposición en las elecciones del 7 de abril pasado. Allí, la candidata del actual gobernador Alberto Weretilneck ganó con casi el 53% de los votos frente al kirchnerista Martín Soria, quien arañó el 35%.
En el ranking de las diez primeras provincias con mayor gasto en personal figuran los tres distritos que ya celebraron elecciones primarias o generales y donde los oficialismos triunfaron con amplitud. Es el caso de Chubut, que destina el 53,2% de su gasto a salarios de empleados públicos: allí el gobernador peronista Mariano Arcioni fue el candidato más votado en las elecciones primarias del 9 de abril pasado, aunque como fuerza política quedó segunda.
En Entre Ríos, que según el informe destina el 47% de sus erogaciones al gasto en personal, el mandatario peronista Gustavo Bordet se impuso por amplio margen en las primarias del domingo último.
En Neuquén, en tanto, fue reelecto el mes pasado el gobernador del Movimiento Popular Neuquino Omar Gutiérrez; esa provincia destina el 46,3% de sus gastos a pagar salarios públicos.
Las cinco provincias que, por el contrario, son las que destinan la menor proporción de sus erogaciones totales a gastos de personal son Córdoba (32,9%), San Juan (36,1%), Formosa (37,9%), Misiones (38,4%) y Santa Fe (40,4%).
Por el lado de los ingresos, resulta interesante conocer cuáles son las provincias que dependen en mayor o en menor medida de los recursos de la Nación para su funcionamiento. Es decir, qué proporción ocupa la recaudación propia dentro de los ingresos totales. El primer lugar lo ocupa la Capital, con un indicador de 68%. Esto significa que de cada cien pesos de ingresos que reciben las arcas porteñas, 68 pesos fueron por recaudación propia. Siguen en el ranking Buenos Aires (40,2%), Córdoba (31%), Mendoza (30,8%) y Santa Fe (28,4%), es decir, las cinco provincias de mayor densidad poblacional y altos ingresos del país.
En el otro extremo, con un ratio inferior al 10% se ubicaron Formosa (5,6%), La Rioja (7,9%), Santiago del Estero (8,8%), Catamarca (9,4%) y Corrientes (10,7%). Estas provincias, en suma, son las más dependientes de los fondos automáticos y no automáticos que les gira el Tesoro nacional.
Por último, el informe de Iaraf analiza la importancia de los envíos discrecionales que la Nación realizó a las provincias durante 2018. Al tope de la escala figura Jujuy, una provincia gobernada por Cambiemos, con transferencias no automáticas equivalentes a casi el 16% de los ingresos totales.
En tanto, las dos provincias que registraron los valores más bajos son también gobernadas por Cambiemos: Buenos Aires, que recibió apenas el 2,9% de las transferencias no automáticas, y la Capital, con el 3,1%.
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