El "señor del Excel" que deslumbra a Macri y promueve cambios de fondo
Gustavo Lopetegui volvió a la escena pública. Después de pasar casi cuatro meses con un bajísimo perfil, el exvicejefe de Gabinete, que hasta ahora cumplía un rol como asesor de la Presidencia, asumirá como secretario de Energíaen reemplazo de Javier Iguacel, pero con un pie en la Jefatura de Gabinete.
"Tenés que seguir con todo", le dijo el presidente Mauricio Macri cuando le ofreció el cargo. En el "todo" incluyó sus actuales atribuciones como asesor presidencial y del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Si bien dependerá del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, este guiño del jefe del Estado es una clara muestra de que la Secretaría de Energía también reportará con mayor frecuencia a Peña y a Macri, directamente.
Macri se cautiva con el trabajo de Lopetegui. Es habitual que le pida cálculos al "señor del Excel" del Gobierno, al que mira trabajar con fascinación. Aquellos que comparten el día a día lo califican como una persona "brillante y humilde", pero que no duda en dejar en evidencia a su interlocutor si empieza a dar vueltas sin claridad. "Deja expuestos a los sanateros. Siempre hay que ir con datos duros", relatan quienes trabajan a su lado.
Llegó al equipo de Macri como director técnico del equipo económico, que, en ese momento, tenía siete integrantes. Y, en poco tiempo, Lopetegui se transformó en parte del tridente junto a Peña, y Mario Quintana, dominó la gestión durante los dos primeros años y medio. El poder de dúo que acompañó durante los primeros 34 meses al ministro coordinador creció hasta convertirse en "los ojos y la inteligencia" del Presidente.
Pero la crisis económica barrió con el modelo de gestión que dispuso Macri. Solo Peña mantuvo su poder inalterable. Quintana, cuestionado internamente por sus formas avasallantes, renunció, pero Lopetegui sobrevivió al vendaval. Eso sí, su autoridad se diluyó rápidamente, incluso varios de los ministros que antes le temían dejaron de atenderle el teléfono. Un síntoma de esa caída.
Macri le pidió que se quedé como su asesor, pero en los papeles también reportaba y asistía a Peña. De hecho, pese a los cambios internos y la pérdida de poder siempre se mantuvo en el mismo despacho, en el primer piso de la Casa Rosada. Algo que tampoco cambiará con el nuevo cargo. Será un doble comando y, por las dudas, cerca de Macri hablan de interinato para evitar un desgaste innecesario.
Antes de ingresar en el Gobierno, Lopetegui fue el creador de la cadena de minimercados de segundas marcas Eki Discount, tarea en la que tuvo colaboración de Quintana, su compañero de tareas en la Jefatura de Gabinete.
Después desembarcó como gerente general de Lan Argentina. Y también tuvo una experiencia previa como ministro provincial. Fue en 2004, cuando el entonces gobernador Felipe Solá lo puso al frente del área de Producción bonaerense. Y desde 2013 comenzó a participar de reuniones de la fundación Pensar, el think tank macrista.
Contador Público y licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Argentina de la Empresa, con una maestría en Dirección de Empresas en la Universidad de Navarra, Lopetegui es un hombre de extremo perfil bajo. Si bien habló eventualmente con algunos medios de comunicación nunca dio una entrevista. Es un obsesivo de los números, uno de los rasgos que Macri más valora de su flamante secretario de Energía.
Pero también es un apasionado de la historia. De hecho, suele utilizar citas en las reuniones. Una de sus máximas es recordada siempre entre sus seguidores -el grupo de jóvenes que trabaja bajo sus órdenes en la Jefatura de Gabinete y que se autodenominan "La Lopetegui"- es que la "inflación fue utilizada como un arma de guerra".
Entre sus logros anotan, por ejemplo, la renegociación de los medicamentos del PAMI, trabajo que reforzó con la llegada de Sergio Cassinotti al frente de la obra social más grande de América Latina. Y entre sus grandes desafíos se destaca la evangelización puertas adentro del Gobierno sobre la necesidad de reformular el sistema previsional.
Lopetegui, planillas en mano, no duda en enfrentar cualquier argumento político. En sus hojas el cuadro de situación es grave y el futuro, si no se avanza rápidamente con un cambio profundo, será muy malo.
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