Opinión. El regreso del tenis y el golf: sensibilidad y sentido común
Cuando escuché el miércoles último al ministro de Salud, Gines Gonzalez García, en el programa de TV "A dos voces", decir que nunca habían recibido ningún pedido para retomar los entrenamientos que no fuera el de la Unión Argentina de Rugby por Los Pumas, llamé inmediatamente a Mariano Zabaleta, vicepresidente de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), para consultarlo sobre si yo estaba escuchando bien, estaba loco o me habían mentido.
Recuerdo que Agustín Calleri, presidente de la AAT, me dijo en abril que el día 24 de ese mes habían presentado ante el ministro de Deportes, Matías Lammens, un protocolo con todos los lineamientos a seguir para que se permita la práctica del tenis en tiempos de coronavirus.
Esto incluía una serie de medidas que impidiera el contagio de los tenistas y no se corriera ningún riesgo de contagiar a nadie que estuviera en la periferia.
Los tenistas debían desinfectar las pelotas, raquetas, los bancos en donde se deja el bolso, otras raquetas.
En realidad, era poco lo que se llevaba porque el club permanecería cerrado, no abría vestuarios ni bar, irían vestidos de tenis y volverían a cambiarse a su casa. Asimismo, llevarían la bebida correspondiente y jugarían con 6 pelotas, tres marcadas con las iniciales de uno y las otras sin marcar, cosa de que cada jugador juegue con la propia y no tenga contacto con la de su contrincante. Ambos deberían llegar e irse con "tapa boca" o "barbijo" y sacárselo solo en el momento de jugar.
Como uno de los motivos era el traslado, se recomendaba ir en su propio auto, moto o bicicleta. Luego se amplió a que estuviera en el radio de 5 kilómetros y de esa manera en el peor de los casos se pudiera ir caminando.
Vale aclarar que una cancha de tenis está enclavada en un predio de 600 metros cuadrados; dentro de ese metraje una cancha de tenis mide 23,78 de largo por 10,97 de ancho. De manera que entre cada jugador no habría menos de 24 metros y en el peor de los casos de que uno o los dos estuvieran en la red su distancia sería la prudente como para no tener ningún tipo de contacto.
Cada vez que le toca el saque utiliza su propia pelota y en ningún momento debe tocar la de su rival con la mano para evitar cualquier tipo de contagio. Al finalizar el partido, no se darían la mano sino que se saludarían como si fuera en esgrima, con la punta de la raqueta.
Al tenis, por otra parte, se juega al aire libre, lo cual está recomendado como actividad física por todos los médicos, incluido el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, que aconsejaba la actividad de los mal llamados "runners", ya que era una manera de respirar aire puro luego de una cuarentena tan larga, despejar el cuerpo y la mente después de tanto encierro.
Muchos creen que el deporte es solo un entretenimiento. No es así. Recordemos el lema del escudo del club Gimnasia y Esgrima: "mens sana in corpore sano" ("Mente sana en cuerpo sano").
Peor impresión me causó escuchar al Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, por televisión, con una actitud sobradora, decir: "Al tenis no se puede jugar porque si bien hay mucha distancia entre cada jugador, se secan la frente y dejan la pelota mojada de transpiración, luego la toma el ball boy…". Gollán agregó: "Esto me lo comentó un amigo que juega al tenis", demostrando que hizo caso omiso al protocolo de la AAT.
A todo esto, esa mañana Mariano Zabaleta había estado reunido con el ministro de Deportes de la provincia presentándole un protocolo, cosa que el ministro Gollán jamás leyó.
El impacto económico
Es decir, el ministro está tomando una decisión que afecta a 6000 profesores de tenis que desde hace 5 meses no pueden llevar un peso a su casa para darles de comer a sus hijos, esposas o padres sin haber estudiado la lección.
A esto hay que sumarle la industria que se mueve detrás de una institución, como personal de cancha, productores de polvo de ladrillo, personal de limpieza, de vestuario.
Un club que mantiene las puertas cerradas es un negocio con las cortinas bajas. Es una pyme que no funciona y hace que la gente que paga una cuota no pueda utilizar el club. Muchos de los que no trabajan no reciben ningún tipo de remuneración y las cuentas que no les cierran.
Hay muchos clubes a los que, como a un bar o un restaurante, no volverán a abrir sus puertas porque el que no tiene plata lo primero que hace es tachar lo menos útil.
Pero la pregunta del millón es porqué no se habilitan deportes individuales. ¿Qué hay? ¿Un prejuicio?
Ya no solo el tenis, el golf, el remo, el tiro al blanco, atletismo. En fin, una cantidad de deportes que son fundamentales y que no provocan ningún perjuicio si se siguen los debidos protocolos.
Pero al tenis, que es lo que me ocupa profesionalmente desde toda mi vida como jugador y desde hace 44 años como periodista, no le encuentro ningún tipo de explicación.
Creo que hay ignorancia, total desconocimiento del deporte. ¿Esta gente se creerá que el tenis sigue siendo, como hace 50 años, un deporte de elite? ¿No saben que desde la aparición de Guillermo Vilas se transformó en un deporte popular?
Por las dudas que no lo supieran, en 1974, es decir, antes de que Guillermo Vilas ganara el Masters en Australia, había 70.000 aficionados que practicaban el tenis. En 1980, la cifra subió hasta los 3.000.000. Así como lo leen. Aparecieron canchas de alquiler como hongos, fábricas de raquetas, pelotas, zapatillas, indumentaria. En 1976 comenzó la televisión a transmitir todos los partidos de tenis y todos estaban pendientes de las proezas del hombre de la vincha transformándose en el único deportista capaz de cambiar la historia de un deporte en nuestro país.
¿Quién no sabe quién es Roger Federer o Rafael Nadal? O Juan Martín del Potro, "la Torre de Tandíl". ¿Nadie celebró en noviembre del 2016 que Argentina ganara la Copa Davis?
A partir de lunes se habilitó finalmente el tenis en CABA, una buena noticia que debería haberse producido antes pero por cuestiones políticas se postergó a pedido de la provincia de Buenos Aires.
Protestas
Hubo dos manifestaciones frente a la Quinta Presidencial de Olivos. No fueron multitudinarias ni mucho menos porque hay muchos que como yo no pudieron ir por ser persona de riesgo, ya sea por edad o por algún problema de salud, ambas fueron en absoluto orden manteniendo las distancias que exige el protocolo de los "barbijos" y los dos metros.
Los chicos no pueden ir al colegio y es lógico, pero sería maravilloso que pudieran ir a tomar una clase de tenis con su profesor. Estar al aire libre, realizar ejercicio y practicar un deporte. Es fundamental que los profesores pudieran levantar sus persianas y vuelvan a facturar. El profesor de tenis no es millonario. Les puedo asegurar que es un trabajo insalubre. Estar en invierno a las 8 de la mañana con 2 grados en una cancha tirándole la pelota a un alumno o en verano durante 12 horas al rayo del sol, muchas veces con 35 grados de calor. Basta con mirarles la piel ajada, las manos curtidas, llenas de cayos para ganar una plata que les alcanza para vivir. No conozco profesores de tenis rico. Y no quiero pensar con la malaria económica que vamos a tener cuando aparezca la famosa "nueva normalidad" cuántos van a volver a tomar clase.
El profe de tenis no tiene sueldo, nadie le deposita a fin de mes en una cuenta del banco el dinero para comprar la comida y las zapatillas de los chicos. Vive al día como el peluquero, el zapatero o como cualquier laburante.
No está en mi ánimo la crítica por la crítica misma. Es que no puedo creer tanta insensibilidad en quienes tienen que tomar la decisión de habilitarlo. ¿Qué están esperando?
El fin de semana pasado, viendo un torneo de golf profesional en Estados Unidos del PGA, observé que los jugadores mantenían la distancia jugando de a 3, y el domingo, de a dos. Obviamente sin barbijo, los caddies incluidos. Sin público, tal cual está establecido hasta el 2021. El golf es otro de los deportes que deberían estar habilitados. La Asociación Argentina de Golf le llevó al ministro Lammens un protocolo 3 días antes que la AAT, también en abril pasado. El 21 de abril se les informó a las autoridades cuáles serían las reglas de juego para que se pudiera jugar al golf. El ministro González García tampoco estaba en conocimiento de ello, por eso la AAG le volvió a enviar esta semana pasada una carta con la presentación realizada el 21 de abril.
En la provincia de Buenos Aires (ya que en Capital solo están el campo municipal de Palermo y el José Jurado) hay 130 canchas de golf. Los deportes por excelencias de los countries son el golf y el tenis, y hay 130 distribuidos entre sur y especialmente, zona norte. Además de los 4 Driving Range en donde trabajan varios profesores.
La Dirección Nacional de Control de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud respondió inmediatamente. ¿Cómo puede ser que el doctor González García muy suelto de cuerpo diga que nunca recibió nada? Doctor: revise quiénes son sus asistentes. Va a un programa de televisión y provoca entre risa e indignación.
Los profesores de golf son como los de tenis, son taxis. Si no baja la bandera no come, si bien hay 2.000 empleados en los diferentes clubes, hay 400 profesores de golf independientes que están en la línea de largada esperando el visto buenos para ir a dar clases para poder llevarle comida a sus hijos.
¿Acaso sabrán que la mayoría de los profesores de golf son de origen humilde, que fueron "lleva palos" o "caddies", que no tienen un peso partido por la mitad como los profes de tenis?
Ellos también están a las 7 de la mañana dando clases porque el golfista es un enfermo, es más fanático que el tenista. Es cierto que es mucho menos popular. Muchos creen que es porque es un deporte caro, lo es de alguna manera pero no es por eso.
El golf, como el tenis, siguen esperando. Cuando escribo esto parece que la semana que viene se abren para CABA, pero para el golf no es solución. En parte sí para los Driving Range pero hay solo dos canchas para más de 100.000 golfistas. Es necesario que se habilite, con el protocolo correspondiente, también en AMBA.
Nadie desconoce la gravedad de la pandemia. La cuarentena es necesaria hasta que aparezca la vacuna. Somos conscientes y respetuosos de ello pero también le solicitamos a las autoridades que se ocupen y preocupen porque detrás del divertimento de algunos, hay muchos que tienen que levantar la ventana del boliche para empezar a recibir ingresos; sino no van a comer ni ellos, ni sus esposas, ni sus hijos ni sus padres.
Por favor, sensibilidad y sentido común.
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