El reemplazo de Canicoba. Quién es Julián Ercolini, de juez "querido" por Alberto Fernández a exponente del lawfare
Alberto Fernández critica al juez Julián Ercolini cada vez que puede y lo hace con una intensidad que solo se explica desde las ruinas de una relación que supo ser estrecha. Los dos tienen una historia común: compartieron en la facultad de Derecho la cátedra de Esteban Righi (exministro del Interior de Héctor Cámpora y exprocurador durante el kirchnerismo) y también su padrinazgo.
Una de las críticas más fuertes que le hizo públicamente el Presidente a Ercolini fue por haber enviado a juicio oral a Cristina Kirchner por el manejo de la obra pública, en el único proceso que avanzó hasta llevarla al banquillo (y que ella denunció como "caso paradigmático de lawfare"). Pero Ercolini -que ahora se hará cargo del juzgado que deja vacante Rodolfo Canicoba Corral- investigó además el caso Hotesur, causa en la que la expresidenta está procesada junto con sus hijos, y dio por probado, por primera vez, que al fiscal Alberto Nisman lo mataron. Ercolini sostuvo que fue un asesinato que "cuanto menos desde algún sector oficial [del kirchnerismo]" se quiso "instalar" como suicidio.
Pero en los tribunales de Comodoro Py hacen mención a otro hecho que encontró en veredas opuestas al juez y el Presidente. Ercolini fue quien ordenó detener a Cristóbal López y Fabián De Souza y los procesó como partícipes del delito de administración fraudulenta en el caso Oil Combustibles. Entre los documentos de esa empresa, a los que accedió la Justicia, apareció una factura a nombre de Alberto Fernández por $435.000 "aún pendiente de pago" por "asesoramiento en materia penal" a López y a De Sousa. Fernández aclaró que nunca se cobró esa factura, que se anuló, porque no correspondía a Oil Combustibles sino a otras empresas del Grupo. "Era el monto correspondiente a varios meses de asesoramiento a varias empresas, y no tiene nada que ver con asesoría penal a López o a De Sousa, donde no me metería jamás porque está de por medio un juez al que quiero mucho, Julián Ercolini. Solo me involucré para intentar darle una salida a la crisis del grupo, nada más", dijo Fernández a LA NACION cuando todavía era el exjefe de gabinete enfrentado con Cristina Kirchner y trabajaba asesorando a distintas compañías desde su estudio de la avenida Callao.
El año pasado, entre las PASO y las elecciones generales que lo consagraron presidente, Fernández fue el orador principal de un acto en honor a Righi. Para entonces, el cariño ya no existía. "Faltan algunos otros adjuntos que hoy son jueces, pero se olvidaron de todas las enseñanzas de Righi", dijo desde el escenario del Aula Magna de la Facultad de Derecho, en una evidente alusión a Ercolini.
Su llegada a Comodoro Py
Fue con el apoyo de Righi que Ercolini desembarcó en uno de los 12 juzgados federales de la Capital en 2004. Luego de un concurso en el Consejo de la Magistratura, lo nombró Néstor Kirchner, a quien Ercolini sobreseyó meses después en la primera denuncia por enriquecimiento ilícito que tuvo como presidente. Cuando se lo recuerdan el juez aclara que se refería a 23 inmuebles adquiridos por Kirchner antes de que fuera intendente, anteriores a haber asumido como presidente.
Padre de dos hijos, Ercolini es cultor de un perfil bajo y un estilo poco confrontativo. Está casado con Julia Kenny, que hoy está a cargo de la Dirección de Comunicación Institucional del Ministerio Público Fiscal de la Nación.
Ercolini fue por mucho tiempo uno de los interlocutores principales de Comodoro Py con la Corte Suprema, cuando la presidía Ricardo Lorenzetti. Durante años, la crítica más dura que recibió lo acusaba de un manejo cansino de los tiempos judiciales. Elisa Carrió, que denunció en 2008 una gigantesca asociación ilícita del kirchnerismo -denuncia que motivó una larga megacausa en su juzgado-, presentó una acusación en su contra ante el Consejo de la Magistratura.
Con la detención de Ricardo Jaime, ordenada en 2016, Ercolini se convirtió en el primer juez que encarceló a un funcionario kirchnerista por corrupción, pero el primer gran cruce con el kirchnerismo lo tuvo por el caso Papel Prensa. Ercolini se negó a hacer lugar a un pedido fiscal para indagar a los dueño de Clarín y LA NACION por la compra de la empresa, una de las causas judiciales que más empujó el gobierno de Cristina Kirchner.
La vida profesional de Ercolini empezó en la Justicia en 1982, en San Martín, y en 1994 ingresó a la Cámara Federal de la Capital como relator del juez Horacio Vigliani. Tras un breve paso por la Oficina Anticorrupción, volvió a tribunales como secretario letrado de la Secretaría Penal de la Corte Suprema. De ahí pasó a Comodoro Py en 2004. Juró con otros tres jueces que integraron esa camada de renovación de la justicia federal de instrucción: Daniel Rafecas, Ariel Lijo y Guillermo Montenegro, hoy intendente de General Pueyrredón.
Ercolini sigue siendo profesor de Derecho Penal de la UBA, donde dirige la carrera de especialización en Administración de Justicia. Y a partir de la semana próxima, además de su juzgado, tendrá a su cargo el que ocupó Canicoba Corral, que se jubila.
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