El regreso de los apartados: no están en el Gobierno, pero siguen activos
Fueron soldados de Néstor y Cristina Kirchner y ocuparon altos cargos durante su Gobierno, pero terminaron marginados del Frente de Todos y en la nueva administración de Alberto Fernández. Pese sus legajos o sus desventuras judiciales, desde el llano o desde prisiones domiciliarias, conservan lazos con el poder, tejen estrategias y se muestran activos en la crisis que desató la pandemia.
Julio De Vido, Guillermo Moreno, Amado Boudou, Gabriel Mariotto o Ricardo Echegaray se distanciaron de la vicepresidenta y de su entorno con la derrota de 2015. En ese momento se activaban a diario investigaciones en causas de corrupción que los tenían como protagonistas. De Vido y Boudou terminaron tras las rejas.
Hoy, meses después del regreso del peronismo a la cima del poder, los alfiles de la vieja guardia kirchnerista levantan el perfil. Unos critican públicamente a Alberto Fernández o le marcan la cancha a sus ministros. Otros sugieren medidas más drásticas y reclaman profundas reformas que incomodan al Presidente.
El cambio de clima político en Comodoro Py por el triunfo de Fernández les permitió acceder a beneficios procesales: varios de ellos recuperaron su libertad o recibieron prisión domiciliaria durante los últimos meses. Pero, a diferencia del actual Procurador del Tesoro, Carlos Zannini, el tándem Fernández-Kirchner no los redimió en el plano de la gestión.
En la Casa Rosada no creen que el grupo de exsoldados kirchneristas actúe de forma coordinada. "No representan a Cristina, ni a La Cámpora", dice un alfil del Presidente, quien sospecha que algunos de esos dirigentes ven en la crisis una oportunidad para "pescar" desencantados con Fernández.
Guillermo Moreno
Con el anuncio de la expropiación de Vicentin, sus nombres volvieron a sonar en los ámbitos poder. Moreno, un histórico "soldado del pingüino", salió a confrontar con Fernández por la decisión de estatizar la cerealera. Dijo que el Presidente no tenía facultades para intervenir la firma. Fernández le respondió con un dejo de ironía: "Celebro que ahora se preocupe por la legalidad", lanzó, y le recordó sus irrupciones "con guantes de box y matones" en las asambleas del Grupo Clarín.
En el llano desde 2015, Moreno no tiene "ningún contacto" con el Presidente y prefiere no opinar sobre Cristina Kirchner: "Es una relación particular". Niega que haya salido a cuestionar la intervención Vicentin porque no le dieron una silla en el Gobierno. "¿Mirá si vamos a hacer política por los cargos?", exclama. Y justifica su crítica a Fernández: "Dentro de la ley, todo, fuera de la ley, nada".
Sin espacio en el Frente de Todos, Moreno planea competir por fuera del PJ en las legislativas de 2021 en Buenos Aires: "Vamos a hacer un partido nacional, dentro del movimiento peronista", aclara a LA NACION.
En el entorno de Fernández le quitan relevancia a las críticas de Moreno o las intervenciones públicas de De Vido, Boudou o Mariotto. "No tienen volumen político, ni representación institucional", señala un dirigente cercano al Presidente. "Hay una cuota de vanidad y de narcisismo muy fuerte", completa.
Amado Boudou
Boudou, que fue excarcelado por la pandemia y cumple la prisión domiciliaria en su casa, también volvió a la esfera pública con una "primicia" sobre el caso Vicentin. El exvicepresidente anticipó la expropiación en el portal El Destape Web horas antes de que lo anunciara el Presidente. ¿Tenía información privilegiada? Boudou, condenado por el caso Ciccone, dijo que "no sabía" que Fernández impulsaría la expropiación, pero reconoció que había hablado con "otros compañeros" sobre la cerealera. "Lo marqué como una preocupación para adelante", apuntó en Radio El Destape.
Además, Boudou propuso medidas económicas para la pospandemia. En un ensayo que difundió en abril habló de discutir un salario universal y estatizar los servicios públicos. Días después, a través de una videollamada, asesoró al gobernador peronista de La Rioja, Ricardo Quintela. La novedad generó un escándalo y Quintela salió a aclarar que no lo había contratado.
Boudou, que podría volver a cobrar su jubilación de privilegio tras un fallo favorable de Zannini (gesto en el que muchos vieron una reivindicación silenciosa de Cristina Kirchner), se mantiene activo también en las redes, donde se presenta como director del portal "Utopías y realidades del movimiento nacional".
Ricardo Echegaray
Echegaray pasa sus días en una oficina aduanera de la planta de Ford de General Pacheco, desde donde controla exportaciones e importaciones de tuercas o partes de camionetas. A diferencia de otros exfuncionarios kirchneristas, el extitular de la AFIP cultiva un bajo perfil y les dice a sus allegados que no retomó la actividad política. En silencio, se ocupa de atender su frente judicial.
Echegaray volvió a trabajar en la Aduana en febrero pasado, luego de que Mercedes Marcó del Pont, actual jefa del organismo recaudador, levantara su suspensión administrativa. No le dieron el puesto que considera que debería tener por su currículum, pero fue el primer paso para su regreso.
Por estos días, el exfuncionario deja correr el rumor de que aconsejó a Cristina Kirchner sobre la expropiación de Vicentin, tiempo antes de que Fernández hiciera el anuncio. Según pudo saber LA NACION, se jacta de ser uno de los que más conoce dentro del espacio el negocio de las cerealeras, por su experiencia en la Aduana y la AFIP. Y, en reserva, atribuye la expropiación de la cerealera a la falta de divisas. También les recuerda a los suyos que fue él quien llevó adelante el proceso de expropiación de Ciccone: "Hay que saber presentar los papeles", les dijo. Cerca de Cristina Kirchner relativizan las versiones sobre la charla con su exfuncionario.
Alejado de la política, Echegaray se ve como un "peronista dentro de la AFIP". Votó al Frente de Todos y apoya las decisiones de la Casa Rosada, pero siente que fue descartado. "Si tuviera tanta llegada el Gobierno, no estaría contando cajas de cambio en la Ford", le comentó a su equipo.
Gabriel Mariotto
Mariotto, exvicegobernador de Daniel Scioli, también volvió al ruedo con la crisis. En línea con Boudou, sostuvo que se imaginaba la Argentina pospandemia con el comercio exterior y los servicios públicos en manos del Estado. En privado, niega que haya pedido que el Presidente abandone la moderación, lo que define como una "virtud", y apunta contra las interpretaciones que hacen los medios. "Ahora, si todos nos moderamos, el frente pierde fogosidad", advierte el exinterventor del Comfer ante dirigentes cercanos.
Mariotto integra el FDT -preside el partido Compromiso Federal en Buenos Aires- y tiene vínculos con La Cámpora o ministros, como Gabriel Katopodis (Obras Públicas), pero tampoco fue convocado para integrar el Gobierno. Fue mencionado como posible embajador en Italia, pero esa nominación perdió fuerza.
Mariotto no esperaba un llamado porque entiende que su perfil, ligado a la ley de medios o Fútbol para Todos, banderas del kirchnerismo duro, le generaría "problemas" a Fernández.
Integrante del Parlasur hasta diciembre, se define como "un kirchnerista de la primera hora". Sin embargo, ahora responde al gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. Según Mariotto, su sector expresa el ala más dura de la coalición oficialista, pero no tiene una postura rupturista.
Julio De Vido
En su chacra de Zárate, el ministro más poderoso del kirchnerismo activó su operativo retorno desde hace meses. En febrero, cuando estaba en prisión domiciliaria, De Vido salió a confrontar con el Presidente por los "presos políticos" y cruzó al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Luego, junto a un grupo de dirigentes y exfuncionarios kirchneristas, pidió reformar la Constitución. En un documento, al que suscribieron Boudou y Mariotto, propuso nacionalizar el comercio exterior y formar un monopolio estatal de los servicios públicos.
En marzo recuperó la libertad e intensificó su actividad política. Participó de un acto y visitó al intendente peronista de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Alejado de Cristina Kirchner, De Vido dijo que no se siente parte del Frente de Todos y que planea competir en las elecciones en Buenos Aires. En sus últimas apariciones públicas, advirtió que "el lawfare está vivito y coleando en el seno del Gobierno", criticó la negociación de Fernández con el FMI por la deuda y pidió "recuperar" la ley de medios. En cambio, elogió la decisión de expropiar Vicentin.
Sin la frecuencia de los viejos tiempos, De Vido mantiene sus lazos con otros exsoldados de Cristina, como Mariotto o Moreno. "Conversamos cada tanto con Julio -dice el exsecretario de Comercio-. Pero eso no significa nada más que una relación de amistad. Fueron muchos años trabajando juntos".
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