El regreso de Cristina Kirchner de Cuba, un tema sensible ante las restricciones

Mientras el Gobierno endurece las medidas de prevención contra la propagación del coronavirus con la implementación de la cuarentena total, la vicepresidenta Cristina Kirchner se encuentra en La Habana, a donde viajó en la madrugada del lunes para visitar a su hija, Florencia, y de donde tiene planeado regresar este domingo.

Desde el Instituto Patria destacan que Cuba no está en la lista de países de riesgo y que por ese motivo la vicepresidenta no debería hacer cuarentena. Sin embargo, por su edad -67-, ella forma parte de la población de riesgo, a la que se le recomienda cumplir con las medidas de aislamiento.

Cristina viajó con su secretario privado, Mariano Cabral. Esta vez partió sin su nieta, Helena. Hay quienes, especialmente cerca de la vicepresidenta, especulan con que el motivo de su viaje excede a una mera visita, y que existe la posibilidad de que traiga de regreso con ella a su hija, que se encuentra en La Habana hace más de un año.

¿Volverá al país con Florencia? "Depende de Florencia y de lo que los médicos le digan", respondió a LA NACION un dirigente cercano a Cristina. Y aseguró que la vicepresidenta está en diálogo permanente con Alberto Fernández y por las medidas que tomará el Gobierno en las próximas horas.

Florencia Kirchner está bajo tratamiento médico en La Habana desde febrero del año pasado. Aunque en principio había viajado a Cuba para cursar un seminario de cine, Cristina comunicó a mediados de marzo del año pasado que su hija sufría un cuadro de estrés postraumático y que su salud se encontraba en deterioro.

Por el momento, Cuba no está en la lista de países afectados por el virus, aunque anteayer falleció en la isla el primer paciente afectado, un italiano de 61 años. En ese país se confirmaron once casos de coronavirus, y por ahora permanece abierto el ingreso para el turismo, una de las principales fuentes de ingresos para el país.

Mientras la mayoría de los países afectados por la pandemia toman medidas drásticas para prevenir su propagación, el gobierno cubano permitió el desembarco del crucero británico MS Braemar -con 682 pasajeros, en su mayoría británicos- y contribuyó para repatriar a los pasajeros británicos y de otras nacionalidades europeas. El crucero navegó dos semanas por el Caribe y varios países le negaron su entrada a los distintos puertos.

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