El respiro europeo de Alberto Fernández, en una gira “libre de kirchnerismo”
El Presidente volvió a rodearse del equipo que eligió en 2019, lejos de las presiones de la tropa de Cristina Kirchner; enfrenta el inicio de la cuenta regresiva para el default
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GLASGOW (Enviado especial).- Un presidente a gusto en las relaciones diplomáticas con líderes de escala global, pero a la vez presionado por las dificultades que encuentra en la negociación con el FMI, tanto en la interna de la coalición de gobierno como por el inicio de la cuenta regresiva hacia un nuevo default. En medio de esas contradicciones se lo vio a Alberto Fernández en la gira que lo llevó durante cinco días a participar de grandes cumbres mundiales, primero en Roma y finalmente en Glasgow.
El respiro europeo que tomó Fernández de las amarguras que le provoca la política nacional, en la antesala de las elecciones legislativas que traen la carga negativa de la derrota en las PASO, tuvo lugar en un contexto cuidado para el mandatario, que se desmarcó por unos días de la hostilidad que suele recibir del kirchnerismo y volvió a rodearse de los leales, como es el caso de Santiago Cafiero, devenido canciller tras la crisis del Gobierno. Y que en esta gira tuvo un rol protagónico, como cuando era jefe de Gabinete.
También volvieron a tallar en el entorno presidencial Matías Kulfas y Cecilia Todesca, que este lunes capitalizaron el anuncio de una millonaria inversión por parte de una corporación australiana que buscará producir hidrógeno verde en la Patagonia y que aterrizó en el lobby empresario de Buenos Aires de la mano del exrugbier Agustín Pichot. Todos forman parte del grupo original con el que Fernández llegó a la Casa Rosada en 2019, que fue retrocediendo posiciones en medio de cuestionamientos internos.
Pero ese “entorno cuidado” de Fernández, que incluyó al secretario general, Julio Vitobello, y a la primera dama, Fabiola Yañez, a quien se buscó mostrar con actividad durante su estadía europea, no alcanza para despejar la incertidumbre que tiene el Gobierno frente a la compleja negociación que sostiene con el FMI, por la cual el ministro Martín Guzmán se quedó en Roma para una “reunión de trabajo” con Julie Kozack, alta funcionaria del organismo, en la sede de la embajada argentina.
El propio Fernández plantea las negociaciones como una fatalidad para la Argentina. “Es evidente que no tenemos 19.000 millones de dólares para pagarles el año que viene”, se sinceró en una charla con periodistas que lo siguen en la gira. Pero a la vez, advirtió que un eventual acuerdo no puede derivar en “un ajuste”. La deuda es un monotema para el Gobierno: en la noche del lunes, en la cumbre de Cambio Climático, Fernández advirtió que, para países como la Argentina, “sin financiamiento sostenible no habrá desarrollo sostenible”.
Y este martes, antes de emprender el regreso hacia Buenos Aires, insistirá con el concepto de “canje de deuda por acción climática”, que deberá argumentar con precisión para que los líderes no entiendan que Argentina busca sacar ventaja de su posición favorable en materia de emisión de carbono. Aunque no es el único presidente sudamericano que lo plantea: el brasileño Jair Bolsonaro apareció en la COP-26 muy interesado en que se abra un mercado en el que las grandes potencias puedan comprar emisiones de carbono a países como el suyo.
Esto es, según el artículo 6 del emblemático acuerdo de París –el único que aún no fue reglamentado–, que los países menos comprometidos con las emisiones vendan sus cupos a aquellos que ya los superaron. El renovado liderazgo en la materia de Estados Unidos, tras el breve paréntesis de la chimenea trumpista y con el presidente Joe Biden comprometido junto a su secretario John Kerry –que se quedará en Glasgow hasta el final de la cumbre, el 12 de noviembre– es seguido de cerca por el gobierno argentino. Por eso Fernández decidió venir personalmente al encuentro en esta fría ciudad de Escocia.
El Presidente apuesta, aunque con mucha prudencia, a que Washington finalmente accionará en favor de la Argentina al momento de las definiciones en el “board” del Fondo, que tiene prevista su reunión anual en el próximo diciembre. Entre los funcionarios que acompañan a Fernández en Europa fue muy comentado su saludo con David Lipton, quien se desempeña en el Tesoro norteamericano después de haber integrado el FMI, desde donde fue clave en la concesión del préstamo a la administración de Mauricio Macri en 2018.
Claro que los comentarios no fueron elogiosos para Lipton. Tampoco cayó bien en la delegación argentina que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, haya revelado tras la reunión bilateral con Fernández en Roma que había manifestado su preocupación por la situación de Venezuela y Nicaragua, porque en ambos casos la cancillería argentina mantuvo una posición oscilante desde la gestión de Felipe Solá, que hasta ahora Cafiero no puso en revisión.
Pero lo que realmente le importa al Gobierno de Macron es que facilite las gestiones con el Club de París, que emplazó a la Argentina a cancelar sus deudas previo acuerdo con el FMI, con un “deadline” clavado el 31 de marzo de 2022. El “tic tac” del reloj que marca la cuenta regresiva para una nueva cesación de pagos por parte de la Argentina pende como una espada de Damocles sobre el cuello de Fernández, que volvió a cargar las tintas sobre su antecesor Macri. “Si con él firmaron un acuerdo político, ahora nosotros pedimos lo mismo”, se lo escuchó comentar en el avión de Aerolíneas Argentinas fletado para la gira europea que mañana llega a su fin.