El radicalismo espera el resultado en Córdoba con la mira en la Convención
El radicalismo aguarda con idénticas dosis de expectativa y de temor el veredicto del 12-M, las elecciones de hoy en Córdoba , cuyo resultado será crucial en el debate que se desatará dos semanas después en la Convención Nacional, donde el partido discutirá su permanencia en Cambiemos y bajo qué condiciones.
Puertas adentro de la UCR hay pocas dudas de que Juan Schiaretti, candidato a la reelección, será el claro ganador de la contienda. La incógnita es por cuántos puntos aventajará a sus dos rivales radicales, Mario Negri y Ramón Mestre, que compiten separados. Los sondeos anticipan un triunfo aplastante del peronismo: malas noticias no solo para el Gobierno, sino también para el radicalismo cordobés, que avizora que en el arrastre podría hasta perder su dilecta capital de Córdoba, la segunda ciudad más importante del país.
Los augurios no son alentadores para la UCR: sus candidatos ya cayeron en Neuquén y Río Negro, y sufrió una dura derrota en las elecciones primarias de Santa Fe, incluso en la ciudad capital, uno de los baluartes del partido. Córdoba seguiría el mismo derrotero. Sin embargo, en la UCR la atención no se focalizará tanto en los resultados generales de la elección, que ya están cantados, sino más bien en cómo se posicionarán en el podio Negri y Mestre, a cuánta distancia se ubicarán de Schiaretti y, más definitorio aún, qué ventaja se sacarán entre ellos dos. Estos datos serán claves en la discusión de la Convención Nacional del 27 de mayo en Parque Norte.
Las hipótesis son, básicamente, dos. Una, que Negri se sitúe segundo detrás de Schiaretti y que su candidato a la intendencia de Córdoba, Luis Juez, logre la hazaña de retener la capital. Este es el resultado que mejor le sentaría a la Casa Rosada, perdida por perdida la gobernación de Córdoba. Negri es un hombre de confianza del presidente Mauricio Macri y del círculo áulico que lo rodea. De hecho, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, viajaron a Córdoba para respaldar a Negri en el tramo final de la campaña.
Negri y otros dirigentes importantes del partido son firmes defensores de la alianza con Pro y la Coalición Cívica en Cambiemos sin la incorporación de nuevos actores. Son los que apuestan a todo o nada por la reelección de Macri en un escenario de polarización con el kirchnerismo. En este punto Negri se diferencia de su rival, Mestre: el actual intendente de Córdoba, que supo resistir los reclamos de la mesa nacional de Cambiemos para que baje su candidatura a la gobernación en favor de Negri, marcó distancia de la Casa Rosada e insiste en que Cambiemos debe ampliarse a otras fuerzas políticas con vistas a las elecciones presidenciales.
Aquí viene, entonces, la segunda hipótesis que el radicalismo baraja: que Mestre se imponga sobre Negri y se ubique segundo en el podio. Esta sería la mejor noticia que podría recibir el sector díscolo del radicalismo, aquel que pretende dar de baja a la alianza Cambiemos tal como hoy está planteada. Estos dirigentes, entre quienes se cuentan Ricardo Alfonsín, Federico Storani y Juan Manuel Casella, reniegan de la candidatura de Macri e insisten en que el partido debe forzar a que Cambiemos abra sus puertas a otros actores políticos, como Roberto Lavagna.
El jefe del partido, el gobernador Alfredo Cornejo, coincide con estos planteos de apertura de Cambiemos. Es el mismo argumento del diputado Martín Lousteau, que no forma parte de la alianza oficialista, y que Cornejo decidió militar en la próxima Convención del partido. Allí enfrentará la resistencia del sector radical más cercano al Gobierno, cuyos convencionales vendrán fortalecidos si Negri finalmente se impone sobre Mestre este domingo.
Cornejo es consciente de la dificultad de ampliar Cambiemos a otros sectores, en particular a Lavagna: el exministro de Economía ya dijo que no está dispuesto a participar de una primaria en Cambiemos con Macri como candidato. El gobernador de Mendoza tampoco simpatiza con la candidatura de Macri (hubiese preferido la de Vidal) y cree que, así planteada la estrategia, la UCR y Cambiemos se encaminan hacia una derrota en octubre.
Con esta certeza, buscará que la Convención de Parque Norte le dé un mandato para negociar con el Gobierno, pero también con otras fuerzas políticas, hasta mediados de junio, cuando vence el plazo para la presentación de alianzas. La velada amenaza de que un sector de la UCR podría arrojarse a los brazos de Lavagna -si es que Schiaretti, triunfante con su reelección, bendice su candidatura y esta cobra vuelo- sería suficiente presión para que el macrismo revea su estrategia, piensan cerca de Cornejo: si este no accede a redefinir Cambiemos, al menos reclamará que haya elecciones primarias -otra vez suena el nombre de Lousteau- o que el candidato a vicepresidente sea radical.
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