El Presidente selló acuerdos para ampliar inversiones y acercarse a Europa
Firmó una docena de convenios con Rajoy, que se comprometió a facilitar las tratativas con la UE
MADRID.- Decidido a recomponer la estrategia internacional de la Argentina, el presidente Mauricio Macri selló ayer una alianza política con España para impulsar la inversión extranjera y tender nuevos puentes hacia Europa.
El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy , coronó ayer una semana de gestos diplomáticos hacia su anfitrión argentino y se propuso como un valedor de sus políticas: "Tras unos años difíciles, la relación bilateral ha recuperado vigor y las decisiones económicas del actual gobierno seguramente tendrán un efecto positivo para las inversiones", dijo, al lado de Macri, en una conferencia de prensa en el Palacio de la Moncloa.
Los dos presidentes firmaron una docena de convenios que sellan la reconciliación definitiva después de los conflictos que congelaron la relación en el tramo final del kirchnerismo, sobre todo después de la estatización compulsiva de las acciones de la petrolera Repsol en YPF en 2012.
Por fuera de los acuerdos escritos, Rajoy declaró su intención de convertirse en valedor ante sus vecinos de un acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, un objetivo largamente postergado que la Casa Rosada considera ahora prioritario.
"Creemos que sería muy positivo", dijo. Además, se mostró comprensivo con las dificultades que enfrenta Macri para sacar la economía argentina de la recesión. "Pronto los argentinos verán los efectos beneficiosos de sus decisiones -señaló-. Las reformas a veces son duras y los resultados no se perciben en 24 horas, pero la historia demuestra que cuando uno hace lo que hay que hacer beneficia a todos los ciudadanos."
Rajoy se prodigó en cortesías hacia su invitado en el tercer día de la visita de Estado a Madrid. Lo recibió en la Moncloa con casi todo su gabinete y después organizó un almuerzo multitudinario al que invitó a figuras del mundo empresarial y de la cultura de los dos países. En todo momento quiso marcar un contraste con la hostilidad que signó su trato con Cristina Kirchner.
"Todo el mundo percibe aquí y en Europa que está dando pasos en la buena dirección. La ambiciosa política del gobierno de Macri abre una nueva etapa en la Argentina y en lo que respecta a España seguro permitirá que se incremente la participación de nuestras empresas en la inversión", insistió.
A Macri se lo veía encantado con las odas de Rajoy, un líder conservador al que conoce muy bien desde que los dos eran opositores a los que el grueso de la opinión pública atribuía pocas opciones de llegar al poder. Rajoy jugó con los paralelismos entre el camino dificultoso que atraviesa la gestión macrista y lo que le tocó vivir a él cuando llegó a la Moncloa en plena debacle económica, a finales de 2011. "Mis primeros dos años fueron malos, siguió aumentando el desempleo, tuvimos crecimiento negativo. Pero ya después todo cambió como consecuencia de las reformas que impulsamos", dijo.
Es cierto que él contó con una ventaja: por como es el sistema electoral local, no tuvo que enfrentar unas elecciones decisivas en ese tramo negro de mandato signado por la ruina económica (y los casos de corrupción). Macri, como bien saben los políticos y empresarios con los que se cruza aquí, se expone al desafío de defender su gestión en las legislativas de octubre, en una carrera contra el tiempo para mostrar un repunte en la actividad.
Es una inquietud que mueve a la cautela de los inversores, a pesar de los gestos explícitos de apoyo político, de una magnitud que Macri no había disfrutado desde que ganó la presidencia. En los encuentros que encabezó ayer con las grandes empresas con intereses en la Argentina hubo aplausos y elogios al giro liberal de su administración, pero escasas señales concretas de nuevos negocios.
"Esperamos que con estabilidad macroeconómica y reglas de juego claras se intensifiquen las relaciones bilaterales y la inversión", pidió Macri. Agradeció la voluntad de España de convertirse en "un socio importante" para la integración de la Argentina en un nuevo escenario global, dominado por el proteccionismo de Donald Trump.
Le importaba especialmente llevarse de Madrid un compromiso oficial de que Rajoy abogará en Europa por el acuerdo de libre comercio UE/Mercosur, que causa resistencia en países con un fuerte lobby agroindustrial, como Francia, Polonia e Irlanda. "La etapa de incertidumbre que vive el mundo es una oportunidad para avanzar", enfatizó. Su anfitrión asintió: "España pondrá todo su empeño para que este acuerdo sea una realidad en un plazo razonable".
Macri concedió ante una pregunta que "falta mucho" para confirmar la recuperación del país. Su voluntad, añadió, es "construir confianza" para que llegue más rápido. Consideró que la inflación "es el obstáculo más grande para salir adelante", en un llamado a los gremios para que acepten topes de aumentos salariales por debajo del 20%.
El espaldarazo de Rajoy completó un círculo virtuoso para el Presidente en Madrid. El día anterior el rey Felipe VI había dicho que "aplaudía" sus reformas económicas, después de recibirlo con honores y agasajarlo con una cena de gala en el Palacio Real. Ayer fueron juntos a inaugurar la feria de arte contemporáneo ARCO y se despidieron por la noche en un ágape brindado por Macri en el Palacio Real del Pardo, al que también asistió Rajoy.
Tan contento estaba Macri que tomó el micrófono y amenazó con ponerse a cantar. Era sólo una broma, aclaró cuando vio que los reyes parecían mirarlo como si lo hubieran tomado en serio.
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