El proyecto de Milei incluye una reforma electoral de alto impacto: propone el sistema de “circunscripción uninominal”
Divide el territorio de cada provincia en tantas partes como bancas a elegir y en cada una se elije a un único representante; evita la “lista sábana” pero perjudica a los partidos chicos; la iniciativa del Presidente también deroga las PASO
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Además de cientos de otorgarle delegaciones legislativas al Poder Ejecutivo y proponer profundas desregulaciones económicas, el proyecto de “ley ómnibus” de Javier Milei contiene una reforma electoral de muy alto impacto.
La iniciativa presidencial busca derogar las PASO y modificar la composición de Diputados y la representación de las provincias en la Cámara baja. Además, el proyecto impulsa un cambio profundo en el modelo de representación popular ya que busca pasar a un sistema de elección por “circunscripciones uninominales” para la designación de diputados nacionales, bajo el argumento de evitar las llamadas “listas sábana”.
Por último, el proyecto busca introducir modificaciones en el financiamiento de las campañas, en la difusión de los spots electorales en medios audiovisuales y en la publicación de encuestas y sondeos de opinión en época electoral.
En el temario que Milei envió al Congreso, en tanto, figura el proyecto de boleta única papel que ya tuvo media sanción en Diputados con el objetivo de que el Senado lo trate durante las sesiones extraordinarias. Ese proyecto elimina la llamada boleta “sábana partidaria” y la sustituye por una que concentra toda la oferta electoral. Se presume que este sistema reduce la cantidad de fiscales y agiliza el escrutinio.
Circunscripciones uninominales
El modelo de “circunscripciones uninominales” , que sigue el estilo anglosajón, estuvo vigente en la Argentina a principios de siglo XX, entre 1902 y 1905. Fue impuesto por el entonces presidente Julio Argentino Roca -reivindicado por el actual mandatario- y derogado por su sucesor, Manuel Quintana. Hoy se vota así en países como Gran Bretaña y los Estados Unidos, pero no en América Latina.
El sistema de elección por circunscripciones uninominales implica dividir el territorio de cada provincia en tantas partes o circunscripciones como bancas a elegir en la Cámara baja. Cada partido político, entonces, presentaría un único candidato por cada circunscripción y en cada una de ellas se elegiría a un único representante por simple mayoría.
Se trataría de un giro copernicano respecto al sistema de votación argentino actual, que es de representación proporcional, donde los partidos o coaliciones presentan una lista de candidatos al Congreso en cada provincia y los cargos se reparten proporcionalmente (mediante el sistema D’Hondt) de acuerdo al porcentaje de votos obtenidos por cada frente político.
“Cada distrito se dividirá en un número de circunscripciones igual al número de diputados que se eligen. Cada elector votará solamente por una lista integrada por un candidato titular y un candidato suplente que deben ser de diferente género”, dice el artículo 158 del proyecto enviado por Milei.
Los defensores de este sistema apuntan a la proximidad de los diputados con el territorio que representan y destacan que, con este modelo, todos los que obtienen un escaño en la Cámara baja habrán ganado los comicios a título personal y no como parte de una lista “sábana”.
Los detractores del modelo de elección por circunscripciones uninominales, en cambio, apuntan que este sistema atenta contra la representación de las minorías y de los partidos más chicos que habitualmente obtienen bancas gracias a la suma de los votos que sacaron en todo un distrito mediante el reparto proporcional por sistema D’Hondt. Además, algunos especialistas apuntan a que podría requerir una reforma constitucional, ya que la Carta Magna considera a las provincias como distritos electorales.
La otra duda que presenta este sistema es cómo se delimitarán las circunscripciones o cómo se dibujarán los circuitos electorales al interior de cada provincia. En los Estados Unidos, donde se vota con este sistema, es cuestionada la maniobra conocida como “gerrymandering” que implica la manipulación en el diseño de las circunscripciones electorales con el objetivo de obtener determinado resultado electoral o beneficiar a un grupo o partido particular.
El proyecto de Milei señala que “la división de los distritos en circunscripciones será efectuada por el Poder Ejecutivo quien deberá tomar como base el censo nacional de 2022 y procurar asegurar que en cada circunscripción no existan diferencias superiores al 3% del número de habitantes”. Agrega que el Gobierno “deberá concluir un proyecto de diseño de las circunscripciones con una anticipación no menor de trescientos sesenta días corridos a fecha de la elección” y que el diseño proyectado será comunicado a los partidos políticos y a la Cámara Nacional Electoral.
Derogación de las PASO
El artículo 451 del proyecto de Milei propone derogar el título II de la ley N° 26.571. Es decir, pide eliminar las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del calendario electoral.
En los últimos años, distintos gobernadores y sectores políticos habían pedido avanzar en ese sentido para comprimir la temporada electoral, reducir los gastos y evitar que se extienda la incertidumbre económica en años impares. Sin embargo, la idea no había terminado de motorizarse ya que asomaba como una maniobra para favorecer a los oficialismos, que habitualmente no dirimen sus candidaturas en internas.
Según fuentes de la Casa Rosada, la idea de derogar las PASO obedece, entre otros puntos, a la necesidad de ahorrar fondos públicos. “En 2023, las PASO le costaron al Estado $9.250 millones de pesos”, alegan en Balcarce 50. Agregan que los partidos políticos “tendrán mayor libertad a la hora de definir sus mecanismos internos de elección de candidatos” y que habrá “un calendario electoral más reducido y eficiente, capaz de reducir la apatía electoral”.
Financiamiento
Respecto a la vida de los partidos políticos y al financiamiento de las campañas el proyecto del Poder Ejecutivo modifica cuatro leyes vigentes. Lo más sustancial es que deroga los montos máximos de los aportes que pueden recibir los frentes políticos para su desenvolvimiento institucional y elimina los topes de gastos destinados a la campaña electoral que puede realizar una agrupación política. En otras palabras, los partidos pueden recibir donaciones de privados sin límites y gastar sin techo.
Según el texto, los fondos del partido político deberán depositarse en una única cuenta que ya no será necesariamente en el Banco de la Nación Argentina.
El proyecto elimina los desembolsos que hace el Estado para que las coaliciones puedan imprimir boletas en elecciones. Actualmente, el Gobierno hace aportes a los partidos que permiten imprimir el equivalente a dos boletas y media por elector. Esto permite la supervivencia de los partidos chicos (que suelen tener menor capacidad financiera) aunque también alimenta el “negocio” de los sellos de goma sin representatividad. También reduce los fondos correspondientes al aporte para campañas electorales y al Fondo Partidario Permanente.
La iniciativa de Milei, en tanto, deroga la distribución que hace la Dirección Nacional Electoral de los espacios de publicidad electoral en los servicios de comunicación audiovisual, es decir que se terminaría la difusión de spots de forma obligatoria en radio y televisión. El proyecto, por último, elimina el “Registro de Sondeos de Opinión” y deroga la prohibición de difundir encuestas ocho días antes de los comicios.
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