El recuerdo de la esposa del primer militar que cayó en las islas: “Cuando mi marido fue a Malvinas no tenía ni borcegos”
Cristina Naury de Giachino recuerda a su esposo, el capitán Pedro Edgardo Giachino, que fue abatido cuando exigía la rendición del gobernador británico, en la operación de desembarco del 2 de abril de 1982
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“Mamá, en la tele están mostrando la foto de papá”. En el momento en que dos oficiales de la Armada se acercaban a su casa, en Puerto Belgrano, para comunicarle que su esposo, el capitán de fragata Pedro Edgardo Giachino, era el único militar argentino caído en la recuperación de las Islas Malvinas, la señora Cristina Naury de Giachino veía cómo sus hijas Vanesa y Karina, de 9 y de 8 años, llegaban en ese momento del colegio.
“Yo no sabía que iba a Malvinas. Me dijo que se iba a un ejercicio. Lo despedí el 28 de marzo, un domingo, creyendo que se trataba de una actividad de campaña, pero noté que abrazó y besó a nuestras hijas con intensidad”, reveló, en una entrevista con LA NACION. Se enteró de que la misión era en las islas al día siguiente, cuando se lo comentó un compañero de promoción de su esposo, a quien ella fue a consultar por un problema en un neumático de su Renault 6.
Hoy recuerda con orgullo a su esposo militar, que encontró la muerte a los 34 años, al rodear la casa del gobernador británico en las islas Rex Hunt, e intimar su rendición, y no puede ocultar su desencanto con la Armada. Conoce las dificultades con las que conviven los oficiales y suboficiales y no olvida que para ir a Malvinas ella tuvo que hacerle un remiendo a sus borceguíes.
Situaciones dolorosas tras la partida de su esposo enfrentó la señora de Giachino, que reside en Mar del Plata, donde ambos se conocieron. Contó que, al poco tiempo de la muerte del capitán, las autoridades navales le pidieron la casa que su familia ocupaba en el barrio Quiroga de la Base Naval de Puerto Belgrano, por lo que debió salir a buscar una nueva vivienda. “No me sentí muy acompañada”, confesó, aunque se identifica con la causa Malvinas. Con igual distancia, le parece “un disparate” que el Gobierno concentre en Tecnópolis una de las celebraciones oficiales por los 40 años de Malvinas.
Acostumbrada a convivir con el sufrimiento –enviudó a los 32 años-, el año pasado soportó la partida de su hija Vanesa, a raíz de un cáncer. Hoy le gusta disfrutar de sus cinco nietas, mientras prepara material para rendirle homenaje a su esposo en un futuro libro.
-¿Usted sabía que el capitán Giachino iba a Malvinas?
-Me enteré después de que se había ido. Me lo dijo a la mañana siguiente un compañero de su promoción., a quien fui a ver porque tenía un problema con un neumático. Me preguntó cómo me había ido con Pedro y me comentó: “¿Sabés que se fue a Malvinas?” Yo creí que era una broma. No pude despedirlo como hubiera deseado. Nos abrazamos y nos dimos un beso, pero no imaginaba que no lo volvería a ver. El día anterior, Pedro había recibido unas cajas con equipos de uso militar, algo no tan habitual, pero que no me llamó tanto la atención. Cuando lo vinieron a buscar, las cargó en el jeep.
-¿Cómo se enteró de su muerte?
-Unas 50 familias de militares vivíamos en el Barrio Quiroga. El 2 de abril celebramos todos la recuperación de Malvinas. Nos reunimos las vecinas y preparamos cintas celestes y blancas para repartir entre los autos. Tomamos café en casa y al mediodía se estacionan frente a mi casa dos vehículos con el capitán Mario Bilesio, compañero de promoción de Pedro, y otros dos oficiales, que venían en representación del Comando de Infantería de Marina, para comunicarme que había un fallecido, en Malvinas pero no me dijeron de entrada que era Pedro. Tardé en reaccionar y, en ese momento, mis hijas llegaban del colegio y venían diciendo que habían visto en TV “la foto de papá” y que hablaban de él. En ese momento me cayó la ficha. Me descompuse y me internaron. Pasé momentos malos.
-¿Cómo era Giachino? ¿Cómo lo recuerda?
-Era un hombre perfecto, por eso Dios se lo llevó. Inspiraba optimismo y seguridad, no imaginaba que algo le podía pasar. Era un padre ejemplar, un esposo muy compañero, compinche y buenmozo. Jamás una palabra grosera, un hijo ejemplar. Tenía carácter, pero bien aplicado.
-¿Se sintió acompañada por la institución militar?
-No tanto. Algunos compañeros de Pedro se acercaron. Pero, al poco tiempo , me pidieron en la Armada que dejara la casa de Puerto Belgrano. Tuve que salir con mis hijas en el Renault a buscar una vivienda en Mar del Plata, sin tener en claro cuáles iban a ser mis ingresos por la pensión. Fue durante el gobierno de [Raúl] Alfonsín. A la mañana las casas valían 5 pesos y, a la noche, 15. En esa época, además, mi hija Vanesa necesitaba una medicación que se traía de Japón y era muy cara. En la Dirección de Bienestar de la Armada no me ayudaron. No le debo nada a la Armada.
-¿Le rindieron homenajes?
-En Mar del Plata hay un colegio que lleva el nombre de Pedro Edgardo Giachino y siempre lo recordaban el 2 de abril. Pero hoy está todo muy politizado. Me enferma que laven el cerebro. Le buscan manchas a San Martín, destruyen la historia. Lo que hemos aprendido en la escuela lo van destruyendo. Muchos chicos no saben escribir. No sé cuál será el futuro.
-¿Cómo ve hoy a las Fuerzas Armadas?
-Las Fuerzas Armadas están desmanteladas. Pero no es algo nuevo. Ya cuando mi marido fue a Malvinas no tenía ni borcegos. Tuve que ponerle plantillas de otros zapatos. Él mismo sacó la correa de los prismáticos para llevarla en la ametralladora. ¡Por Dios!... Los gobiernos que hemos tenido”.
-¿La celebración por los 40 años es una reivindicación?
-Ya no se recuerdan las Malvinas. En Buenos Aires se hace un acto central en Tecnópolis. ¿Cómo se va a hacer ahí? Es una falta de respeto. No tendría que haberse aceptado. En Mar del Plata, donde descansan los restos de Pedro, no se hace nada. Son 40 años. No sé si es por temor a [Fernanda] Raverta o a [Axel] Kicillof.
-¿A usted cómo le gustaría que se lo recordara?
-Vamos a hacer un libro, que no va a salir a la venta y en el que me ayuda Nelson Durante. La idea es mostrar desde la niñez de Pedro hasta el 2 de abril. Seleccionamos fotos, voy contando anécdotas, su carrera militar, su vida familiar, vivencias compartidas. No se va a lucrar con el libro. Que vean que dio su vida por la patria.
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