El símbolo de la “casta” que le aporta a Milei menos fiscales que los prometidos
Los voluntarios que prometió el líder gastronómico para cuidar las boletas de los candidatos de LLA no terminaron de aparecer; ¿habrá sido una jugada fallida?
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Desde Catamarca, Luis Barrionuevo digita a los operadores que puso al servicio de Javier Milei para ayudar a La Libertad Avanza en la fiscalización. Son muchísimos menos que los 200.000 voluntarios que prometió reclutar. El poder territorial del sindicalista se reduce hoy a 45 de las 57 seccionales que Gastronómicos tiene distribuidas en el país y a la mano de obra que le facilita el Sindicato de Maestranza, tal vez el último aliado incondicional que le quedó de su experiencia separatista en la CGT, donde apenas conserva dos o tres peones sin mucha influencia.
Convencido de que en las PASO hubiera obtenido una victoria más holgada si contaba con más fiscales, Milei recurrió a Barrionuevo para embarrarse en la trapisonda electoral. Un aliado que es un símbolo de la “casta” contra la que predica, que llegó al poder de su sindicato en 1979 de la mano de la dictadura militar como delegado normalizador y que desde entonces nunca dejó el mando.
Barrionuevo, que mantiene intactos los lazos con el PJ no kirchnerista y la vieja guardia radical, la que encarna Coti Nosiglia, es hoy más un empresario que un sindicalista. Su novedosa alianza con Milei es mucho más que un apretón de manos: pactaron un acuerdo de financiamiento y fiscalización a cambio de que el gastronómico tenga injerencia en una eventual gestión libertaria. El gremialista prometió apoyar la iniciativa para crear un fondo de cese laboral en reemplazo de las indemnizaciones. El libertario ratificó que su intención es habilitar a las compañías de seguro para que entren en el juego. También las imagina involucrándose en el negocio de la salud. En el polirrubro del gastronómico, hay sociedades vinculadas a los seguros como una empresa que es proveedora de alimentos y servicios para el Estado desde 2017 y que incrementó sus negocios con la actual gestión desde que el sindicalista se alió con el kirchnerismo a través del ministro del Interior, Eduardo De Pedro, a quien apoyó abiertamente hasta hace apenas unos meses. Otra muestra de su gen camaleónico y de que en el sindicalismo las lealtades son frágiles.
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