El Senado convirtió en ley los superpoderes para Menem
La Cámara alta aprobó la reforma administrativa pero ahora se resiste a hacer lo mismo con la impositiva; Menem Cavallo y los diputados en la mira.
El Senado convirtió en ley ayer el capítulo de la reforma del Estado por el que se le conceden al Presidente superpoderes para racionalizar y reestructurar la administración nacional con lo cual podrá entre otras cosas eliminar 20.000 empleos públicos.
Las facultades delegadas por el Congreso regirán hasta el 31 de diciembre próximo fecha hasta la cual el Poder Ejecutivo entre otras atribuciones podrá suprimir organismos superpuestos o ineficientes y modificar fusionar o transferir a las provincias previo acuerdo los que crea convenientes.
Pese a las presiones de la jefatura del Gabinete y del Palacio de Hacienda los senadores no trataron anoche el proyecto impositivo que completa el paquete conocido como "los superpoderes".
Terminó la tregua en el Senado
Los peronistas del Senado están cerca de calzarse el casco para ir al frente de batalla en el que por lo menos tienen a tres "enemigos" (el término no resulta exagerado frente a las actuales circunstancias): Menem Cavallo y los diputados de su propio partido.
El pañuelo blanco que hicieron flamear ayer a las 2.30 al convertir en ley los superpoderes administrativos reclamados por el Presidente parece haber sido nada más que una tregua en la puja más difícil que les queda por resolver: la sanción de la controvertida norma impositiva por la que anoche en la Cámara alta nadie apostaba un peso a que corriera la suerte de su predecesora.
La opinión mayoritaria del bloque del PJ era por esas horas modificar la norma y girarla nuevamente a Diputados. Lo harían durante la sesión del miércoles próximo.
A sabiendas de que cinco días es mucho tiempo esa bancada esperaba que el "enemigo" Menem haga uso y abuso de su indiscutible facultad política de presionarlos para que lo habiliten a saltear al Congreso a la hora de modificar impuestos. Menos soportaban el apriete del "enemigo" Cavallo a quien ven susurrando en el oído presidencial posibles sanciones para quienes se opongan a conceder el deseo del jefe cuyo ejecutor será el propio Cavallo.
Tercer enemigo a la vista: los diputados peronistas que dicen que no los recibieron cuando intentaron participar de la redacción de la reforma impositiva. Los senadores (todos y en especial los del PJ) sienten que los diputados abusan de la disposición constitucional que obliga a que las leyes impositivas ingresen por la Cámara baja.
Conflicto interno
En este punto la reforma del Estado ofrece una conclusión clara desde el ángulo político: ya no se trata de conflictos de poder entre el Legislativo y el Ejecutivo. La puja se internó en el Congreso y si pueden los senadores del PJ harán que los diputados de su partido sientan en carne propia el aislamiento que dicen haber sufrido ellos cuando tengan que volver a transpirar para ver si consiguen el quórum necesario para rever la ley en la Cámara baja.
Ayer la Comisión de Presupuesto del Senado que conduce Carlos Verna (PJ-La Pampa) recibió al que creen que será el último emisario del Gobierno hasta que el martes próximo el bloque decida qué hacer con la reforma impositiva: el secretario de Ingresos Públicos Juan María Farré.
Como era de prever el hombre reclamó la sanción sin modificaciones de la norma luego de hacer una larga exposición técnica sobre la necesidad de delegar en el PE facultades impositivas y les recordó que una de ellas la de mantener el IVA en el 21% resulta vital para las provincias que perderían 1032 millones de pesos anuales en materia coparticipable si no sale la ley y el impuesto cae automáticamente al 18% el 1° de abril.
Tras el cónclave el peronismo diseñó tres salidas posibles para definir el asunto:
l-Que se modifique la norma eliminando toda delegación que no sea mantener el IVA en el 21% que paguen ganancias los jueces y legisladores y agregar un mecanismo de control por parte de una comisión bicameral cuyos dictámenes sean vinculantes.
2-Aprobar todo como está y dar punto final al asunto sin más reclamos.
3-Aprobar todo como está pero con el compromiso de que habrá una ley correctiva o un veto.
De las tres opciones la primera es la que más adeptos cosechaba anoche entre los peronistas.
Pero la negociación parece no cerrarse nunca. Ayer no faltó el senador peronista que propusiera sacar sin modificaciones la reforma impositiva y reservarse para más adelante la presentación de un paquete de cinco o seis leyes globales en materia tributaria.
Pero no van a poder hacerlo. Ese tema siempre lo inicia Diputados se le dijo al legislador. "No podremos hacerlo como legisladores pero sí como ciudadanos que presentan proyectos en la Cámara baja" dijo.
Actualmente esas iniciativas sólo tienen curso cuando un legislador se hace eco de ellas sea peronista o -he aquí la suspicacia- un hombre de la oposición.
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