El secretario de Macri, un joven Pro que lo sigue a sol y a sombra
Se llama Darío Nieto y tiene 31 años; trabajó con Peña y con López Murphy y es la persona que siempre acompaña al Presidente
El talón de Aquiles volvió a romperse en el momento menos indicado, y el joven sintió que el mundo se le venía abajo en el momento menos indicado. "No te preocupes, te cuidamos el lugar. Mejorate y volvé pronto", le dijo el presidente Mauricio Macri, diez días después de asumir el poder.
Los kinesiólogos que trabajan en Casa Rosada hicieron lo suyo y al poco tiempo Darío Nieto olvidó aquel desgraciado partido de futbol. Volvió a ser lo que es hoy: el silencioso y discreto secretario privado del Presidente, el funcionario que comparte las mañanas con Macri, con quien el primer mandatario coordina la agenda de actividades y a quien le confiesa secretos que él se encarga de mantener en reserva.
Decidido a no tener contacto con la prensa por órdenes de sus superiores, el secretario cumple una rutina estricta que LA NACION reconstruyó en base a diálogo con amigos pasados y actuales.
Cada madrugada, sale de su casa en Barrio Norte y se dirige donde se encuentre el Presidente, por lo general en la quinta presidencial de Olivos.
Cuando suben al helicóptero, el secretario ya tiene consigo lo que necesita: un resumen de las informaciones y temas centrales del día, la agenda presidencial, y hasta las camisas que el Presidente va a usar durante la jornada. Es la sombra del primer mandatario en actos protocolares y viajes, un trabajo que comparte con Mariano Lamolino, una especie de segundo secretario presidencial.
¿Cómo llegó Nieto a ser los ojos y oídos del Presidente?
Con sólo 31 años, hincha de River y amante del futbol y el tenis, Nieto es un producto de la juventud Pro, moldeado en partes casi iguales por el ex líder de Recrear Ricardo López Murphy y el jefe de gabinete Marcos Peña.
Comenzó como asesor ad-honorem del legislador porteño Jorge Sanmartino, leal al "Bulldog", y empezó a trabajar en la juventud del partido.
Pasó por el Consejo de los Derechos del Niño porteño, dónde según una testigo de aquella época tuvo roces con su jefe Bruno Domeniconi, y de allí al despacho del legislador porteño Francisco Quintana, del riñon del entonces secretario de Gobierno porteño, Marcos Peña. Fue Peña quien le pidió a Quintana que le "ceda" a su colaborador para llevarlo a su equipo de campaña, ya con vistas a las elecciones presidenciales.
Ya en la sede partidaria de Balcarce al 400, y además de conocer a su actual novia, Guadalupe Fernández (que trabaja con Peña), Nieto tuvo a su cargo la coordinación de dos campañas importantes: las de Carlos Javier Mac Allister a gobernador por La Pampa, y en menor medida la de Oscar Aguad en Córdoba.
"Con Mac Allister, en recorridas y viajes, demostró que tenía pasta para liderar", dice un actual funcionario con quien compartió estudios de maestría de Comunicación Política en el Instituto Ortega y Gasset, que no pudo terminar.
"No quiero que nos gobierne Scioli, ni Zanini, ni Aníbal Fernández ni La Cámpora", escribió en su muro de Facebook antes de la primera vuelta electoral para pedir el voto de los indecisos.
"Es un pibe sano, ubicado, que no se la cree", comenta uno de los dirigentes con los que compartió su viaje a Estados Unidos, en 2011, becado por la FURP.
"Es un militante", lo definió otro joven secretario con despacho en Casa Rosada, que se excusó de dar más detalles "porque su rol es muy delicado", pero que lo diferenció con ironía de "otros secretarios" como Daniel Muñoz, quien tuvo un veloz y sugestivo crecimiento patrimonial mientras acompañaba a los Kirchner, antecesores de Macri en la Casa Rosada.
Su imagen pudo verse en todos los canales, delante de Macri en sus recorridas inaugurales por la Casa Rosada el día de su asunción. Desde allí, el bajo perfil ha sido lo suyo, siempre a la sombra del Presidente.
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